miércoles, 10 de julio de 2019

SANTA JULIA POR NATURALEZA (Primera parte)

Hace un par de semanas, por gentileza de Bodega Santa Julia, estuvimos dos días en Mendoza para conocer las actividades de producción orgánica, sustentabilidad y responsabilidad social empresaria que llevan adelante. 


El pequeño grupo, que fue liderado por la Sommelier Nancy Johnson -Brand Ambassador de Bodega Santa Julia- incluyó periodistas y blogueros del vino de Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario y Córdoba.

Hermoso grupo
Fue un viaje enológico bastante atípico pero no por ello menos interesante, donde ni siquiera entramos a la bodega. Todas las actividades se realizaron en las fincas y con personal técnico de la empresa, que supo transmitir con pasión el compromiso de la bodega para “alcanzar los niveles más altos de calidad, mediante prácticas sustentables que contribuyan al cuidado del medio ambiente y siendo útiles para la comunidad en que vivimos”.

NO NOS DA LO MISMO

Bajo el lema “No nos da lo mismo cualquier tierra, cualquier uva, cualquier vino”, la bodega ha lanzado una nueva página web (https://nonosdalomismo.com/) para informar a los consumidores finales sobre todas las actividades de sustentabilidad que viene desarrollando hace años. Julia Zuccardi (tercera generación de la familia propietaria) se ha puesto al frente de esta nueva estrategia de comunicación.

Julia Zuccardi, al frente de la comunicación sobre Sustentabilidad
(Foto gentileza www.losandes.com.ar)
Quizás pocos lo sepan, pero Bodega Santa Julia es el productor de uvas con mayor cantidad de hectáreas certificadas como orgánicas en el país (más de 300 ha en la actualidad y en crecimiento).  De esto hablaré en esta primera parte de la nota.

Además, es una de las primeras empresas nacionales en obtener la exigente certificación internacional “Fair for Life” (2013); que asegura para los empleados condiciones justas de trabajo, salarios dignos, igualdad de oportunidades, educación y promoción social; así como un respeto absoluto por el medio ambiente. De esto otro hablaremos en la segunda parte de la nota.


Debo reconocer, sin vergüenza de decirlo, que no hubiera imaginado que una bodega tan grande -que produce vinos tan “masivos”- pudiera dedicar tanto esfuerzo a la sostenibilidad ambiental y social. Agradezco la posibilidad de este viaje, para “romper” con esa pre-noción tan negativa.

EL VIAJE

PREVIA:

Por horarios de vuelos, llegué a Mendoza la noche anterior -el resto del grupo llegaría a la mañana siguiente-. Fui recibido por Soledad Mayorga y Coti (de marketing de la bodega), además de Pablo Ponce Tiviroli (comunicación externa). Compartimos una cena muy relajada en el mismo hotel, hablando sobre la intensa agenda de actividades que nos esperaban los próximos dos días.

Aprovechamos esta comida para probar las nuevas cosechas de los vinos de la línea Alambrado (Sauvignon Blanc, Malbec y Espumante), así como los nuevos aceites de oliva varietales.



La cena terminó antes de medianoche, pues el cansancio acumulado del viaje -y la expectativa por lo que vendría- nos mandó a dormir razonablemente temprano.

PRIMER DÍA:

Luego de desayunar, nos unimos al grupo que acababa de llegar desde Buenos Aires y fuimos directo hacia la finca Santa Rosa, distante unos 40 km de la ciudad de Mendoza. La misma está ubicada en el departamento de Maipú, a 650 m.s.n.m. y tiene una superficie de 180 hectáreas.

Esta finca es el “bastión principal” de la empresa, pues allí se concentra una buena parte de la actividad productiva (que incluye viñedos, olivares, la bodega principal, la almazara para el aceite de oliva, la pequeña destiladora, una huerta orgánica, la planta de compostaje, el área de lombricultura y la planta de tratamiento de efluentes). También están ubicadas allí las dependencias administrativas de la empresa, así como la notable infraestructura dedicada a la hospitalidad y enoturismo (Centro de Visitas, Bar “Malamado”, Restaurante “Casa del Visitante” y Restaurante “Pan y Oliva”). 



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Nota de actualidad:

La Bodega Santa Julia recibe cerca de 30.000 turistas al año, siendo una de las más importantes del país en esta actividad. Mientras terminaba de escribir esta nota, me entero que la otra bodega de la familia (Zuccardi Valle de Uco) acaba de recibir el Primer Premio en el Concurso “Best Word´s Vineyards 2019”, reconociéndola como una de las bodegas con mejor experiencia enoturística del planeta. 

José Zuccardi recibiendo el premio a la mejor bodega enoturística
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Seguimos con el viaje...

Al llegar a la finca tuvimos un desayuno rápido -para “despertar” a quienes recién llegaban- y comenzamos con la recorrida de viñedos. La propuesta para ese día era aprender sobre Agricultura Orgánica, tomando como base las experiencias que realiza la bodega. En esta actividad fuimos acompañados por el Ing. Agrónomo Edgardo Consoli, Gerente Agrícola del proyecto.

Ingeniero Agrónomo Edgardo Consoli, Gerente de Agricultura
La mañana fría y soleada transcurrió entre hileras de viñedos, hablando sobre los valores de la producción orgánica/sustentable. Me gustó mucho el enfoque humano -apoyado en la viticultura tradicional mendocina- y de neta base científica que se le dio al tema.

Una mañana fría pero de cielo diáfano y soleado, de esas que solo regala Mendoza
Tuvimos explicaciones detalladas sobre labores culturales, cubierta vegetal invernal, lucha pasiva contra heladas, fertilización natural de suelos (con compost y lombrices californianas), fungicidas minerales y tratamiento biológico de plagas. Fue realmente “un lujo” tener a un técnico de tanta experiencia como el Ing. Consoli acompañándonos en este itinerario, oportunidad que aprovechamos al máximo para nutrirnos de conocimientos sobre la temática orgánica.   

Cubierta vegetal invernal
Control biológico de plagas. Feromonas de confusión sexual

Viñedos de más de 30 años
Parral Zuccardi
La charla nos llevó hasta la imponente zona de compostaje, donde la bodega produce más de 6000 toneladas anuales de abono orgánico (reciclando ahí los sólidos remanentes de la vinificación -hollejos y semillas-, el “alperujo” -molienda de aceitunas descartada luego de la producción del aceite de oliva-, los restos de jardinería y todos los residuos vegetales de sus restaurantes, además de guano de vaca externo). La bodega considera imprescindible el uso de compost en viñedos y olivares, para devolverle al suelo la fertilidad que va perdiendo con el paso de los años (recordar que esa finca se explota desde hace más de 40 años). Allí se nos sumó por un rato Horacio Laborde, responsable de la producción de compost, la lombricultura y el cuidado de los jardines; un “personaje” muy querido en la bodega y un verdadero apasionado de la producción sustentable, que nos transmitió generosamente sus experiencias empíricas y técnicas en la materia.

Horacio Laborde
Implemento para remover y airear el compost
El compost debe mantenerse siempre húmedo
Compost ya listo para agregarse al suelo 
Lombrices californianas
La recorrida de la mañana terminó en la planta de tratamiento de efluentes líquidos, donde se procesa el 100% del agua remanente del proceso de vinificación, re-utilizándola luego para el riego de viñedos y jardines. De esta manera, se minimiza la descarga de efluentes residuales y se recupera una considerable cantidad de agua dulce -un bien cada vez más escaso en Mendoza y en el mundo-, permitiéndole a la bodega tener una importante reserva hídrica para los períodos más secos del año.  

Pasada la una de la tarde nos fuimos al Restaurante “Pan y Oliva”, donde disfrutamos de un sabroso almuerzo “de pasos”, maridados con vinos de la línea Santa Julia Reserva. El menú incluyó gran cantidad de vegetales de estación, todos cosechados en la huerta propia. Me quedó el grato recuerdo de unas frescas crepes de rúcula y queso de cabra, así como de una lasagna de carne y verduras realmente exquisita.











La oportunidad se prestó también para degustar la cosecha 2019 del aceite Zuelo Novello, que recién acababa de ser fraccionada y presentaba su nuevo packaging en botella serigrafiada. Zuelo Novello es el primer aceite de oliva del año, que se embotella sin filtrar. Al probarlo ofrece vibrantes sabores herbales, estimulante picor y agradable amargor final.

Zuelo Novello 2019, primer aceite del año... Exquisito !!
La sobremesa se coronó con café y una copa de Animado (un delicado y fragante brandy de uvas torrontés sin añejamiento, que elabora la misma bodega aprovechando su moderno alambique y la disponibilidad de orujos frescos). Nos hubiera gustado seguir un rato más de charla distendida, pero todavía nos faltaban varias actividades por la tarde.

Animado, Fuego de Torrontés (notable brandy joven)
En breve la segunda parte, donde les cuento el resto de las actividades… 

CONTINUARÁ !!

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