El valor que pagamos
por una botella de vino está determinado por múltiples factores. Las bodegas deciden
el precio de venta de sus productos con una complicada ecuación que incluye los
costos netamente “productivos” (rendimientos en el viñedo, cuidados en la
elaboración, añejamiento, embalajes, mano de obra, etc.) así como los
“comerciales” (logística, distribución, financiamiento, marketing, publicidad,
valor de marca, etc.).
En los vinos de precio
bajo, los costos que priman para determinar el valor de mercado son los
productivos. Quien compra un vino de este segmento sabe que está pagando casi
exclusivamente por el valor intrínseco del líquido contenido en la
botella.
Por el contrario, en
los vinos de gamas más altas la injerencia del “valor de marca” (trayectoria de
la bodega, presencia en puntos de venta, imagen de la empresa en la mente del consumidor)
y demás aspectos comerciales toman un papel muy importante en la determinación
del importe final. Cuando alguien compra un vino de precio alto primero está
pagando por un producto bueno -en términos “objetivos” o “de calidad”-, pero
también está solventando el prestigio asociado al consumo del mismo.
El vino es un objeto de
mercado, así que los consumidores lo adquieren no solo por el producto en sí -la
bebida- sino también por una amplia gama de cuestiones subjetivas (gusto
personal, “seguridad” que le brinda la marca, reputación asociada al consumo de
ese producto, etc.).
Dependiendo del poder adquisitivo -y del interés por el vino- que cada consumidor tenga, será el valor máximo que está dispuesto a pagar por una botella.
Dependiendo del poder adquisitivo -y del interés por el vino- que cada consumidor tenga, será el valor máximo que está dispuesto a pagar por una botella.
Es difícil responder
esta pregunta, pues la decisión tiene mucho que ver con los dos factores antes
mencionados (interés por el vino y poder adquisitivo).
Entiendo que a un
consumidor de poder adquisitivo medio -o de poca atención hacia el mundo del vino-
no le interese desembolsar un valor alto por un vino; pero sé que para un
enófilo apasionado no será problema pagar una suma grande por un producto muy
particular. Quienes compran vinos de lujo están comprando “experiencias de
consumo y placer”. Justipreciar la relación entre precio y calidad de una
botella de vinos es un tema bastante subjetivo; que da para largas y acaloradas
discusiones.
Si yo tengo que decir por
qué vale la pena probar un vino de precio alto es por los notables atributos de
calidad que habitualmente nos ofrece (destacado aspecto visual, intensidad -y
complejidad- de aromas y sabores, buen balance general, equilibrio gustativo,
potencial de guarda, etc.). Muchas veces nos brinda también un plus de
“exclusividad” (pues los vinos de gama alta se suelen realizar en partidas muy
limitadas -incluso muchos grandes vinos se elaboran por única vez- así que hay
pocas botellas disponibles). Pagar estos vinos implica además disfrutar del
prestigio que esa marca nos trasmite al “poner la botella sobre la mesa”. Finalmente
-y como si fuera poco-, los vinos caros tienden a valuarse con el paso del tiempo,
así que inclusive son una buena forma de inversión.
Adquirir un vino caro
es como comprar un reloj caro o un auto de lujo. Nadie que compre un reloj de
varios miles de pesos lo compra solamente para saber la hora, ni quien se
compra un auto lujoso lo quiere solo para transportarse ¿Verdad?
Esto es así pero no lo comparto para los vinos nacionales. Una cosa es pagar por una botella de un Chateau Latour o un Romanee Conti por su prestigio y escasez y otra por un vino nacional al cual muchas veces se sobre - valúa para posicionarlo. Aunque hay algunos vinos de Autor o bodega prestigiosos en la mayoría de los casos no sucede esto que comentas.
ResponderEliminarSalute
FABIÁN:
EliminarCoincido contigo en que hay muchos vinos argentinos sobre-valuados innecesariamente (pero sé que es una estrategia de posicionamiento).
Sin embargo, todavía hay algunos vinos nacionales interesantes -y de producción pequeña- que valen la pena aunque cuesten unos pesos !!
Gracias por comentar.
Un abrazo. ROBERTO
Hola Roberto!!
ResponderEliminarQué lindo tema para discutir no? El precio de los vinos... interminable.
Creemos que la cosa pasa, como bien has apuntado vos, por tener claro a qué debe considerarse un vino caro. Casualmente estando en Europa y buscando en lugares especiales me he encontrado con reliquias que aún pueden comprarse por cualquiera que tenga disponibles 2.500 euros para llevarse un Chateu Petrus (no recuerdo el año), o en otro extremo algunos adaptados a bolsillos más flacos como puede ser un Vega Sicilia Único del ´91 por poco más de 250 euros... Ya ves, precios diferentes pero vinos con casta. En Argentina hay vinos sin casi historia que los venden a 1000 pesos y ni se inmutan....solo por el nombre. Me parece que aún nos falta un poco de historia y calidad para pagar esos precios (lo decimos como consumidores que pagamos lo que bebemos). Nos gustan más las bodegas que hacen productos exclusivos, o e muy pequeña escala, sin asesinar el bolsillo del comprador. De esos hay varios ejemplos.
Abrazo grande y salute!
RUMBOAMIGOS:
EliminarCoincido con vuestros comentarios, que van para el mismo lado que los de Fabián Mitidieri (sobre los vinos argentinos sobre-valuados).
Sin embrago, sigo defendiendo que caro y costoso son conceptos muy subjetivos, pues dependen mucho del poder adquisitivo de quien opina y de su pasión por el vino. Además -y esto lo he discutido varias veces con el Cuervo- para mi el concepto de RPC también es subjetivo y depende del bolsillo de cada uno.
En fin, tema abierto a lo discusión...
Muchas Gracias por comentar !!
Un abrazo. ROBERTO
Coincido mucho con Fabian y Rumbovino (y con vos que coincidís también).
ResponderEliminarAhora, no creo que nuestros Vinos sean inversión (para multiplicar el dinero digo), salvo que seas Ligier o algo parecido. Como consumidor no es una inversión.
CUERVO:
EliminarYo creo que algunos vinos argentinos si se valorizan con los años !!
El tema es que luego no queremos desprendernos de ellos... jejeje
Igual, esto que comento es una excepción y no la regla, está claro.
Muchas Gracias por comentar !!
Un abrazo. ROBERTO