martes, 25 de septiembre de 2012

EL MEJOR VINO


Con mucha frecuencia me preguntan: ¿Cual es el mejor vino? Y yo sistemáticamente les respondo lo mismo: El que a uno más le gusta.

En un mundo tan subjetivo y personal como el del vino, es imposible poder señalar a un sólo producto como el mejor. Los gustos varían notablemente de persona a persona, dependiendo de su edad, sexo, cultura y experiencia previa con otros vinos. Esto hace casi imposible una única elección. Un comerciante norteamericano de vinos -llamado William Sokolin- afirmaba que el mejor vino es “aquel que se bebe desde el comienzo hasta el final de la botella con una sonrisa en la boca”.

Beber un buen vino es un placer, una celebración, un instante único e irrepetible. Esto hace que también aquellos recuerdos asociados a la bebida -tales como la ocasión o la compañía- sean tan importantes en la evocación.

Una botella de vino no es nada sin la circunstancia que la rodea; así que -coincidiendo con el célebre crítico argentino de vinos Miguel Brascó- me animo a afirmar que “no existen vinos, sino momentos con él”. 

VINO CON TODO

Aun a costa de parecer un empedernido fanático del sublime elixir de Baco; me atrevo a afirmar que toda la gastronomía de nuestro país se acompaña muy bien con vino.

No hay dudas que un asado, un chivito o cordero a la llama e incluso un folklórico locro “bien pulsudo” van de maravillas con un vino tinto malbec o cabernet sauvignon. Creo que tampoco hay vacilaciones al momento de poner a la par unas empanadas salteñas picantes o un plato de humita con un vino blanco torrontés bien frío.

Sacando estos platos festivos, estoy convencido que también para la comida diaria el vino puede ser un noble compañero. Así una pizza napolitana, unos spaghetti bolognesa un clásico lomito de carne o una simple costeleta a la plancha pueden ser realzados con un vino tinto ligero (elaborado por ejemplo con uvas merlot, sangiovese o bonarda). Si el plato incluyera pescados o mariscos, entonces el escolta perfecto será un vino blanco liviano y fresco (elaborado por ejemplo con uvas sauvignon blanc o viognier). 

Si bien estas sugerencias de armonías pueden ser útiles, nada mejor que el propio gusto personal para elegir la unión más placentera entre alimentos y bebidas. Recuerden que el maridaje no es una ciencia exacta; es una actividad lúdica, un interesante juego de  ensayo y error, hasta encontrar la sublime combinación que más placer nos brinde.

VINO CON SODA ¿POR QUÉ NO?

Históricamente, el vino con soda fue la bebida obligada en la mesa de los argentinos. El paso de los años y el desarrollo de la industria vitivinícola nacional- con la consiguiente mejora de los productos elaborados- hizo que esta costumbre se fuera perdiendo e incluso que comenzara a ser “mal vista” por muchos consumidores.

Sin embargo, esta manera de consumir la noble bebida no es solamente patrimonio de nuestro país. En los países europeos, de larga tradición productora, también el vino se acompaña de agua gasificada. Así tenemos por ejemplo el caso de España, que en época estival consume ingentes cantidades de “tinto de verano” (combinación de vino tinto económico con agua gasificada ligeramente endulzada); o de Alemania y Austria, donde gran parte de su producción vitivinícola se consume a manera de “spritzer” (mezcla en partes iguales de vino blanco y agua con gas).

Si bien reconozco que es un despropósito agregarle soda a un producto de gran calidad, no me molesta hacerlo con un vino más simple y de precio bajo. ¡No tengo vergüenza  en afirmar que en verano algunas veces me tomo un buen “sodeado” para calmar la sed!

Hay que fomentar el consumo moderado de vino, como una bebida saludable y natural. Cada persona elige sin complejos como beberlo, con que acompañarlo y con quienes compartirlo.

El Vino Argentino va bien con todo… A disfrutarlo mucho, pero siempre con medida!!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico*

6 comentarios:

  1. Roberto, el vino va con todas las comidas posibles, incluso con la pizza prefiero un malcec livianito o un bonarda ante la cerveza.
    Hay que buscar el vino que mas nos gusta y entender que siempre "El mejor vino se bebe con amigos"
    Abrazo

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    1. Querido FABIÁN:
      Coincido plenamente !!
      Aunque a veces "soy infiel" y "le hago" a la cerveza, sobre todo cuando hace calor o tengo sed...
      Gracias por comentar !! Abrazo. ROBERTO

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  2. Sí que sí, el vino va con todo. Hay que saber elegir para tener mejores resultados, pero sobre gustos...

    Salute, amigo!

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  3. Yo no concuedo tanto con lo de "el que a uno más le gusta" pero sé que me meto en un tema complicado (de explicar).
    También creo que el mejor, lo es en un momento, hasta que cambie para peor o otro lo supere.

    Respecto al Vino con soda, hace rato que no lo frecuento, pero coincido que no está mal si es con uno de bajo costo. O si no lo fuera y o no viene en buena scopas o está fuera de temperatura (y la soda está bien fría... JaJa!).

    Abrazo!

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    1. Querido CUERVO:
      Estoy de acuerdo que el gusto por el vino puede cambiar según el momento, la experiencia, etc. Gracias a Dios nuestros gustos cambian... Eso nos permite seguir probando y descubriendo cosas nuevas con frecuencia. Lo importante es degustar y degustar !!
      Hacele al vino con soda, que es un buen refresco !! Jejeje
      Te mando un abrazo. Nos vemos. ROBERTO

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