miércoles, 11 de marzo de 2020

LOS VINOS NARANJAS


Los vinos naranjas -también llamados "naranjos", "maceración prolongada" u "orange wines"- son vinos de uvas blancas que se vinifican a la usanza tradicional de los tintos, es decir, con sus partes sólidas -hollejos y semillas- en maceración activa durante casi todo el proceso.

Como la legislación argentina no está actualizada -y aún no los contempla como categoría específica-, estos vinos están etiquetados simplemente como vinos blancos.

Si bien la gente podría imaginar a estos vinos con un color nítido anaranjado, la realidad es que su paleta cromática puede ir desde un amarillo pálido hasta un naranja subido, pasando incluso por tonos beige u ocre suave (la tonalidad dependerá mucho de la cepa utilizada, del tiempo de maceración y de la cantidad de oxígeno recibida durante el proceso). Aunque no es obligatorio, muchos de estos vinos se embotellan sin filtrar, así que la mayoría suelen presentarse con algo de turbidez natural.

Para describirlos organolépticamente, me gusta decir que son vinos blancos con sus características típicas algo exacerbadas (color bastante subido, aromas varietales muy intensos, mayor cuerpo, leve sensación áspera y de amargor en el final de boca). Son vinos diferentes, que requieren cierto acostumbramiento en el paladar, y quizás no sean del gusto de todos.

En los últimos años han aparecido varias de estas etiquetas, por lo que podría pensarse que es una novel moda vitivinícola. Sin embargo, muchos científicos aseguran -y es altamente probable que sea cierto- que los primeros caldos elaborados por la humanidad fueran en este formato (pensando en las dificultades que presentaría el prensado y descube de los mostos en esas épocas pretéritas).

Los primeros vinos argentinos que pude probar en este estilo fueron realizados por Matías Michelini (Vía Revolucionaria Torrontés Brutal) y Ernesto Catena Vineyards (Alma Negra Orange). También son atractivos los productos de Germán Masera (Livvera Malvasía), el de Juan Pellizati & Gabriel Bloise (Chakana) o el crédito cordobés de Gabriel Campana & Daniela Martinelli  (Surmenage N°1 Orange Wine).

Pero hoy me voy a referir a un excelente naranjo que probé hace unos días, elaborado en muy pequeña cantidad por el enólogo Francisco Pablo Puga -a.k.a. Paco- en Bodega El Porvenir de Cafayate (Salta). Un vino elaborado con uvas Torrontés y Moscatel de un viejo parral norteño, que a mi parecer es un “monumento” a la sutileza y el equilibrio (atributos muy valiosos, que nos siempre aparecen en este tipo de vinos).

A la vista tiene un color naranja muy tenue, de tonalidad pálida y levemente brumoso -por borras muy finas en suspensión-. Cuando se lo lleva a la nariz es sumamente fragante; con recuerdos vívidos de flores de azahar, cascarás de cítricos y uvas frescas. Al probarlo es delicado y armónico, sin rusticidad ni astringencia. Seduce con su sabor frutal pleno, su textura apenas “estriada” -por las mismas borras-, su refrescante acidez, mínimo amargor y prolongado final de boca. Recomiendo servir frío. ¡Un vino perfectamente logrado, para beberse con facilidad una botella!

Les digo que es bastante difícil de conseguir, pues se han hecho pocas botellas. ¡Si lo cruzan por ahí o saben de alguien que vaya a la bodega, no lo duden un segundo!

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