miércoles, 2 de enero de 2019

¿POR QUÉ BEBEMOS VINOS BLANCOS EN ÉPOCAS DE CALOR?

www.marechiaro.es

Más allá de las costumbres o el gusto personal, no hay dudas que los meses de calor son ideales para disfrutar de los vinos blancos (y rosados). Esto no es simplemente moda o capricho, sino que tiene que ver con las características intrínsecas de estos productos.

Los vinos blancos suelen tener una mayor acidez natural, por que se elaboran con uvas cosechadas menos maduras (además de evitarse durante la elaboración la fermentación malo-láctica, técnica que se aplica a otros vinos para suavizar su acerbo). La acidez en boca da vivacidad y sensación de frescura.

Además, estos vinos tienen cuerpo más liviano, pues casi no poseen en su estructura taninos (sustancias que están presentes en el hollejo de las uvas tintas, brindando estructura y volumen a los vinos que de ellas se obtienen). El hecho de ser productos ligeros, aumentan la fluidez y velocidad del paso por boca.

Finalmente, estos dos atributos se refuerzan con la temperatura de servicio. Los vinos blancos -y rosados- se deben ofrecer siempre bien fríos (podría haber alguna excepción con ciertos blancos de crianza en barricas); pues las temperaturas bajas potencian las sensaciones ácidas buenas y aligeran el comportamiento, obteniendo así una mayor refrescancia.

¡Como ven, nada mejor que un rico vino blanco para disfrutar de estas cálidas noches de verano! ¡SALUD!

viernes, 7 de diciembre de 2018

"EL BUEN VINO NO NECESITA RÓTULO" (Anónimo francés)


Con esta noble premisa en mente, la bodega Altos Las Hormigas lanzó al mercado este nuevo vino genérico. La palabra "TINTO" reina sobre la austera etiqueta, prescindiendo de indicar cepas, regiones o categorías legales, en un claro guiño a la sencillez del concepto. 
Al revisar la ficha técnica de la bodega, indica que es un ensamblaje de Malbec, Bonarda y algo de Semillon, todos de la cosecha 2017.
Al probarlo es un vino sencillo y sumamente franco, con la frescura y frutosidad por delante.
Sorprende en primera nariz con evocaciones florales -seguramente aportadas por la porción de uvas blancas usadas-, para luego exhibir frutas roja frescas, herbáles y dejos terrosos.
En la boca tiene entrada amable y paso jugoso, mediana estructura, sabores frutales nítidos, interesante textura en la boca -no relacionada a los taninos, que de hecho están muy pulidos-, refrescante acidez -gran aporte de la Semillon que integra el corte- y agradable final de boca.
¡Un vino rico y "peligrosamente" fácil de beber, que pide más de una copa! ($390)

martes, 27 de noviembre de 2018

AWB DESCORCHA: ROSADOS

www.sud-de-france-com
A pesar de que este año estuve sumamente desconectado del Blog (por cuestiones laborales, de estudio y además por varios viajes), no quería dejar de participar en las notas conjuntas que organizamos con los colegas de Argentina WineBloggers.

Desde hace algo más de un mes -creo que soy el último en publicar, el “peor del grado”-, estamos generando notas exclusivas sobre #AWBDescorcha #Rosados.

Así como el año pasado todos coincidieron que fue el año de los vinos blancos, no tengo dudas en afirmar que este 2018 ha sido el año de los rosados nacionales. La enorme diversidad que llegó al mercado (con uvas clásicas como Malbec, originales como Garnacha, Mourvédre ó Tannat, e incluso con cortes atípicos de tintas y blancas), su salida temprana en el año (para conservar frescura y juventud), el afianzamiento definitivo del nuevo estilo “provenzal” (tonalidades sutiles, cuerpos ligeros casi incorpóreos, acidez vibrante) y la creatividad en el diseño de las etiquetas; me permiten decirles que no dejaremos de sorprendernos con los nuevos vinos rosados que probaremos en 2019 !!

Nobleza obliga, debo reconocer que también hay exquisitos rosados que están en las góndolas desde hace muchos años, que ya son verdaderos “clásicos” argentinos. Entre ellos mis preferidos son Carmela Benegas (de Cabernet Franc), Obra Prima (de Cabernet Sauvignon), Vuelá (de Pinot Gris), Santa Julia (de Syrah), Humberto Canale Old Vineyard y Sylvestra (ambos de Pinot Noir) ó Laborum (de Malbec).

Pero como a todos los enófilos nos gustan las novedades, en esta nota reseñaré algunos de los vinos rosados más novedosos que pude probar en los últimos meses; esos productos que -si no lo han hecho ya- estoy seguro “harán mucho ruido” en el corto plazo.

INDAMA EXOTIC WINE ROSADO DE ISABELLA 2018 ($220)


Arrancamos esta selección con un crédito cordobés, proveniente de Colonia Caroya. Un rosado de la variedad Isabella (también conocida como Frambua o Chinche), que termina de derribar el mito que con esta cepa no se pueden hacer vinos de calidad. Está elaborado por el enólogo Gabriel Campana para la Bodega Terra Camiare. Es un producto de color rosado intenso; su nariz es fragante y bien típica -frambuesas, frutillas y trazos vegetales-, en la boca tiene cuerpo medio, dulzor leve (algo más de 10 g/l azúcar), correcta acidez y persistencia media. ¡Perfecto para servir con aperitivos o postres!


GRAN DELIRIO ROSÉ 2018 ($275)


Un rosado sumamente liviano y etéreo, vinificado por el enólogo Eduardo Olivera Scotti para su proyecto personal. Un original ensamblaje de 90% de Pinot Gris y 10% de Cabernet Franc (unidos directamente en la prensa, con mínima maceración). Tiene una tonalidad rosa bastante pálida; nítidos aromas de flores silvestres y frutitas rojas; con un paso de boca vivaz y refrescante, de final medio. ¡Lo probé con sushi y marida perfecto!


ANDELUNA MALBEC ROSÉ 2018 ($300)


Quizás el más clásico y sencillo de los rosados de esta tanda, está hecho con 100% Malbec de Gualtallary por el enólogo Manuel Gonzáles Bals. Muestra un color rosado-violáceo de intensidad media, que denota su juventud; aromas frutales francos, que tienen su correlato en un boca de entrada amable, estructura ligera, balanceada acidez y grato final. Si bien este rosado existe hace varios años, su etiqueta cambió en esta cosecha a un diseño más juvenil y atractivo. ¡Un rosado muy versátil, que puede ir bien con picadas de fiambres, pastas con salsas suaves e incluso platos con carnes rojas!


QUIETO ROSADO DE CABERNET FRANC 2018 ($315)


Un rosado muy sabroso y original, que llega de la mano del joven enólogo Leo Quercetti. Utiliza uvas Cabernet Franc provenientes de Lujan de Cuyo y Valle de Uco. Exhibe un color rosado subido, con reflejos rojizos distintivos. Al llevarlo a la nariz tiene recuerdos herbáceos, frutales y algo especiados. Continua en una boca de cuerpo medio y paso franco, con entrada seca, acertada acidez y notable persistencia. ¡Un rosado que “se banca” un asado en un mediodía de calor!


ALMA GEMELA MOURVÉDRE ROSÉ 2018 ($470)


Un rosado casi, casi artesanal -apenas 600 botellas- producido por Mariana Onofri con uvas Mourvédre de un viejo parral en Lavalle (Norte Mendocino). Un vino que es toda elegancia, con un packaging sobrio y seductor. De color rosado bien pálido, ofrece una nariz austera con insinuaciones frutales y terrosas. En boca mantiene su garbo y delicadeza, con sabor afrutado, paso veloz, fresca acidez y moderada permanencia. ¡Para la copa del atardecer, cuando todo se convierte en placer!  


PADMA GARNACHA ROSÉ 2018 ($700)


¡Uno de los rosados que más me han gustado este año! Una “obra de arte” del enólogo Cristian Moor, obtenido con uvas Garnacha Tinta cosechadas tempranamente en la zona de Los Chacayes (Tunuyán). Tiene color rosado muy tenue, absolutamente límpido y brillante. Sus aromas son leves y refinados, con reminiscencias de frutas rojas -frambuesas, moras-, flores -violetas- e incluso hierbas -laurel, tomillo-. Al llevarlo a la boca es sutil y vaporoso, casi etéreo; redunda en prístinos sabores frutales, con equilibrada acidez y prolongado final. Mención aparte para el packaging -botella y estuche-, diseñados con singularidad y enorme buen gusto, convirtiendo a este producto en una “pieza de colección”. ¡De esta cosecha han salido al mercado apenas 1800 botellas, así que vale la pena buscarlas antes que se agoten!