www.visitingargentina.com |
La ciudad de Colonia
Caroya -y sus alrededores- atesoran una extensa historia vitivinícola, quizás de
las más antiguas e interesantes de nuestro país.
La Compañía de Jesús
comenzó la producción de vino en las primeras décadas del siglo XVII;
principalmente para abastecer la demanda de sus propiedades, pero también para
comerciar. Esta industria pre-virreinal floreció hasta mediados del siglo
XVIII, donde la Orden Jesuítica fue expulsada de los
territorios de la Corona Española.
Debió pasar más de un
siglo, hasta que en 1878 una fuerte oleada migratoria de origen italiano
-friulanos principalmente- se instalaron en la zona, rescatando del olvido las
viejas plantaciones y aportando los nuevos conocimientos y maquinarias llegadas
desde Europa. Este primer contingente -traído por Nicolás Avellaneda- funda la
actual ciudad. La fuerza de trabajo y el tesón inquebrantable de los “gringos” forjaron
una importante actividad productiva, que se mantuvo a pesar de los avatares
económicos y políticos que sufrió el país durante su historia.
La localidad conoció
épocas de máximo esplendor -como en los primeros años de la década del 70´- donde
los habitantes tenían uno de los ingresos per-cápita más altos del mundo. Para
esa época, había 1500 ha implantadas con vides y la Bodega Cooperativa molía más
de 16.000.000 de kilos de uva. Pero también sufrió su destino más aciago, con
las violentas granizadas de los años 1974-1975 y 1985, que devastaron su producción
agroindustrial -y por ende su economía regional-.
La recuperación insumió
casi dos décadas; pero desde medidos de los noventa -y aún más en estos primeros
años del nuevo siglo-, la zona muestra orgullosa su reconversión productiva. Esta
nueva etapa viene liderada por algunos empresarios -como la familia Tay en La Caroyense, pero sobre todo por los pequeños productores artesanales.
Son estos nietos de inmigrantes, que están dispuestos a poner su cuerpo -y su alma-
para recuperar las tradiciones de sus “nonnos”, los que van a escribir un nuevo
capítulo en la historia de la vitivinicultura de Córdoba.
Si quieren conocer algo
de lo que se está produciendo actualmente en Colonia Caroya, aquí seis sugerencias
de buena calidad y precio accesible:
Don
Coco Blanco S/A ($45): El clima de la zona no es
sencillo para la producción de vinos blancos. Sin embargo se encuentran algunas
excepciones, como este notable producto casero elaborado en pequeña escala
-unas 500 botellas- por el incansable viticultor Jorge Silvestri. Un corte de
uvas chardonnay y sauvignon blanc que dan origen a un vino simple y vivaz, que regala
aromas de frutas blancas -y trazos herbáceos-, sumados a una boca sabrosa, de fresca
acidez y buena persistencia para el rango. ¡Blanco ideal para “limpiar la boca”,
junto a una bagnacauda o fondue de queso!
Cavas de Caroya Pinot Noir-Merlot S/A ($25): Un tinto sencillo, de perfil joven y
frutado, sumamente facil de beber. Lo vinifica la Bodega La Caroyense sólo con
uvas locales, así que representa fielmente el espíritu de los vinos mediterráneos
tradicionales. Recomiendo beberlo ligeramente refrescado para su mayor disfrute.
¡Perfecto con una picadita de salame y quesos!
Finca
43ª Merlot S/A ($40): Un buen vino varietal elaborado por los jóvenes hermanos Javier y
Franco Schiavoni, utilizando uvas de la pequeña finca familiar -de apenas 1,5 hectáreas-.
Un tinto casero que sorprende por su limpidez de aromas y sabores. De nariz
frutal madura y levemente vegetal; acompaña con una boca liviana y veloz, de
paso franco, alcohol moderado, correcta acidez y taninos pulidos que sostienen
una breve persistencia. ¡Rico vino para acompañar un asado dominguero!
Don
Coco Frambua S/A ($45): La uva Frambua -también llamada
Isabella o Chinche- es un emblema de los vinos caroyenses, pues la región es
una de las pocas donde su uso continúa autorizado -debido a su larga tradición
de uso-. A pesar de ello, seguramente por modas o apreciaciones erróneas- la variedad
fue casi erradicada de los viñedos durante las décadas de los 80´y 90´.
Afortunadamente algunos productores con visión protegieron las plantaciones
puras de la cepa, para dar origen a vinos únicos como este. Un tinto muy
singular, de baja intensidad colorante y nariz inconfundible. Sus aromas son frutales
nítidos -frambuesas, frutillas-, con algunos dejos herbales, ahumados e incluso
“animales” (característicos de la variedad). En la boca es ligero y fluido,
repite sensaciones frutales, con acidez marcada, taninos imperceptibles y un típico
amarguito final. ¡Un vino diferente, que puede o no gustar pero es imprescindible
de probar!
Caroyense
Piú Pinot Noir ($55): Uno de los pocos vinos espumosos
de producción local, vinificado pacientemente por el experimentado enólogo
Santiago Carlos Lauret. Está elaborado con uvas Pinot Noir de la zona, utilizando
el método tradicional -con ocho meses de reposo sobre sus lías-. El resultado es
una verdadera rareza; un tinto burbujeante de intenso color violáceo, nariz de
frutas ácidas y levaduras, seguido de una boca agradablemente seca, fresca y con
burbujas pequeñas. Un producto realmente bien logrado, que sorprende gratamente
pues no hay muchos exponentes de este estilo de espumosos en el mercado
nacional. Lo imagino ideal para maridar postres o chocolates, en estás frías
noches del invierno que comienza. ¡Vale la pena el viaje hasta la bodega para
comprar unas botellas!
Finca
43ª Merlot Dulce Natural S/A ($65): Me encanta poder
sorprenderme con la innovación aún en la pequeña escala de la producción
artesanal. El mejor ejemplo es este vino casero, del que se hicieron algo menos
de 200 botellas. Un tinto dulce natural elaborado con uvas semi-pasificadas
-cosechadas un mes más tarde de lo habitual- y un breve contacto con madera de roble.
Ofrece sensaciones aromáticas muy golosas; como frutas pasas, café tostado o
chocolate. Sin embargo, al probarlo tiene un dulzor suave y agradable, que se
balancea sabiamente con la acidez y los taninos apenas rugosos; dando lugar a
un vino exquisito para la sobremesa o el café. ¡Otro producto que justifica
llegarse hasta Colonia Caroya un fin de semana, pues se agotará en breve!
Me falta el Finca 43 y completo el álbum... JeJe!!
ResponderEliminarMuy interesantes los Vinos de Colonia Caroya!
CUERVO:
EliminarHaré lo posible por conseguirlos para mi próximo viaje !!
Gracias por comentar.
Abrazo. ROBERTO
Alguno lo conozco y me intriga mucho el Don Coco Frambua, a ver si algún día puedo probarlo!
ResponderEliminarAbrazo
FABIAN:
EliminarTengo ese Don Coco y un par de cosas más para mandarte...
Avisame si querés y volvemos a armar los intercambios !!
Gracias por pasar a comentar !!
Abrazo. ROBERTO