Con mucha frecuencia me preguntan: ¿Cual es el mejor vino? Y yo sistemáticamente les respondo lo mismo: El que a uno más le gusta.
En un mundo
tan subjetivo y personal como el del vino, es imposible poder señalar a un sólo
producto como el mejor. Los gustos varían notablemente de persona a persona,
dependiendo de su edad, sexo, cultura y experiencia previa con otros vinos.
Esto hace casi imposible una única elección. Un comerciante norteamericano de
vinos -llamado William Sokolin- afirmaba que el mejor vino es “aquel que se bebe desde el comienzo hasta el final de la botella con una
sonrisa en la boca”.
Beber un buen
vino es un placer, una celebración, un instante único e irrepetible. Esto hace
que también aquellos recuerdos asociados a la bebida -tales como la ocasión o
la compañía- sean tan importantes en la evocación.
Una botella de
vino no es nada sin la circunstancia que la rodea; así que -coincidiendo con el
célebre crítico argentino de vinos Miguel Brascó- me animo a afirmar que “no
existen vinos, sino momentos con él”.
VINO CON TODO
Aun a costa de
parecer un empedernido fanático del sublime elixir de Baco; me atrevo a afirmar
que toda la gastronomía de nuestro país se acompaña muy bien con vino.
No hay dudas
que un asado, un chivito o cordero a la llama e incluso un folklórico locro
“bien pulsudo” van de maravillas con un vino tinto malbec o cabernet sauvignon.
Creo que tampoco hay vacilaciones al momento de poner a la par unas empanadas
salteñas picantes o un plato de humita con un vino blanco torrontés bien frío.
Sacando estos
platos festivos, estoy convencido que también para la comida diaria el vino
puede ser un noble compañero. Así una pizza napolitana, unos spaghetti
bolognesa un clásico lomito de carne o una simple costeleta a la plancha pueden
ser realzados con un vino tinto ligero (elaborado por ejemplo con uvas merlot,
sangiovese o bonarda). Si el plato incluyera pescados o mariscos, entonces el
escolta perfecto será un vino blanco liviano y fresco (elaborado por ejemplo
con uvas sauvignon blanc o viognier).
Si bien estas
sugerencias de armonías pueden ser útiles, nada mejor que el propio gusto
personal para elegir la unión más placentera entre alimentos y bebidas.
Recuerden que el maridaje no es una ciencia exacta; es una actividad lúdica, un
interesante juego de ensayo y error,
hasta encontrar la sublime combinación que más placer nos brinde.
VINO
CON SODA ¿POR QUÉ NO?
Históricamente,
el vino con soda fue la bebida obligada en la mesa de los argentinos. El paso
de los años y el desarrollo de la industria vitivinícola nacional- con la
consiguiente mejora de los productos elaborados- hizo que esta costumbre se
fuera perdiendo e incluso que comenzara a ser “mal vista” por muchos
consumidores.
Sin embargo,
esta manera de consumir la noble bebida no es solamente patrimonio de nuestro
país. En los países europeos, de larga tradición productora, también el vino se
acompaña de agua gasificada. Así tenemos por ejemplo el caso de España, que en
época estival consume ingentes cantidades de “tinto de verano” (combinación de
vino tinto económico con agua gasificada ligeramente endulzada); o de Alemania
y Austria, donde gran parte de su producción vitivinícola se consume a manera
de “spritzer” (mezcla en partes iguales de vino blanco y agua con gas).
Si bien
reconozco que es un despropósito agregarle soda a un producto de gran calidad,
no me molesta hacerlo con un vino más simple y de precio bajo. ¡No tengo
vergüenza en afirmar que en verano
algunas veces me tomo un buen “sodeado” para calmar la sed!
Hay que
fomentar el consumo moderado de vino, como una bebida saludable y natural. Cada
persona elige sin complejos como beberlo, con que acompañarlo y con quienes
compartirlo.
El Vino Argentino
va bien con todo… A disfrutarlo mucho, pero siempre con medida!!
**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico*
**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico*
Roberto, el vino va con todas las comidas posibles, incluso con la pizza prefiero un malcec livianito o un bonarda ante la cerveza.
ResponderEliminarHay que buscar el vino que mas nos gusta y entender que siempre "El mejor vino se bebe con amigos"
Abrazo
Querido FABIÁN:
EliminarCoincido plenamente !!
Aunque a veces "soy infiel" y "le hago" a la cerveza, sobre todo cuando hace calor o tengo sed...
Gracias por comentar !! Abrazo. ROBERTO
Sí que sí, el vino va con todo. Hay que saber elegir para tener mejores resultados, pero sobre gustos...
ResponderEliminarSalute, amigo!
Salud, Amigo ARIEL !!
EliminarGracias por comentar. Abrazo. ROBERTO
Yo no concuedo tanto con lo de "el que a uno más le gusta" pero sé que me meto en un tema complicado (de explicar).
ResponderEliminarTambién creo que el mejor, lo es en un momento, hasta que cambie para peor o otro lo supere.
Respecto al Vino con soda, hace rato que no lo frecuento, pero coincido que no está mal si es con uno de bajo costo. O si no lo fuera y o no viene en buena scopas o está fuera de temperatura (y la soda está bien fría... JaJa!).
Abrazo!
Querido CUERVO:
EliminarEstoy de acuerdo que el gusto por el vino puede cambiar según el momento, la experiencia, etc. Gracias a Dios nuestros gustos cambian... Eso nos permite seguir probando y descubriendo cosas nuevas con frecuencia. Lo importante es degustar y degustar !!
Hacele al vino con soda, que es un buen refresco !! Jejeje
Te mando un abrazo. Nos vemos. ROBERTO