jueves, 20 de agosto de 2015

1,2,3… PROBANDO, PROBANDO

www.rutadelvinoriberadelduero.es
Gracias a mi oficio de sommelier, tengo la posibilidad de catar muchos vinos diferentes cada semana. Una tarea a veces algo rutinaria, pero que resulta muy gratificante.

Esta actividad me permite tener una visión privilegiada del mercado del vino nacional, y descubrir de vez en cuando esas “perlitas ocultas” que vale la pena investigar.

En esta selección hay tres vinos que fueron novedades para mí, así como tres “clásicos” que volví a probar luego de mucho tiempo. Todos me resultaron sumamente atractivos, y -a pesar de no ser baratos- creo que están bien ubicados en su segmento de precios.

Si se reconocen entre los enófilos más curiosos, no dejen de probar algunas de estas sugerencias: 

Cavas de Crianza Chardonnay 2014 ($105): A veces, la mejor palabra para definir un vino es simplemente “rico”. Tal es el caso de este blanco mendocino sencillo y de trago amable, elaborado por la pequeña bodega familiar Clos de Chacras (Lujan de Cuyo). Un vino de aromática fresca y juvenil, donde se perciben evocaciones de manzanas, peras y algunos toques melosos. En la boca es liviano y de paso vivaz, de sabor frutado, con acertada acidez y modera permanencia. ¡Un Chardonnay para beber varias copas! 

Ji Ji Ji Chenín Blanc 2015 ($140): ¡Este vino es una rareza por donde se lo quiera mirar! Arranca en su nombre, que puede sonar extraño para muchos (aunque no para los fanáticos del grupo musical Los Redonditos de Ricota). Está vinificado con uvas Chenín Blanc de Villa Seca (Valle de Uco), cosechadas tempranamente y fermentadas con la mínima intervención posible. El resultado es un vino chispeante y de silueta delgada, que “rompe los esquemas” de los blancos tradicionales. A la vista tiene una tonalidad verdosa algo turbia, pues no ha sido filtrado para preservar su riqueza aromática. En la nariz ofrece nítidos recuerdos herbáceos y cítricos; que continúan en una boca gustosa y veloz, con leve “petillant” (presencia de gas carbónico remanente de la fermentación), acidez vibrante, moderado grado alcohólico (10,5%) e interesante persistencia. No es un producto fácil de hallar en las góndolas locales, pero sin dudas amerita el esfuerzo de la búsqueda. ¡Un blanco único, ideal para acompañar sushi o comida peruana!

Gérôme Marteau Reserva Merlot 2010 ($130): Me encanta este vino rionegrino, lo sigo hace varias cosechas y creo que tiene mucho para entregar por su precio. Un tinto elaborado en pequeñísima escala por la bodega de la familia Marteau, en la localidad rionegrina de Gral. Fernández Oro. Brinda un perfil aromático profundo y sobrio, donde se distinguen perfumes de frutas pasas, especias y singulares sensaciones minerales. Al probarlo se lo percibe sabroso y seco, de cuerpo medio y paso franco; redunda en sabores terrosos, con acidez equilibrada, taninos suaves y moderada persistencia. ¡Para volver a disfrutar de los grandes Merlot de nuestra Patagonia!

Benegas Don Tiburcio 2010 ($188): Un “histórico” de la prestigiosa bodega lujanina, que a mi entender representa el sempiterno gusto argentino en vinos tintos. Un corte de uvas bordelesas (50% Malbec, 20% Cab. Sauvignon, 20% Cab. Franc, 5% Petit Verdot y 5% Merlot), criado durante 10 meses en roble francés y estibado en botellas un par de años antes de salir al mercado. Un tinto suculento y de gran presencia, con múltiples aromas  donde se insinúan las frutas rojas y negras maduras, las especias, los intensos trazos balsámicos -anís, eucaliptos- y los sutiles dejos avainillados aportados por las barricas. Al llevarlo a la boca es un tinto potente y recio, de paso franco, que refrenda los sabores frutados, con balanceada acidez, taninos firmes -pero bruñidos por la estiba- y una largo post-gusto. ¡Vinazo, para descorchar en un asado con tus amigos del alma!

Budeguer Extra Brut ($130): Si bien la bodega tiene este producto en el mercado hace más de un año, recién tuve la posibilidad de degustarlo en estos días. Un espumoso de notable calidad, en un valor de mercado muy competitivo. Fue elaborado por el método champenoise de segunda fermentación en botellas, con un corte de uvas Pinot Noir y Chardonnay. Propone una paleta aromática diáfana, donde las reminiscencias frutales se combinan sabiamente con notas de panadería y frutas secas. En la boca es gustoso y seco, de “perlage” elegante, con equilibrada acidez y grata persistencia. ¡Un espumoso para tener siempre en la heladera y no privarse de ningún brindis!

Nieto Senetiner Grand Cuvée Brut Nature ($195). Otro vino burbujeante mendocino que pude disfrutar en estos días y que -a pesar de haberlo probado en varias ocasiones- me volvió a sorprender por su complejidad y finura. Un espumoso rosado (técnicamente un “blanc de noirs”, o sea un blanco de uvas tintas) realmente magnífico, elaborado también por el método champenoise, pero en este caso con un acertado ensamblaje de uvas Pinot Noir y Malbec. Regala una nariz prístina y fragante, con nítidos aromas de frutas rojas acidas, levadura fresca y tonos tostados; que dan paso a una boca sabrosa y agradablemente seca, con burbujas delicadas, acidez refrescante y larga permanencia. Un producto que a mi entender vale cada peso pagado, siendo una excelente compra. ¡Perfecto para celebrar una ocasión especial!

¿Y ustedes, que han probado de nuevo este último tiempo?

***** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico *****

jueves, 6 de agosto de 2015

APROXIMACIÓN A LOS VINOS PARAGUAYOS

Como “no puedo con mi genio”, y los vinos no son sólo mi trabajo sino también mi pasión, aproveché el receso invernal para visitar Asunción e investigar un poco sobre los vinos paraguayos. 

Afortunadamente, mi esposa comparte conmigo el placer de viajar, así que fue muy sencillo coordinar el viaje.

Aquí una breve reseña de lo que pude averiguar y probar. Seguramente hay más para decir de los vinos “guaraníes”, pero eso requerirá de nuevas visitas…

Breve historia del vino paraguayo:

Verdaderamente, no hay mucha información sobre los vinos del Paraguay. Antes de viajar -e incluso después- estuve buscando en la web, pero es muy poco lo que hay disponible.

Se sabe que la vid y el vino llegaron al actual territorio de Paraguay con los sacerdotes Jesuitas. Algunos registros documentales del siglo XVIII mencionan la importancia de la industria enológica en el país durante ese período. Tan grande parece haber sido la escala de producción -al menos para la época- que los vinos paraguayos incluso llegaron a abastecer a la Ciudad de Buenos Aires colonial.  

La infausta Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), con su reguero de muerte y destrucción, devastó la economía nacional poniendo fin a la incipiente producción vitivinícola paraguaya.

Recién para 1908 un inmigrante alemán llamado Carlos Voigt intenta nuevamente la industrialización del vino, instalándose en el departamento de Guairá (centro-este del país) e importando viduños desde Brasil y Europa. Aunque no tuvo el éxito esperado, debido principalmente a la inestabilidad política y económica de ese período histórico, se lo sigue considerando el “padre” del vino paraguayo.

Otro compatriota germano llamado Werner Siebold Ereck retomó la vitivinicultura en los años 40`, con algo más de suerte que su antecesor. Logró aclimatar nuevos cepajes finos al clima paraguayo, obteniendo productos de notable calidad.

Desafortunadamente, los vaivenes de la economía -asociados básicamente a los golpes de estado y gobiernos de facto que se sucedieron entre las décadas del 60`y 90`- desalentaron la producción agroindustrial, haciendo que se abandonen la mayoría de los viñedos.

Con la anhelada vuelta a la democracia, en la última década del siglo XX, se comienza la recuperación de la industria del vino paraguayo. No hay registros oficiales, pero se dice que para esta época llego a haber 3000 hectáreas de vides. 

El vino en Paraguay hoy:

No he podido encontrar estadísticas oficiales sobre la superficie implantada ni la producción nacional. 

Por comentarios de productores, aparentemente existirían apenas 150 hectáreas plantadas, que podrían llegar a dar este año 480.000 kg de uvas. 

Los viñedos están concentrados en las localidades de Yegros, La Colmena y Colonia Independencia (departamentos de Caazapá, Paraguarí y Guairá, al centro-este del país). La mayor parte de la producción está manejada por bodegas cooperativas, que elaboran solamente vinos comunes.

Hasta donde pude investigar, sólo el inmigrante alemán Gerhard Bühler se ha propuesto explotar el potencial vitivinícola del Paraguay. Desde 1997 trabaja incansablemente para elaborar vinos de buena calidad aún con las limitaciones agro-ecológicas que le impone el terruño (baja altura sobre el nivel del mar, suelos ricos en materia orgánica, altas temperaturas, régimen de lluvia abundante).

Es difícil hablar de calidad de las añadas en una zona tan novel, aunque se dice que las cosechas 2002 y 2008 fueron las mejores de las que se tiene registro.

Consumo de vinos:

Con Alejandro Sciscioli, de Parawines.com
Estadísticas externas[i] señalan que el consumo de vinos en Paraguay alcanza apenas los 3 litros per cápita anual, mientras que otras fuentes periodísticas[ii] lo sitúan en alrededor de 6,5 litros. Ambos fuentes si coinciden en que estas cifras están en franco crecimiento.

Solamente para comparar, se menciona que el consumo de cerveza sobrepasa los 43 litros/habitante/año.

El vino paraguayo representa un pobre 12% del consumo total de vino del país. El otro 88% de la demanda interna se satisface con la importación. Las góndolas de las vinotecas rebosan de vinos de todo el mundo. La libertad cambiaria y los regímenes aduaneros flexibles hacen que los vinos extranjeros sean muy accesibles. Incluso los supermercados y almacenes ofrecen una variada selección de etiquetas internacionales. 

Según Alejandro Sciscioli, editor de Parawines.com y gran conocedor local, las importaciones de vino las lidera Argentina con un 50% de participación en volumen, le sigue Chile con un 30% y el resto del mundo se reparte el último 20% (Francia, Italia, España, Brasil). Si consideramos las importaciones en valor monetario, en este caso Chile supera levemente a la Argentina. 

Sinceramente, los vinos comunes paraguayos dejan bastante que desear. Son abocados, de aromas indefinidos, con alta acidez y cierto desbalance en sus taninos. Por lo que pude indagar de manera “empírica” entre los consumidores (taxistas, dependientes de comercios, choferes de ómnibus, personal del hotel, etc.), los vinos locales no son muy apreciados. La mayoría indicó que prefería siempre adquirir vinos importados, aún en precios más altos. Quienes reconocieron beber los vinos del país, mencionaron que usualmente los consumen mezclados con jugos o gaseosas, en lo que llaman “juguito”.


[i]  ICEX – Instituto del Comercio Internacional  (España).
[ii] Diario ABC Color (Paraguay)

Gerhard Bühler:

Con Gerhard Bühler y amigo
Gerhard Bühler, ó el “alemán loco” como escuche a alguien por allí, es el responsable de producir los únicos vinos de calidad que ofrece hoy la República de Paraguay.

Gerhard es un hombre grandote y rubio. Tiene el hablar pausado y el trato cordial, así como una vitalidad y optimismo realmente envidiables. Al conocerlo un poco más, se descubre su personalidad sencilla y su gran sentido del humor.  

Jubilado de Deutsche Telekom AG, podría haber optado por un plácido retiro en las soleadas costas del Levante español; pero en vez de ello, decidió instalarse en solitario en el interior del país. Con la disciplina y tozudez característica del pueblo teutón, Gerhard ha decidido dedicar sus últimos años a la industria vitivinícola.

Llegó a Paraguay a mediados de los 90` por recomendación médica (debido a sus problemas lumbares). En el año 1997 adquirió una pequeña finca en la zona de Colonia Independencia, que ya contaba con algunas hileras de viñedo. Comenzó a elaborar sus propios vinos en 1998, comprando uvas a terceros en las primeras cosechas.

Mientras tanto, se hizo traer sarmientos desde su tierra natal (de cepajes como Riesling, Sylvaner, Dörnfelder, etc.) para experimentar con su aclimatación. En la actualidad posee 2 hectáreas propias implantadas con uvas finas, que le permiten vinificar unas 4000 botellas al año -y vender también algo de uva a otras cooperativas de la región-.

Con una predisposición y desinterés que merecen ser destacados, Gerhard dedicó un día entero para llegarse hasta Asunción y hacerme probar sus vinos. Manejó casi 200 km -más otro tanto luego para volver- solamente para que yo descubriera sus productos. ¡Sin dudas un acto de generosidad enorme, que no olvidaré fácilmente y espero poder devolver en algún momento!

Los vinos Bühler:

Los vinos Bühler (originalmente llamados “Vista Alegre”, aunque nadie los pedía por ese nombre) son productos sencillos y honestos, de elaboración 100% natural. Sólo se comercializan en la bodega y sus alrededores, a un precio aproximado de U$D 10.

A pesar de estar vinificados de manera casi artesanal y en pequeña escala, muestran una buena calidad y ausencia de defectos (al menos en las muestras que yo pude probar).

Los vinos catados comparten ciertas características particulares, que podríamos asociar al terruño (como ya mencionáramos, la zona de producción impone variados desafíos climáticos). Destacan como seña particular en todos los casos su cuerpo ligero, color tenue, marcada acidez, moderado grado alcohólico (12%) y ciertos aromas “foxy”.



Mis notas de cata fueron las siguientes:

Bühler Blanco 2014 (Corte de Riesling, Sylvaner y otras cepas blancas): Color amarillo subido, con reflejos dorados. Aromas sencillos y directos, entre herbáceos y resinosos. Liviano en boca, elevada acidez, sutil amargor final y persistencia breve.

Bühler Blanco 2002 (Corte similar al anterior, botella guardada): Muy interesante. Color dorado ambarino. Aromas limpios con recuerdos de miel, nueces y pasas de uva. Boca estructurada, sabrosa y plena, acidez perfectamente integrada y larga permanencia.   

Bühler Moscatel 2013: Color amarillo pálido, con reflejos verdosos. Liviano y muy fragante, con reminiscencias florales, frutales y resinosas. Sencillo y veloz en boca, levemente dulce pero con la acidez que balancea y lo hace muy bebible.

Bühler Dörnfelder 2014: Color rojo violáceo de mediana intensidad. Aromas algo indefinidos, que se mueven entre lo terroso y especiado. Simple y fluido en boca, con sabores frutados, acidez vivaz, taninos imperceptibles y persistencia media.

Bühler Cabernet Sauvignon 2014: Otro vino bastante interesante, que ofrece además una buena tipicidad varietal. Color rojo intenso. Evocaciones especiadas, minerales y algo de frutas pasas. Agradable y sencillo en la boca, de sabor levemente “picante”, con acidez presente, taninos apenas rugosos y moderada permanencia.

Bühler Cabernet Sauvignon 2008 (Botella guardada. Según su autor, el mejor vino que logro elaborar hasta el presente. Ostenta en la etiqueta una medalla de plata del prestigioso concurso “Berliner Wein Trophy 2010”, siendo actualmente el único vino paraguayo premiado en una competición internacional). Color rojo profundo, de ribetes amarronados que denotan su evolución. Aromas de envejecimiento, con reminiscencias especiadas y de frutas secas. Potente en la boca, de paso franco y buen grado alcohólico (13,8%), redunda en sabores maduros, con acidez perfectamente integrada y taninos firmes que sostienen una larga persistencia.  

¡Una experiencia muy enriquecedora, que quedará guardada largo tiempo en mi paladar!

Conclusiones:

Sin caer en el falso positivismo, creo que Paraguay tiene hoy todas las condiciones para que su industria vitivinícola florezca. 

El consumo per cápita está en claro aumento; la producción nacional representa un pequeño porcentaje del consumo, por lo que un crecimiento cuantitativo -y cualitativo- de la misma podría llegar a sustituir parte de las importaciones; y, por sobre todo, hay abundante tierra y mano de obra disponible.

Los próximos años dirán si estoy en lo correcto. Espero poder volver allí para cronicar que esto ha sucedido. ¡Salud al vino de Paraguay!

Referencias Bibliográficas:

- Bühler, Gerard. “La producción de vinos en Paraguay. Diario ABC Color [versión digital, consultada el 06/08/2015]. Disponible en internet: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/abc-rural/la-produccion-de-vinos-en-paraguay-1007014.html

- ICEX (Instituto del Comercio Internacional).“El mercado del vino en Paraguay 2014”. OEMV (Observatorio Español del Mercado del Vino). [versión digital, consultada el 06/08/2015]. Disponible en internet: http://www.oemv.es/esp/el-mercado-del-vino-en-paraguay-2014-icex-1107k.php  

- S/D. “15% crece consumo de vinos Premium”. Diario ABC Color [versión digital, consultada el 06/08/2015]. Disponible en internet: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/empresas-y-negocios/15--crece-consumo-de-vinos-premium-625089.html

- S/D. “Vino de Colonia Independencia gana en un concurso de Alemania”. Diario Última Hora [versión digital, consultada el 06/08/2015]. Disponible en internet: http://www.ultimahora.com/vino-colonia-independencia-gana-un-concurso-alemania-n326775.html

- Ulderico Abraham Tommen. “La producción de vinos en Paraguay. Diario ABC Color [versión digital, consultada el 06/08/2015]. Disponible en internet: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/abc-rural/la-produccion-de-vinos-en-paraguay-1007015.html

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martes, 4 de agosto de 2015

CINCO PINOT NOIR QUE SON PURA SEDA

www.mirabeauwine.com
“Es de piel delgada, temperamental, madura temprano. No es una superviviente. Sólo cuando alguien se ha tomado el tiempo de realmente comprender su potencial, puede el Pinot Noir ser percibido en su máxima expresión. Y cuando esto pasa, sus sabores son los más difíciles de olvidar, brillantes, suaves y los más excitantes del planeta”. (Paul Giamatti, en la película “Entre copas”).

Originaria de la fría región francesa de Borgoña (donde todos sus afamados vinos tintos están elaborados con esta variedad), la uva Pinot Noir poco a poco comienza a ganarse un lugar en las copas de los consumidores locales.

Aunque todavía bastante “incomprendida” por muchos bebedores argentinos (quizás demasiado acostumbrados a los tintos potentes y de gran concentración colorante), este cepaje ya se ha abierto paso en las góndolas a fuerza de elegancia y exquisitez. 

Los vinos elaborados con Pinot Noir destacan por su garbo y delicadeza. Poseen baja intensidad de color, aromas sutiles -que se dirimen entre lo frutado, lo especiado y lo balsámico-, con una boca sedosa y de taninos discretos. Esto los hace productos muy  disfrutables y sumamente versátiles para maridar con alimentos. ¡Recomiendo beberlos siempre levemente refrescados, para potenciar su juventud y frescura!

Si quieren probar algunos Pinot Noir que son “pura seda”, aquí van cinco sugerencias:

Alaris Pinot Noir 2014 ($43): No es fácil encontrar la tipicidad varietal de esta esquiva uva tinta en un ejemplar de gama baja; sin embargo este producto de Bodega Trapiche puede ser un interesante acercamiento al cepaje. En copa muestra intensidad colorante baja; en la nariz ofrece aromas frutales simples y directos, con leves trazos herbales. Al levarlo a la boca es ligero, de paso vivaz, con acidez balanceada, taninos imperceptibles y breve persistencia. ¡Buena botella para disfrutar del primer contacto con la cepa! 

Los Clops Pinot Noir 2014 ($74): ¡Otro Pinot Noir mendocino liviano y fácil de beber! En este caso elaborado por la pequeña bodega Los Clops, con uvas de Lujan de Cuyo. Un vino de color rosado resplandeciente; que propone una nariz con aromas de frutas acidas -frambuesas, moras- y algunos recuerdos terrosos; y se apoya en una boca veloz y estilizada, con correcta acidez, taninos delicados y moderada permanencia. ¡Perfecto para descorchar cualquier noche de la semana, acompañando una bandejita de sushi!        

Newen Reservado Pinot Noir 2014 ($82): La Patagonia también ofrece ejemplares de Pinot Noir muy interesantes, como este de la prestigiosa Bodega del Fin del Mundo. Un tinto de tonalidad rosada pálida, con aromas de frutas rojas -frutillas, guindas, cerezas-, más algunos dejos especiados y minerales. En la boca tiene paso ágil y silueta delgada, repite sensaciones frutales, con fresca acidez, taninos suaves y persistencia media-larga. ¡Ideal para beber en un soleado mediodía invernal, junto a una buena paella!
      
Patagón Pinot Noir 2012 ($91): Un Pinot Noir mendocino que podríamos catalogar como “de autor”, vinificado en lotes muy pequeños por el prestigioso enólogo Ricardo González. A la vista se presenta con un matiz rosado tenue; al llevarlo a la nariz regala fragancias de frutas maduras y pasas, con toques balsámicos -anís, eucaliptus- y algo acaramelados (provenientes de un breve paso por roble). En la boca es gustoso, de perfil menudo y paso franco, refrenda sabores maduros, con acertada acidez, taninos mansos y una larga permanencia. ¡Óptimo para escoltar  un pollo o conejo preparado al disco!
  
Ramanegra Reserva Pinot Noir 2011 ($167): Cerramos esta selección con un Pinot Noir mendocino de mayor complejidad y estructura, aunque no por ello menos refinado.  Está elaborado por la mano experimentada del enólogo Bernardo Bossi Bonilla en la  Bodega Casarena (Lujan de Cuyo). Se trata de una partida realmente limitada (3000 botellas), que ha tenido 12 meses de crianza en barricas francesas. El resultado es un tinto de nariz amplia y seductora, con reminiscencias de frutas rojas en licor -cerezas al marrasquino-, unidas a sutiles pinceladas avainilladas y tostadas aportadas por el roble.     Al degustarlo se lo percibe sabroso y equilibrado, redunda en evocaciones maduras, con equilibrada acidez y taninos gráciles que sostienen un largo y grato post-gusto. ¡Pinot Noir para darse un gustito especial, maridándolo con pescados o mariscos grillados!

¿Y para ustedes, cuáles son sus Pinot Noir favoritos?


***** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico *****