viernes, 31 de julio de 2020

SAUVIGNON BLANC SALTEÑOS, UN NUEVO AMOR

Sauvignon Blanc salteños, un nuevo amor

Históricamente, los ejemplares de Sauvignon Blanc eran escasos en los Valles Calchaquíes. Sacando una etiqueta histórica (el RD S.B. de la Familia Dávalos) u otra muy experimental que salía en sólo algunas cosechas (el Lote Especial S.B. de Colomé), los amantes de esta variedad no tenían muchas opciones cuando andaban por la góndola del NOA. 

¡Sin embargo, en estos últimos 2-3 años, he podido probar varias etiquetas sorprendentes nacidas en tierra salteña! Viñedos ubicados a mayor altitud -para tener  menor temperatura y mejor amplitud térmica-, sumados a un trabajo agronómico/enológico de alta precisión; han permitido obtener ejemplares de Sauvignon Blanc de clase mundial, que pueden competir “de igual a igual” con las zonas productoras más tradicionales. 

De todas las novedades degustadas, está fue una de las que más me gustó. Fue vinificada por Pancho Lavaque en su proyecto personal Vallisto, utilizando uvas cultivadas en el paraje Tacuil -a más de 2400 m.s.n.m.-. El resultado es un Sauvignon Blanc opulento, de gran complejidad y frescura; que estoy seguro podría “descolocar geográficamente” a muchos catadores experimentados si se lo dieran para probar “a ciegas”. 

Exhibe una nariz intensa, prístina y con variadas “capas”; donde se entremezclan recuerdos cítricos -limón, pomelo amarillo-, herbáceos -ruda, esparrago, pasto segado- y algunas sutiles pinceladas “golosas” de caramelo de ananá y miel. Al llevarlo a la boca tiene entrada amable, cuerpo medio y textura untuosa, redunda en sabores frutales y vegetales nítidos, con bajo tenor alcohólico, vibrante pero equilibrada acidez y un larguísimo post-gusto. ¡Como dice el diseñador Roberto Verino, de esos vinos tan ricos “que uno lamenta haberse acabado la botella!”  

Este producto ha tenido una tirada pequeña, por lo que quizás no resulte fácil de conseguir (aunque les recomiendo el esfuerzo, pues lo vale realmente). Su precio sugerido es de $850.

Distribuye en Córdoba: Sello de Vinos

¿Lo han probado? ¿Les gustó? ¡Si no lo hicieron, a buscarlo que se acaba!

martes, 21 de julio de 2020

#VOLVERALASFUENTES: 10 VINOS BUENOS, BONITOS Y BARATOS, PARA BOLSILLOS POST COVID-19 (PARTE II)


www.freepik.es

Con algo de retraso llega la segunda parte de esta nota, donde trato de #volveralasfuentes recomendando vinos accesibles, con buena relación precio-calidad. Si alguien no pudo leer la primera entrega, aquí el link directo.

Esta semana además coincide con el Día del Amigo, así que esta nota también participa “de rebote” de la movida conjunta #AmigosDelBolsillo que siempre organizamos para esta fecha los Argentina Wine Bloggers. El tiempo es un bien cada vez más escaso, así que hay que aprovecharlo al máximo… jeje

Sin más preámbulos vamos a las recomendaciones, hoy con etiquetas entre $250-450:

BLANCOS

Chinchero Torrontés 2019 ($290): Un Torrontés orgánico certificado proveniente de La Paz (Este Mendocino) que “entra muy fácil” por su liviandad y frescura. A diferencia de los norteños, este blanco se mueve por el lado de la fruta fresca y los trazos vegetales; con una boca simple y de fresca acidez. ¡Para acompañar ensaladas o tartas!

Don Manuel Villafañe Estate Chardonnay 2017 ($340): Desde que descubrí este blanco andaba con ganas de hacerle una reseña, pues me pareció una verdadera “perlita” en su rango de precios. Un Chardonnay mendocino “de librito”, con todos los atributos que uno espera del viduño y la gama. Ofrenda una nariz prístina, de alta intensidad y múltiples “capas”; donde aparecen inconfundibles las frutas blancas -duraznos, peras, ananá-, la miel y suaves pinceladas de caramelo. Al probarlo revela una entrada ligeramente golosa, cuerpo medio y paso untuoso; refrenda su sabor frutal nítido, con acidez perfectamente calibrada que sostiene un largo y grato post-gusto. ¡Un blanco versátil y muy “gastronómico”, que podría hacerle honores a unos sorrentinos de salmón, una crema de mariscos o incluso una suculenta bagna-cauda!

ROSADOS:

Punta de Flechas Rosé 2019 ($450): Lamentablemente, los vinos rosados tienen bajísimo consumo en nuestro país. Si bien cada día hay mejores propuestas en las vinotecas, todavía se los elige poco. Para los que se animen a descubrirlos, les cuento que esté es el mejor exponente que he degustado en lo que va del año. Un rosé realmente atractivo y original, producido 100% con uvas Tannat cosechadas en Vistaflores (Valle de Uco). El resultado es un producto de nariz sutil y perfumada, con reminiscencias de flores y frutas rojas -frambuesas, cerezas-. Al probarlo es fluido y fresco, redunda en un jugoso sabor frutal, con vibrante acidez y persistencia prolongada. ¡Imprescindible junto a una bandejita de sushi!

TINTOS:

Estancia La Calma Malbec Roble 2017 ($300): Un Malbec lujanino “sencillo, redondito y cumplidor”, para la mesa diaria. Frutal y levemente tostado en nariz; mantiene una boca ligera, afrutada y de entrada amable, con adecuada acidez, taninos mansos y breve final. ¡Para tomar bastante refrescado con empanadas criollas, hamburguesas o lomitos de delivery!

Nina Gold Petit Verdot 2015 ($323): De a poco, la uva Petit Verdot se abre paso en la góndola nacional. Para quién no la haya probado aún, este tinto riojano es un buen ejemplo de la variedad en un precio acomodado. Exhibe aromas especiados, herbales y terrosos. En la boca tiene cuerpo medio y paso franco; con sabor levemente picante, ajustada acidez, taninos apretados y final medio. ¡Para compartir en el asado familiar del domingo!

La Puerta Alta Cabernet Sauvignon 2017 ($340): Seguramente me han leído en muchas oportunidades sugiriendo productos de Bodega Valle de La Puerta (Vichigasta - La Rioja) por su destacada relación precio-calidad. Este Cabernet Sauvignon no es la excepción, ofreciendo un tinto rico, de mediana complejidad y notable tipicidad varietal. Regala una nariz intensa llena de fruta negra y especias picantes; que continúa en una boca de entrada moderadamente seca, buena estructura y paso suelto, cerrando con correcta acidez, taninos firmes y grato final. ¡No los quiero hacer desear, pero con un cabrito a la llama va perfecto!    

Tomero Cabernet Franc 2017 ($380): La uva Cabernet Franc viene “pisando fuerte”. Paso de ser un cepaje casi inexistente a estar en boca de todos en menos de una década, lo que demuestra claramente su atractivo y potencial enológico. Esta etiqueta “entry level” de Bodega Vistalba tiene todo lo que uno espera de esta uva. Aromas diáfanos de fruta roja y tonos balsámicos -eucaliptus, anís-; acoplados a una boca de cuerpo de medio y paso resuelto, con acertada acidez, taninos apenas rugosos y agradable post-gusto. ¡En estos días de frío, será pareja ideal para locro “pulsudo”, bifes a la criolla o guiso de lentejas!

Gauchezco Pinot Noir 2018 ($390): No es fácil de encontrar varietales de Pinot Noir en los segmentos de mercado más bajos. Su escasez en el encepado nacional y su dificultad para producirlo suelen explicar esta realidad. Por ello, este ejemplar de Gauchezco Wines sorprende gratamente. Color rojo sutil, esperable en la variedad; recuerdos frutales, terrosos y de hojas secas en nariz; boca liviana y sabrosa, de paso sedoso, con fresca acidez y taninos imperceptibles. ¡Recomiendo beber refrescado, escoltando pescados a la parrilla!

Cara Sucia Edición Especial Sangiovese 2019 ($450): Con la idea de recuperar añosos viñedos del Este Mendocino, los hermanos Pablo y Hector Durigutti lanzaron el año pasado esta nueva línea de vinos jóvenes. Si bien me gusta todo el portfolio, hoy recomiendo este Sangiovese orgánico vinificado con poca intervención y sin contacto con roble. Ofrece aromas frutales limpios y directos; unidos a una boca grácil y delgada, bien afrutada, con refrescante acidez y taninos mansos. ¡Lo he probado con pizzas y acompaña muy bien! 

ESPUMOSOS:

Mumm Léger ($345): Desde San Rafael llega este original espumoso, extremadamente ligero y bebible. Está elaborado con uvas Moscatel Rosado, utilizando el método rural de fermentación y gasificación natural. Al acercar la nariz a la copa se muestra fragante y seductor, con nítido perfume de jazmines y uvas frescas. Al llevarlo a la boca es delgado, frutal y algo dulzón; con bajo tenor alcohólico, excelente acidez y burbujas cosquilleantes. ¡Servido bien frío, “la rompe” con postres y tortas!


BONUS TRACK:

Fresita Original ($275): Según la etiqueta se trata de un "espumante frutado" (al tener agregados no puede llamarse "vino"), pero igual puede ir perfectamente en esta selección pues es una bebida mixta muy bien lograda. Combina un vino espumoso método charmat -elaborado con Chardonnay, Sauvignon Blanc y Moscatel- con pulpa natural de frutillas; para dar origen a una refresco burbujeante y sabroso, de bajo tenor alcohólico (8%), con placentero dulzor, balanceada acidez y delicioso retrogusto frutal. Enfriar muy bien y agitar suavemente la botella antes de servir. ¡Sólo para golosos! 


¿Y ustedes, descubrieron algún vino de buena RPC durante esta cuarentena? 
¿Me cuentan?

lunes, 13 de julio de 2020

#VOLVERALASFUENTES: 10 VINOS BUENOS, BONITOS Y BARATOS, PARA BOLSILLOS POST COVID-19 (PARTE I)

www.freepik.es

Hace algo más de diez años, este blog nacía para reseñar los vinos ricos y accesibles que iba descubriendo. De hecho, casi un cuarto de todas notas publicadas hasta hoy siguen con esa premisa. Sin embargo, de un tiempo a esta parte la orientación editorial fue mutando y empecé a escribir sobre los vinos que me gustaban, sin importar su precio... 

Cuando caí en la cuenta de ello me dieron muchas ganas de #volveralasfuentes, es decir,  hacer una buen posteo sobre vinos baratos. Para ello, desde principio de año me había obligado a probar muchos vinos de supermercado. El encierro asociado a la pandemia de Covid-19 me complicó bastante el trabajo, pero en cambio me permitió tener más tiempo para degustar y escribir. De todos estos descorches -y desenrosques- nace esta nota doble, con recomendaciones de vinos “buenos, bonitos y baratos”:

BLANCOS:

Vendimiario Torrontés S/A ($140): Un proyecto solidario de Bodega Esmeralda, que dona parte sus ventas a la Fundación Ruta 40 - Escuelas Rurales de Argentina. Un torrontés cafayateño bien típico; aromas florales y boca apenas golosa, de paso fresco y amarguito final suave. ¡Ideal para un pollo al disco, tanto para usarlo en la cocción como para servirlo luego en las copas!

Traful Blanco S/A ($165): Una marca histórica de Bodegas López, que “vuelve al ruedo” con una imagen más jovial y un producto totalmente renovado. Un ensamblaje de uvas Torrontés, Semillón y Chardonnay; que da origen a un blanco de nariz austera con tonos herbales y cítricos apenas insinuados. En boca es ligero y vivaz, de paso franco, delicado sabor frutal y refrescante acidez. Se comercializa en botellas estándar y en botellones de 1,125 lts (¡una medida genial para llevar a comidas multitudinarias!).

ROSADOS:

Elementos Rosado de Torrontés 2019 ($145): Un original rosado salteño, vinificado con Torrontés y “un toque” de Malbec (para darle el tono). Tiene aromas muy atractivos, que se mueven entre lo floral y frutal. Al probarlo es liviano, afrutado, con bajo tenor alcohólico y una entrada algo dulzona, pero que por su buena acidez casi ni se nota. ¡Para el aperitivo!

Tomero Rosé Pinot Noir 2019 ($250): Una de las mejores sorpresas que descubrí en esta última semana. Un rosado de color extremadamente sutil; con aromas prístinos de frutas rojas frescas (frutillas, frambuesas) y un paso de boca sabroso pero casi incorpóreo, con acertada acidez y grato final. A mi entender, uno de los rosado con mejor relación precio-calidad del país. ¡Se bebe con extrema facilidad, no dura nada la botella en la mesa!

TINTOS:

Colon Malbec-Syrah 2019 ($130): Pasan los años y esta histórica bodega sanjuanina sigue ofreciendo productos baratos y siempre “cumplidores”. Este blend tinto es su última novedad, que mantiene el perfil simple y frutado de sus compañeros de línea. Maduro y algo terroso en nariz; continúa en una boca veloz y fluida, de sabor afrutado, con taninos imperceptibles y acidez ajustada. ¡Se puede disfrutar sólo, pero con hielo y un chorrito de soda la botella bajará aún más rápido!

Nampe Tempranillo 2019 ($142): Como las he probado muchas veces, puedo decir que estas etiquetas de Bodega Los Haroldos siempre satisfacen por el precio pagado. De los varietales tintos, el Tempranillo siempre me pareció el mejor logrado. Tiene aromas netos de frutas rojas y especias dulces; que se repiten en una boca de cuerpo medio, taninos algo rugosos y fresca acidez. Recomiendo enfriar un poco antes de servir. ¡Tinto sencillo y resultón, que puede ir bien con unas empanadas de delivery!

Don Valentín Lacrado Cabernet Sauvignon 2018 ($166): Otro nombre fuerte del vino argentino que también se está “aggiornando”, lanzando una nueva línea de varietales jóvenes (además del corte tinto de toda la vida). Me gusta mucho este Cabernet Sauvignon sanrafaelino, pues tiene toda la tipicidad de la uva pero en una versión grácil y muy bebible. Al olerlo se perciben evocaciones de fruta negra y especias picantes; que siguen en una boca sabrosa y delgada, de taninos apenas insinuados, correcta acidez y agradable final. ¡Para acompañar las pastas del domingo!

La Puerta Malbec 2019 ($218): Otro de los vinos que más me impresionaron en este período de cuarentena. Un Malbec riojano “de manual de enología”, que tiene todo lo que se espera de la variedad en un precio realmente imbatible. Nariz de mediana intensidad, con reminiscencias florales y de frutas rojas en sazón -ciruelas, cerezas-. Boca que exhibe cuerpo medio y paso franco, redundante en sabor frutal, con balanceada acidez, taninos mansos y prolongado final. Sin dudas, un campeón de la RPC (como todos los productos de Bodega Valle de la Puerta). ¡Para quedar muy bien sin gastar demasiado, cuando vuelvan los asados con amigos!

DULCES:

Portillo Dulce Natural 2019 ($180): ¿Qué no se ha dicho ya de esta línea económica de Bodegas Salentein, que siempre regala mucho más de lo que pide? Yo sólo quiero destacar esta novel etiqueta, un vino dulce barato pero exquisito. Producido con uvas Sauvignon Blanc, propone una nariz seductora con recuerdos herbales y cítricos característicos. En la boca es sabroso y fluido, con dulzor intenso y acidez cítrica potenciada -lo que genera una armonía placentera y nada empalagosa, que invita a tomar otra copa-. ¡Recomiendo servir bien frío, escoltando un lemon-pie o tarta de frutillas! 

Partrige Chardonnay-Viognier Dulce 2019 ($233): Otro vino dulce natural de precio muy conveniente, ideal para paladares golosos. Se trata de una etiqueta de Bodega Las Perdices originalmente diseñada para la exportación, pero que a partir del año pasado también llega a las góndolas locales. Expresa una nariz con evocaciones de frutas blancas -peras o duraznos en almíbar- flores silvestres y toques melosos. En boca tiene paso levemente untuoso, sabor dulce marcado, acertada acidez para contrapesar y nítido post-gusto frutal. 

¡En breve sale publicada la segunda parte, con vinos BBB hasta $400!

¿Y ustedes, descubrieron algún vino de buena RPC durante la cuarentena? 
¿Me cuentan?

viernes, 10 de julio de 2020

OUTSIDER Y ÄPPLER: O EL DÍA QUE LA PALABRA “SIDRA” TOMÓ UNA NUEVA DIMENSIÓN PARA MÍ


www.elcorreo.com

LA SIDRA. ORIGEN Y ACTUALIDAD

La sidra es una bebida fermentada elaborada en base a manzanas -por ley se permite también el uso de peras-. Es un producto con bastante historia en la zona atlántica europea, pues los registros indican que su producción ya era importante en tiempos del Imperio Romano.

Todavía hay algunas discusiones sobre el origen del nombre. El Diccionario de la Real Academia Española indica que la palabra “sidra” proviene del latín tardío “sicĕra” (bebida embriagadora), este a su vez del griego “σικερα” (“síkera”) y este del egipcio “ṯkr” (“škr”).  

www.sagardoarenlurraldea.eus

Si bien la manzana aparece originalmente en Asia Central, el desarrollo de la sidra como la conocemos comenzó alrededor del siglo I a.C. en las zonas costeras húmedas y frías que rodean al Mar Cantábrico -norte de España, principalmente Asturias, Galicia y el País Vasco; noroeste de Francia, principalmente Bretaña y Normandía; suroeste del Reino Unido e Irlanda y pequeñas franjas al norte de Bélgica y Alemania. En estas regiones, cultivos tradicionales como la vid o la cebada eran casi inviables por el rigor climático, así que las manzanas se convertían en la única materia prima disponible como alimento y para elaborar bebidas alcohólicas.

A nivel global, la sidra representa una bebida de mediana importancia, bastante detrás de la cerveza y el vino. La producción mundial estimada ronda los 985.000.000 de litros anuales, con una moderada tendencia positiva de crecimiento en los últimos 15 años. En el quinquenio 2012-2017 la sidra fue la categoría de bebidas que más creció a nivel global -un 5% promedio, muy por encima del vino o los destilados-. Los mayores productores hoy son Inglaterra -con casi la mitad del volumen total- , Francia, Irlanda, Alemania y España.

Los grandes consumidores también están en Europa, con Inglaterra e Irlanda liderando el ranking (20 y 14 litros/habitante/año respectivamente), le sigue Finlandia (9 litros/habitante/año) y bastante más lejos Francia y España (entre 2-3 litros/habitante/año). Los países con ascendencia británica fuerte como Sudáfrica, Australia y EEUU también representan mercados muy importantes para la sidra. 



El día tres de junio de cada año se celebra a nivel internacional el “World Cider Day” (Día Mundial de la Sidra).

 
LA SIDRA. ELABORACIÓN Y TIPOS


En líneas generales, podemos decir que la elaboración de sidra es relativamente sencilla y comparte ciertas similitudes con la producción vitivinícola.

Existen manzanas especiales para la producción sidrera, algo diferentes a las que se utilizan para consumo en fresco. Las variedades que se dedica a esta industria suelen ser más pequeñas, algo más ácidas y con mayor carga tánica. Tradicionalmente la sidra se elabora mezclando diferentes tipos de manzanas, para encontrar el mejor equilibrio posible entre dulzor, acidez y astringencia. Son necesarios casi dos kilos de fruta para producir un litro de sidra de buena calidad.

Existen dos grandes estilos de sidra, que se relacionan con su forma de elaboración:

- La forma de elaboración más antigua se conoce como “sidra natural”; que da origen a productos de fermentación natural con bajo tenor alcohólico (3-4%), marcada acidez y gasificación casi imperceptible; que suelen embotellarse sin filtrar -o apenas estabilizadas- y habitualmente sin pasteurizar. Muchas de estas sidras ni siquiera se envasan, vendiéndose “tiradas” en sidrerías, restaurantes y pubs. Este es el estilo tradicional que todavía predomina en el norte de España y algunas zonas rurales francesas; aunque su importancia tiende a decrecer y su consumo queda confinado a las zonas donde se las produce. El ejemplo más representativo de este grupo es la DOP Sidra de Asturias.

- A la forma moderna e industrializada de esta bebida se la llama “sidra achampañada”, “sidra de nueva expresión” o directamente “sidra”. Esto no le quita genuinidad ni calidad, sólo plantea otro estilo más adaptado al gusto actual. Se trata de productos con grado alcohólico más alto (4,5-6%), corrección de dulzor, gasificación exógena, estabilización completa e incluso pasteurización. Es el estilo que predomina a nivel global y su consumo está en franco crecimiento. A los productos secos y con un volumen alcohólico superior al 6% se los etiqueta como “hard ciders”.

LA SIDRA EN ARGENTINA 

Antigua publicidad de sidra argentina

La sidra llegó a Argentina con la inmigración europea. Tuvo su época de mayor esplendor en las décadas centrales del siglo XX, pero luego su consumo fue decayendo hasta casi desparecer los primeros años del nuevo siglo. Desde el año 2010 asistimos un tímido “resurgimiento” de esta bebida, con un crecimiento quizás significativo en proporción y en visibilidad pero -a mi entender- no tanto en volumen. 

El consumo estimado actual per cápita en nuestro país es de 1,4 litros anuales. Un valor bastante pequeño, pero que sin embargo nos coloca como el mayor consumidor en Latinoamérica y el décimo a nivel mundial. Las estadísticas demuestran que su consumo es marcadamente estacional, concentrado en las fiestas de fin de año.

A nivel nacional la mayor producción de sidra se concentra el Alto Valle de Río Negro, seguido de lejos por Mendoza y San Juan. Si bien somos unos de los países con mayor producción de manzana en el planeta, menos del 5% del total de esa fruta se dedica a la industria sidrera (y no siempre la parte de mejor calidad).

El mercado de la sidra en Argentina está monopolizado por la empresa chilena CCU, quién controla las marcas de mayor prestigio (Real, 1888, La Victoria y Pehuenia). La mínima parte restante de la góndola se reparte entre una docena de pequeños productores y unas pocas micro-sidrerías artesanales.  

Casi la totalidad de las sidras argentinas entran en la categoría de “achampañadas”. La inmensa mayoría de ellas son productos dulces a extremadamente dulces (entre 50-100 g/lt de azúcar residual).

La legislación nacional sobre sidra es muy básica y está algo desactualizada (CAA- Capítulo XII - Artículos 1085 al 1091), lo que pareciera complicar un poco el desarrollo y la innovación en esta industria.

OUTSIDER, SIDRA DE GARAGE


Outsider Sidra de Garage es un proyecto innovador creado por tres ingenieros agrónomos jóvenes, con Leopoldo Kahn a la cabeza. Nace en Mendoza en el año 2016 con el claro objetivo de elaborar sidras de alta calidad (y en el futuro otros productos asociados, como aguardientes de manzanas).

Las sidras se fabrican en una pequeña instalación ubicada en Perdriel (Lujan de Cuyo). Su producción actual alcanza apenas los 15.000 litros/año, valor que esperan duplicar en el corto plazo.

Se utilizan exclusivamente manzanas seleccionadas de las variedades Chañar y Granny Smith cultivadas en las zonas altas del Valle de Uco -en esta zona fría y de mayor altitud, la fruta alcanza una maduración más lenta y completa, por lo que ofrece una mejor calidad aromática y un mejor balance azúcar/acidez/astringencia-  

En la actualidad tienen dos etiquetas en el mercado: “Outsider Sidra de Altura” y “Äppler Manzanas sobre lías”:


Outsider Sidra de Altura ($200): Un sidra achampañada de alta calidad. Ofrece aromas nítidos a flores silvestres y manzanas verdes. En la boca es sabrosa y frutal, con el gusto puro de la manzana; tiene tenor alcohólico moderado (5,5%), leve dulzor (20 g/lt azúcar),  acertada gasificación y una acidez málica muy refrescante. Recomiendo servirla fría pero no helada, para apreciar mejor sus seductores aromas y sabores. Creo que podría maridar muy bien con preparaciones livianas como ensaladas, tartas, pastas con tomate, sushi o incluso comida peruana.

Äppler Manzanas sobre lías ($650): Un producto absolutamente original y novedoso, que “rompe todos los paradigmas” que tenemos en Argentina sobre la sidra. Se trata de una bebida de manzanas de fermentación espontanea, sin endulzar ni gasificar, añejada durante 18 meses en barricas de roble francés sobre sus lías naturales -borras remanentes del proceso fermentativo-, que además fue envasada sin filtrar para conservar al máximo sus atributos. El producto obtenido tiene muchas similitudes con un vino blanco. El color es amarillo pálido con una mínima turbidez. En la nariz los recuerdos de manzana son muy sutiles y están entremezclados con notas de vainilla y miel seca aportadas por la crianza. Al probarlo sorprende por su delicadeza; tiene sabor seco pero con reminiscencias frutales y avainilladas, insinúa una mínima textura astringente -por las borras-, su alcohol está perfectamente integrado -a pesar de su 8,2%-. Cierra con una acidez perfectamente balanceada, que sostiene un prolongado y grato post-gusto. Recomiendo servirla apenas refrescada, menos fría que un vino blanco. La disfrutaría con quesos suaves y frutas secas; aunque también podría acompañar platos de pescado o pollo con salsas delicadas. ¡Sólo se hicieron 800 botellas de esta rareza, así que hay que apurarse para conseguir alguna!

Sibaris Distribuciones (Martín: 0351-156782286) tiene estos productos en Córdoba.

Si están en otras zonas del país, pueden buscar en el Outsider Map para encontrar un vendedor cercano. Los productos también están disponibles en varias plataformas de comercio electrónico (POL Argentina, Mercado Libre, etc.). Finalmente, pueden contactar directamente a Leo Kahn al  0263-154312716 o info@garagecider.com

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Otros Blogs amigos que escribieron sobre esto:
Angel y Vino
Acercate al Vino
Nicolas Orsini Blog
Sr. Vinito


lunes, 6 de julio de 2020

EL VINO EN ÁNFORAS


EN VINO EN ÁNFORAS
Kvevris en Georgia
(Gentileza: www.wikipedia.com)

Las evidencias arqueológicas demuestran que los primeros vinos que el hombre elaboró fueron en tinajas de barro cocido. Los restos de pieles y semillas de uvas hallados en diversas excavaciones realizadas a través del Cercano Oriente confirman que el hombre fermenta en estos recipientes desde hace unos 6000 años.

La artesanía en la fabricación de las ánforas (conocidas como “kvevris” o "qvevris") y su utilización para producir vinos son tan importantes aún hoy en Georgia y otros lugares del Cáucaso, que han sido reconocidos por la Unesco en el año 2013 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

EN VINO EN ÁNFORAS
Kvevris enterrados en una bodega georgiana, forma tradicional
de instalación para mantener naturalmente estable la temperatura
(Gentileza: www.georgianwineclub.co.uk)

Los recipientes de barro se siguieron usando para vinificar y conservar el vino hasta la Alta Edad Media. Recién con las invasiones bárbaras procedentes de Europa del Norte aparecen los primeros envases de madera -que estos pueblos utilizaban para transportar sus bebidas, principalmente cerveza-. Rápidamente, los Romanos se apropiaron del material y de la técnica, descubriendo que la madera era más elástica y por ende más fácil de trabajar; además de resistente a la rotura y cómoda para la manipulación y transporte. Este desarrollo hizo que el roble se convirtiera en el recipiente preferido en la industria de las bebidas alcohólicas hasta el comienzo del siglo XX.

El descubrimiento del hormigón armado en Europa por Joseph-Louis Lambot a mediados del siglo XIX abrió una nueva posibilidad en la construcción de grandes estructuras para fermentar y albergar los vinos. Su bajo costo relativo, su alta inercia térmica y su larga duración expandieron velozmente su utilización, que llega incluso hasta nuestros días.

La popularización del acero inoxidable en la segunda mitad del siglo XX proporcionó un nuevo competidor en la industria vitivinícola; un material casi inalterable a la corrosión, extremadamente higiénico y relativamente fácil de transportar. A pesar de su costo elevado, las últimas dos décadas de ese siglo impusieron el uso de tanques de inoxidable en casi todas las bodegas del mundo.

El nuevo siglo trajo una “vuelta a los orígenes”; haciendo que muchos productores a nivel mundial vuelvan a explorar técnicas ancestrales de vinificación como la fermentación en ánforas.

EL VINO EN ÁNFORAS
TATÚ - Elaborado en ánforas

Tal es el caso de Ernesto Catena y su proyecto L’ Orange (Chacras de Coria - Lujan de Cuyo) donde investiga y experimenta con vinos naturales. Su último lanzamiento son estos vinos llamados TATÚ - Elaborado en ánforas. Vinos tintos del año, obtenidos con uvas de producción orgánica, fermentados en ánforas de barro, con baja intervención y sin agregado de sulfitos.

Tuve la posibilidad de probar el Syrah y el Cabernet Sauvignon de la cosecha 2019. Ambos se mostraron sencillos en la nariz, con recuerdos frutales y terrosos. Al probarlos se percibieron ligeros, bien frutados, con fresca acidez y algo de “textura de boca” -a pesar de tener los taninos sorprendentemente mansos para las variedades elegidas-, cerrando con un post-gusto final medio. Si tengo que elegir me quedo con el Syrah, pues lo percibí más sabroso, texturado y complejo.

¡Dos vinos sencillos, sin defectos y extremadamente fáciles de beber, que sorprenderán a los paladares curiosos! Sugiero refrescar un par de horas en heladera antes de beber.

Precio sugerido: $450 (botella x 375 cm3).

¿Alguien ya los probó? ¿Qué les parecieron?