viernes, 25 de marzo de 2011

UN VINO VERDADERAMENTE NOBLE

El fin de semana pasado, por la generosa invitación del Lic. Nicolás Jascalevich, estuve de viaje por la bonita zona de Traslasierra con mi esposa, visitando la pequeña bodega del Vino Noble de San Javier.

Nos alojamos en la bellísima Hostería “Las Jarillas”, propiedad de la familia. Un lugar maravilloso!! Toda la construcción está realizada con materiales locales (piedra, madera y cañas), sabiamente combinados con otros materiales antiguos reciclados (de viejas demoliciones porteñas); en perfecta armonía entre sí y con el entorno natural que lo rodea. El jardín que envuelve a la edificación es de ensueño; lleno de plantas, flores, árboles autóctonos e infinidad de pájaros y pequeños roedores. El silencio es absoluto, por las mañanas se puede oír el canto de los pájaros (http://www.lasjarillas-sjavier.com.ar).

Pasando al tema del vino, principal leitmotiv de mi viaje, voy a resumirles la historia de cómo llega allí la bodega. Nicolás Jascalevich es un Licenciado en Alimentación que siempre sintió atracción por el elixir de Baco; por eso cuando terminó sus estudios en Buenos Aires se fue a Europa -primero a Francia y luego a Italia- para especializarse en enología. Cuando sus padres decidieron mudarse a Traslasierra buscando una vida más tranquila, él se vino con ellos y se puso a investigar sobre las posibilidades productivas de la región. En esas indagaciones descubrió que la zona tenía una larga tradición vitivinícola, pero que casi había desaparecido en los últimos diez años. Así, se arriesgo y plantó dos hectáreas de malbec y cabernet sauvignon en los alrededores de la hostería familiar. Luego esperó pacientemente que las vides prosperaran y se adaptaran al terruño, para comenzar a elaborar vinos en el año 2008. Con el paso de los años vinieron otras pequeñas parcelas en zonas aledañas, en sociedad con otras personas interesadas en el negocio (*). La vinificación siempre fue realizada a muy pequeña escala y exclusivamente con uvas locales, primero en la casa familiar y desde este año en su flamante pequeña bodega subterránea.

Del Vino Noble de San Javier (http://www.nobledesanjavier.com.ar) se elaboran unas 1000 botellas por año aproximadamente. Solamente se comercializan en la bodega y en algunos restaurantes de la zona. Se elaboran tres productos con la misma marca:

- Noble de San Javier Rosado ($30): Probamos la cosecha 2010. Un rosado de malbec bien fresco, liviano y frutal. Simple y agradable de tomar.

- Noble de San Javier Tinto Malbec-Cabernet ($30): Probamos la cosecha 2010. Un buen tinto joven de cuerpo medio y acidez moderada, con agradable tipicidad varietal y persistencia media en boca.

- Noble de San Javier Reserva Malbec ($60): Probamos la cosecha 2009 (que tuvo 12 meses en barricas americanas nuevas). Un vino de buena estructura y notable equilibrio. Buena tipicidad varietal, con notas balsámicas y tostadas del roble en agradable armonía. Persistencia larga y sabroso final de boca. Una verdadera sorpresa para mí !!

Degustar estos vinos de Traslasierra me permitió seguir confirmando mi teoría sobre el gran potencial que tiene Córdoba para la elaboración de vinos (apoyado en una rica tradición -desconocida por la mayoría- que tiene más de 400 años en la provincia).

La verdad es que fue un fin de semana excelente, que espero se repita en breve!! Luego de contarles mi experiencia a algunos enólogos mendocinos, me han pedido venir a Córdoba a visitar este emprendimiento -y otros de diversas regiones de la provincia- para descubrir “de primera mano” lo que está pasando con los vinos cordobeses…

(*) Me parece importante destacar que los viñedos se manejan de manera totalmente orgánica (está a punto de certificar algunas parcelas) y además biodinámica. Durante el fin de semana que compartimos en su bodega, Nicolás me enseño un montón de cosas sobre este tipo de agricultura sostenible, impulsada por el viñatero francés Nicolás Joly, sobre la base de los postulados antroposóficos del Dr. Rudolf Steiner.

miércoles, 9 de marzo de 2011

DIEZ VINOS BLANCOS QUE NO ME CANSO DE TOMAR

A pesar de que en la actualidad somos un país apasionadamente “tintocentrista” (si se me permite el neologismo), me gustaría recordar que hasta mediados de la década del 80´ se consumían en nuestras mesas ingentes cantidades de vinos blancos.

Con el paso de los años, lamentablemente estos vinos fueron perdiendo participación en las góndolas de supermercados y vinotecas (llegando a representar hoy menos del 20% del consumo total). Sin embargo, yo creo que hay que reivindicar estos productos, pues son casi insustituibles para maridar ciertos platos. Así por ejemplo, para una humita, un plato de pescados o mariscos, una paella e incluso una buena tarta o ensalada; no se me ocurre nada mejor que un vino blanco; que acompañe con su frescura pero que respete el aroma y sabor de los alimentos.

En una entrada anterior del blog me he declarado gran consumidor de vinos rojos, pero reconozco que hay ciertos blancos que no me canso de tomar -aunque dosifico su consumo, pues algunos de ellos son productos de precio bastante alto-. Aquí un detalle de los diez vinos en cuestión, con una pequeña reseña de mis impresiones al tomarlos:

Santa Florentina Torrontés ($13): Que decir de este vino, pasión de multitudes (entre ellos mis padres, que lo compran por cajas). Un torrontés riojano simple y rico, con los aromas que uno espera y el sabor clásico de nuestra cepa insignia. Todas las añadas que recuerdo de este vino tienen una calidad bastante pareja. Por el precio no tiene competencia; bien fresco en una tórrida tarde de verano, tampoco !!

Chateau Vieux Blanco ($37): Clásico de clásicos, quizás algo demodé para los cánones de la enología actual (pero a mi me encanta, que le voy a hacer !!). Un chardonnay algo parco, con cautelosas notas cítricas y minerales. Pareciera tener algún breve paso por barricas, pero afortunadamente el roble no toma protagonismo. Tomé las añadas 2008 y 2009 (que es la actual) y estaban ambas muy bien. Cuidado por que he visto por ahí botellas mas viejas, que no creo estén ya en buen estado !!! Es un buen vino para comer y tiene un precio accesible, por eso siempre tengo una botella en la heladera.

Jean Rivier Tocai Reserva ($42): Un complejo y exquisito tocai (friulano) fermentado y criado en barricas de roble, hecho por manos suizas en San Rafael. En nariz sorprende por sus notas de levadura fresca, sabiamente combinada con los aportes de la madera (vainilla, lácteos) y notitas herbáceas y minerales (propias de la variedad y el terruño). Todavía está a buen precio, así que reincido seguido con este vino. Recomiendo buscar la cosecha 2009, pues la 2008 aún se mantiene en pié pero ha perdido gran parte de su frescura...

Escorihuela Gascón Viognier ($46): Desde hace varias cosechas vengo siguiendo a este vino blanco amable al paladar y de aromas seductores (carácter marcadamente afrutado, con notas de melón, duraznos blancos, damascos y cítricos). En boca es sabroso, de buen cuerpo y acidez ajustada, así que se toma con mucho deleite. He tomado las añadas 2009 y 2010 en la misma oportunidad y ambas están muy bien (obviamente prefiero la 2010). En su gama de precios creo que es el mejor exponente varietal.

Faldeo del Epuyen ($52): Atípica combinación de chardonnay y riesling provenientes del viñedo más austral del mundo (según tengo entendido), en la localidad chubutense de El Hoyo de Epuyen. Es un vino blanco de aromas florales, especiados y minerales, con una acidez filosa que lo hace sumamente refrescante. Su cosecha debut fue la 2008, que aún sigue vigente en el mercado y está en un excelente momento para beberlo.

Selección de Ricardo Santos Semillón ($60): Un notable varietal blanco, elaborado por uno de los personajes más importantes de nuestra vitivinicultura. Es un vino austero en aromas y sabores (suaves notas herbáceas, cítricas y minerales), pero de buen cuerpo y acidez balanceada. Me resulta un vino muy atractivo para comer, pues respeta mucho los alimentos no “tapando” sus características sensoriales. La cosecha actual es la 2009, de gran frescura y vivacidad.

Dolium Petit Reserva Sauvignon Blanc ($70): Un sauvignon blanc de estilo europeo, que recuerda a los vinos de Sancerre (Loire). La nariz de este vino tiene notas vegetales y frutales muy suaves -nada del estilo salvaje argentino ni multifrutal chileno, con todo el respeto que esos dos estilos me inspiran-, sabiamente combinados con los tostados del paso por barricas en un conjunto armónico y sumamente elegante. En boca tiene la acidez calibrada a la perfección, siendo agradable, sabroso y refrescante. La añada actual es la 2009, pero he tomado botellas del 2007 que tienen una excelente evolución. No es un vino fácil de conseguir en el país -se exporta un gran porcentaje-, pero vale la pena el intento.

Gran Lurton Corte Friulano ($75): Compleja combinación de friulano (tocai), pinot gris, chardonnay y torrontés, elaborado por manos francesas en la bodega de François Lurton (Valle de Uco). Es un vino blanco de aromática explosiva, lleno de flores y notas resinosas. En boca es fresco y de alcohol moderado, que lo hace muy bebible. Probé la cosecha 2009, que ya está en la calle lista para ser disfrutada.

Luigi Bosca Gala 3 ($110): Seductora combinación de viognier, chardonnay y riesling; bien amalgamada con una breve crianza en barricas de roble. Es un vino de raza, con gran elegancia y marcada personalidad. Sus aromas se dirimen entre lo floral y lo especiado, con finas notas de vainilla del roble. En boca es voluminoso pero no pesado, con buena acidez y un largísimo final. En el mercado ya he visto cosecha 2009 (que no he probado aún) pero todavía están disponibles algunas botellas de las cosecha 2005 y 2006 (ambas en un gran momento para ser descorchadas).

Trapiche Gran Medalla Chardonnay ($175): Un verdadero vino de lujo (y no sólo por el precio, que es bastante alto). Un varietal chardonnay de manual de enología, con todo lo que tiene que tener. Su nariz es extremadamente compleja, con frutas blancas de carozo, suaves notas mantecosas, tonos de vainilla y caramelo (del roble) y una puntita mineral que le suma complejidad. En boca es de gran volumen, armonioso y de medida acidez. Es un vino sumamente disfrutable, que no cansa para nada. Tiene una gran persistencia. En el mercado está la cosecha 2007, que está óptima para tomarse ahora. Sin embargo, creo que este vino podrá seguir ganando en botella por un par de años.

martes, 1 de marzo de 2011

YO BEBO SOLO

Les dejo este breve y divertido cuento (no es mío, como verán al final) que habla sobre la temperatura de servicio de los vinos tintos. Lo transcribo pues me siento identificado.


P
ERORACIÓN POR UN TINTO FRESCO Y NO A TEMPERATURA AMBIENTE:

- "Doctor Baco, si he venido a verle es por que he decidido curarme"

- "Bien. ¿Cual es su problema?"

- "He caído en la cuenta de que de algunos años a esta parte amo los vinos fríos"

- "¿Y que quiere usted decir con esto?"

- "¡Como explicarlo! Para mi el vino a temperatura ambiente es algo acabado, es el pasado; sean blancos, rosados o tintos, ya no aprecio mis vinos si no a una temperatura entre los 8 y los 14ºC"

- "¿Y?"

- En sociedad todos me señalan con el dedo; en el restaurante el sommelier se yergue acusador; me siento culpable de no se que crimen de lesa majestad; y en las cenas entre amigos me he visto reducido a beber agua o a solicitar una cerveza; todos me miran, tengo la impresión de que el mundo entero me odia. Escuche esto: el otro día en el bar enoteca de mi ciudad, en un ambiente de lo más caldeado solicito para mi botella de mi Paulliac preferido, ya sabe usted, el Château Pontet-Canet, una buena cubitera llena en tres de sus cuartas partes con agua fresca y un solo puñado de cubitos de hielo; ¡Y terminé siendo insultado! Era la vergüenza en persona"

- "¿Y?"

- "Pues... ahora no salgo ya: y el colmo de la desventura, bebo solo; me sirvo un vino bien fresco en una copa grande y miro el talk-show en la TV imaginando estar entre invitados "normales, personas que no me fulminen con la mirada. Beber solo... ¿se da usted cuenta de la gravedad de mi condición? Se lo suplico, haga cualquier cosa".

- "Comprendo. Le enviaré a cumplir una breve estadía entre los Alcohólicos Anónimos hasta que recupere su estado normal; entre tanto le prescribo cinco vasos de Coca Cola bien calientes al día; esto deberá poner de nuevo en orden sus papilas"

MICHEL SMITH
Periodista francesa.
Colaboración para el Anuario
2008 Slow Food International