y la suprema facultad creadora y transformadora
del hombre”
Jesús Flores (enólogo español)
El vino es fruto del esfuerzo y del conocimiento de los hombres que lo aman.
El vino empieza en el sueño del viticultor, cuando planta laboriosamente el viñedo.
El vino agradece los cuidados que el hombre le prodiga; sufre junto a él las inclemencias del clima, que pueden destruir el trabajo y la ilusión de muchos años en un momento.
El vino nace a fines del verano, en la anhelada vendimia, cuando le paga al cosechero su ardua labor en forma de dorados racimos.
El vino crece en la bodega de la mano de un enólogo; quien guía sus primeros pasos cual si fuera un niño. Jamás lo abandona, si no que lo cuida con esmero hasta su mayoría de edad. Recién allí lo deja libre, para que siga su camino, que lo conducirá a nuestras copas.
¡Gocemos entonces al descorchar una botella de buen vino!
Agradezcamos el trabajo de aquellos que lo soñaron y elaboraron.
Celebremos la magia de la naturaleza y la dedicación del hombre para mejorarla.
¡Brindemos pues estamos vivos y podemos disfrutarlo!
***** Este texto fue escrito especialmente para una carta de vinos realizada en el año 2010 *****
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