ESOS RAROS BLANCOS NUEVOS

“De la felicidad no conocemos más que el nombre. Nuestro más viejo amigo es el vino nuevo. Acaricia con tus ojos y tus manos el único bien verdadero: El ánfora llena del jugo de la vid” (Rubaiyata 46, O. Khayyam).

Dentro de las “vides viníferas” -aquellas que son aptas para elaborar vinos- existen  centenares de especies diferentes. Estas variedades o cepajes se han ido distribuyendo -a través de los siglos y por la mano del hombre- por las diversas zonas productivas, seleccionándose de manera natural según las condiciones ecológicas de cada región.

Hay uvas que tienen enorme capacidad de adaptación y se han expandido por todas las regiones vinícolas del globo; mientras que otras sólo han permanecido en pequeños territorios y representan especialidades regionales. 

Cualquier enófilo aficionado reconocería fácilmente nombres de cepas como Torrontés, o Chardonnay; pero la cosa se complicará un poco al hablar de otras variedades menos notorias como Pinot Gris, Riesling o Fiano. El mundo del vino argentino no deja de sorprendernos con nuevas y atractivas propuestas, que vale la pena descubrir.

Si quieren probar algunos de “esos raros blancos nuevos”, aprovechen estos primeros calores primaverales y descorchen alguna de estas cinco sugerencias:

Valbona Tradición Pinot Gris 2012 ($33): Dentro de la gran familia de las uvas pinot, este es el clon blanco de mayor expansión mundial. Un cepaje de neto origen francés, también conocido como pinot grigio. Tiene moderada difusión en el encepado nacional, siendo Mendoza y San Juan las regiones con mayor cantidad de hectáreas plantadas. De las áridas tierras sanjuaninas llega este vino blanco fragante y liviano. En nariz ofrece delicados aromas florales y frutales frescos (duraznos, cítricos); con una boca sabrosa y fluida, bien refrescante y con un leve amarguito final -que no lo desmerece sino que invita otra copita-. ¡Para disfrutar sin complicaciones, aprovechando su juvenil frescura!

Jean Rivier Tocai 2012 ($39): Austera como pocas, la uva Tocai (también conocida como Friulano o Sauvignonasse) permite elaborar vinos blancos simples y ricos, como este ejemplar muy accesible de la bodega sanrafaelina Jean Rivier. Un producto de aromas sobrios, que muestra notas frutales (cítricos, manzanas) y algo herbáceas. Al probarlo es un vino etéreo y veloz, refrenda las límpidas sensaciones cítricas y herbales, con buena acidez y persistencia algo breve. ¡Un blanco que gustará a todo el mundo! 

Álamos Moscatel de Alejandría S/A ($72): Si hay vinos que invitan a beber copa tras copa, esos son sin dudas los elaborados con uvas Moscatel de Alejandría. Un cepaje de origen mediterráneo, aromático y delicado. Este vino de la bodega Catena Zapata expresa lo mejor del varietal; con su encantadora nariz de flores silvestres, uvas frescas y toques melosos. En la boca es un producto bien ligero, de bajo tenor alcohólico, levemente dulce -por la pequeña cantidad de azúcar natural que se le deja- pero muy fresco gracias a su acidez balanceada. ¡Un vino realmente exquisito, óptimo para maridar con sushi!

Luigi Bosca Riesling Reserva 2011 ($95): La uva Riesling es la variedad alemana por excelencia, perfectamente aclimatada a los rigores invernales germanos. En nuestro país las plantaciones de esta cepa son realmente exiguas, circunscribiéndose a pequeñísimas parcelas en las zonas más frías de Mendoza y la Patagonia. De los pocos ejemplares nacionales que se vinifican con tan noble cepaje, me parece que este de Luigi Bosca es el mejor logrado. Un vino blanco elegante y sutil; con una compleja nariz de perfumes florales, frutales, resinosos y minerales, muy bien armonizados con suaves tonos de crianza sobre lías. ¡Blanco de lujo, para acompañar un lenguado salseado con mariscos!   

Caelum Reserva Fiano 2012 ($115): La pequeña bodega mendocina de la familia Pimentel acaba de presentar en el mercado esta rareza, elaborada con la uva italiana Fiano (tradicional de las regiones meridionales de Campania y Sicilia). Un vino de color amarillo pálido con reflejos verdosos, límpido y brillante. La nariz empieza un poco tímida, pero a medida que se va abriendo ofrece sensaciones herbales frescas, de flores silvestres, cáscara de naranjas y leves trazos anisados. En la boca tiene sus mejores atributos; es voluminoso pero ágil, de paso franco y bien untuoso, renueva las nítidas sensaciones cítricas -sumando además una mineralidad muy interesante- y cierra con acidez perfectamente calibrada que sostiene una persistencia prolongada. ¡Rareza digna de ser probada, acompañando por ejemplo un dorado a la parrilla con crema de hierbas!

Si son de esos enófilos inquietos a quienes les atraen los vinos más peculiares, no dejen de leer también las notas: Esos raros tintos nuevos y Vino de donde no esperabas.

** Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico **