sábado, 30 de julio de 2011

OCHO VINOS "A LA VIEJA MODA"

Aquí hay otra entrada -con una nota sobre vinos tradicionales argentinos- que escribí hace una par de semanas para el sitio web cordobés Circuito Gastronómico.

Quienes trabajamos relacionados con la industria vitivinícola hemos visto en los últimos años inmensos cambios en la elaboración de esta noble bebida. Las últimas tres décadas trajeron al país un sinfín de nuevas técnicas y conocimientos enológicos (el uso extendido del acero inoxidable, las elaboraciones en frío, el desarrollo de las levaduras seleccionadas, el añejamiento en barricas de roble nuevas, la micro-oxigenación, etc.), que cambiaron notablemente el perfil de los vinos que tomamos en la actualidad.

A pesar de ello, unas pocas bodegas de nuestro país decidieron conservar las antiguas prácticas de la enología clásica y seguir elaborando algunos vinos “a la vieja moda”. Las dos bodegas más emblemáticas de este estilo tradicional de vinificación son, sin lugar a dudas, López y Weinert; aunque otras empresas como La Rural o Finca La Anita también elaboran alguno de sus productos en este estilo.

Los vinos elaborados por estas bodegas no suelen tener gran repercusión en la prensa especializada y sin embargo se venden en grandes cantidades, pues tienen una clientela fiel que los sigue desde hace años. A muchos de estos vinos los recuerdo en la mesa de mi casa cuando era un adolescente; y aún los sigo viendo en las góndolas de vinotecas y supermercados.

Aunque a mí me fascinan los vinos más “modernos”, de vez en cuando también disfruto de tomarme algunos “clásicos”, como los que recomiendo a continuación:

Jerez Federico López S/A ($28): Un vino generoso blanco muy particular, elaborado al estilo de los famosos jereces de Andalucía (España). Es un producto potente y seco, con notas marcadas de envejecimiento en madera. Sorprende a quién ha tenido la fortuna de probar los caldos españoles, por su notable semejanza. Servido bien frío es un gran aperitivo. Quizás la primera copa desorienta un poco al bebedor, pero a la segunda o tercera ya se le agarra el gustito.

Chateau Vieux Blanco 2010 ($37): Un vino blanco de Bodegas López quizás algo demodé para los cánones de la enología actual (pero que a mi me encanta, que le voy a hacer). Un chardonnay algo parco, con cautelosas notas cítricas y minerales. Pareciera tener un breve paso por barricas, pero afortunadamente el roble no toma protagonismo. Es buen vino para comer y tiene precio accesible; vale tener una botella en la heladera.

Montfleury Gran Rosé 2010 ($35): Seguramente el rosado más clásico de la enología argentina, elaborado por Huber Weber en la Bodega Weinert. Un trivarietal (Cabernet Sauvignon-Malbec-Gamay) algo más intenso de lo que uno espera habitualmente de un rosado, pero ideal para acompañar un amplio abanico de comidas (incluso carnes rojas). Otro producto de precio razonable, para tener a mano y sorprender a los amigos.

San Felipe Cepa Tradicional 2006 ($25): Un delicado vino tinto de neto corte bordalés (Cabernet-Malbec-Merlot) con una crianza moderada en grandes toneles de roble de Nancy (Francia). Tiene varias décadas en el mercado nacional y aún hoy sigue fiel a su estilo. De óptima relación precio-calidad, no duden en comprarlo si lo encuentran en la góndola; pues no los defraudará!

Weinert Merlot 2004 ($55): A mi entender, el mejor varietal elaborado por la bodega homónima. Un vino tinto que ha pasado tres años en inmensos toneles de roble antes de salir al mercado. Un vino con todo la sutileza y docilidad de la uva merlot, sabiamente combinados con algunas suaves notas de crianza en grandes recipientes de madera. Un producto rico, entrador, que seguro gustará a todo el mundo. Una “fija”.

Montchenot 2001 ($80): El vino emblema de Bodegas López. Otro gran vino tinto de corte (Cabernet-Merlot-Malbec) con 10 años de crianza en colosales toneles de roble centenario, vinificado por la cuarta generación de la familia fundadora. El paso del tiempo ha logrado un vino muy armónico y suave, donde se combinan con elegancia la tipicidad varietal de las uvas utilizadas y las notas aportadas por los toneles (cuero, hongos, etc.). Una joyita de la enología vernácula, que bien vale cada peso que cuesta. Revolviendo un poco las góndolas todavía se pueden hallar algunas botellas de cosechas más viejas, las que recomiendo que arrasen si ven por ahí!

Finca La Anita Línea Tonel 2000 ($150): Un vino de lujo, para ocasiones especiales. Elaborado por una pequeña bodega de Mendoza, cuyos productos son casi “de culto”. Un producto de gran elegancia y finura, para tomarlo con algo de solemnidad. La nariz muestra acabadas notas de la crianza en toneles, pero con gran frescura y vivacidad (a pesar de que el vino tiene más de una década). En boca aún conserva ciertas notas frutales, además de una excelente acidez y una larga persistencia. No es una botella barata, pero alguna vez hay que darse un gusto… no?

Weinert Malbec Estrella 1977 ($1000): Indudablemente, el máximo ícono de nuestra vitivinicultura; elaborado por el recordado y admirado enólogo Don Raúl de la Mota en su paso por la firma Weinert. Un soberbio malbec de Lujan de Cuyo, criado pacientemente durante años en enormes toneles dentro de los mágicos sótanos de la bodega. Es un vino verdaderamente único. Probar una botella es beberse la historia del vino argentino en una copa. Por su escasez y valor simbólico, el precio es siempre muy alto -incluso mayor al mencionado aquí-; pero estoy seguro que para un amante del vino probar esta botella será un momento sublime que no olvidará jamás!


miércoles, 27 de julio de 2011

BLOGUEROS DEL VINO

Desde hace ya varios días habrán notado que en la barra lateral del blog aparecieron dos nuevos logos. La idea de esta nota es explicar el significado de los mismos y de qué se trata esta movida.

Varios somos los amantes del vino, que además de tomarlo y disfrutarlo, dedicamos parte de nuestro tiempo para generar contenido que suponemos puede ser de utilidad para quienes estén interesados en conocer opiniones de diferentes etiquetas.

Como cada paladar es diferente, pero nos une la pasión por el vino, algunos blogueros empezamos a conversar seriamente para unir fuerzas y crear movidas en conjunto.

Así surgió el nombre de Blogueros del Vino para referirnos al grupo de blogs. También creamos un logo (aporte de Noemí de Rumbovino) que está representado por la inicial de Blog sobre una hoja de Malbec de color morado por el color del vino Malbec.


Y como primer movida, haremos catas a ciegas en conjunto. El nombre a esto, luego de varias idas y vueltas, terminó en Cata Interblog (el logo, lo aportó Esteban de El Vino del Mes).


¿Cuál es la modalidad cada vez?
  • Entre todos seleccionamos por votación 3 ejemplares de igual cepa, similar rango de precio y diferentes regiones de Argentina.
  • Se puso una fecha límite realizar la misma y determine su podio.
  • Se designó un responsable de juntar todos los resultados y calcular el podio general.
  • Se distribuirá el resultado a los participantes para que cada uno genere su publicación.
  • Finalmente, en la fecha convenida, todos publicaremos al mismo tiempo el podio general y los resultados de cada cata personal.
Con esta cuestión final, mostramos el resultado de la mesa grande y la vez, las particularidades y diferencias de cada blog al evaluar y comentar los vinos.

¿Quiénes participamos?

En este momento Blogueros del Vino somos:
Por último, les sugerimos que estén atentos a los cartelitos en la barra lateral, donde irán apareciendo fechas de publicación, resultados de las catas y anuncio de las que estén por venir.



miércoles, 20 de julio de 2011

CINCO CERVEZAS PARA PROBAR ANTES DE MORIR

Como no sólo de vinos vive el hombre, aquí hay una nota sobre cervezas que escribí hace un par de semanas para el sitio web cordobés Circuito Gastronómico.

Si bien en Argentina hoy se bebe bastante más cerveza que vino (las estadísticas hablan casi del doble), la gran mayoría de los productos nacionales son muy parecidos entre sí. La industria cervecera de nuestro país -dominada por tres poderosas multinacionales- jamás ofreció al consumidor nacional variedad de productos ni calidades diferenciadas.

Sin embargo -y gracias al pequeño “veranito económico” que permitió el ingreso de productos importados en estos últimos dos o tres años- hemos tenido la suerte de probar productos diferentes y muy atractivos, provenientes de varias partes del mundo.

De pronto, de tener que tomar siempre la misma cerveza rubia ligera y medio aguada, se nos abrió la posibilidad de degustar diferentes estilos, colores, aromas, sabores y grados de amargor diversos, que enriquecieron notablemente nuestro paladar.

De todos los productos que se pueden conseguir aún en supermercados o vinotecas (les recomiendo que se apuren a buscarlos –sobre todo con los productos extranjeros- pues el tema de la importación se está complicando), estos son los cinco estilos de cerveza que hay que probar sí o sí antes de morir:

1. Cervezas de Trigo (Weissebier): Si bien en nuestro país las cervezas se elaboran primariamente con cebada, en otros países -como por ejemplo Alemania o Bélgica- también se usan otros farináceos como el trigo. Las cervezas elaboradas en base a este cereal suelen sorprender a quienes las prueban por primera vez, pues son bastante diferentes a lo que estamos acostumbrados. Son productos de color amarillento, espesos y turbios -por la presencia de levaduras, que no han sido filtradas luego de la fermentación- y de aromas frutales que recuerdan mucho a la banana madura. Apenas se las pone en la boca dan la impresión de ser dulzonas, pero luego el amargor se hace presente y persiste hasta el final. Son muy recomendadas para el verano, por su carácter marcadamente refrescante. Las marcas que pueden encontrarse en nuestro medio son Paulaner, Erdinger, Schöfferhofer (todas de origen alemán) y Patagonia Weisse (de producción nacional, elaborada por Cervecería Quilmes).

2. Cervezas Ale Rojas: Desde algunos años a esta parte, las grandes cervecerías nacionales están elaborando productos de tonalidades rojizas; pero ninguna hasta ahora utilizaba el clásico estilo europeo de fermentación Ale (fermentación superior). Han sido las cervezas artesanales las pioneras en usar esta técnica de elaboración, que permite obtener cervezas sabrosas y de buen cuerpo. Entre los ejemplos más destacados están Otro Mundo Red Ale (hecha en Santa Fé) y Boj Irish Red (hecha en Isla Verde, Córdoba). También pueden conseguirse todavía algunas cervezas importadas de este estilo, como Bass Ale (Reino Unido) o Kunstmann Torobayo (Chile).

3. Cervezas Ale Negras: Aunque en nuestro país se elaboran una buena cantidad de cervezas negras -incluso algunas de muy buena factura, como la Schenider Stout-, ninguna llega aún al nivel de las grandes Ales del norte de Europa. Dentro de este grupo de productos, creo que Guiness Draught (Irlanda) es el arquetipo máximo del estilo. Una cerveza de color oscuro con aromas tostados, a frutas secas, café y chocolate. En la boca tiene gran cuerpo y textura muy cremosa. El sabor es intenso y moderadamente amargo, con persistencia larga y placentera. Una cerveza ideal para disfrutar en los días más fríos del invierno.

4. Cervezas Ahumadas (Raüch): Son productos verdaderamente particulares, que generan admiradores y detractores por partes iguales. En el proceso de elaboración, los granos de cebada son tostados y ahumados con fuego directo de maderas nobles, para acentuar su sabor. El resultado final es una cerveza de color oscuro, con marcadas notas ahumadas tanto en nariz como en la boca. No es una cerveza muy recomendada para comer ni como refrescante, pero es compañera ideal para fumar un buen cigarro en la sobremesa. Se puede hacer un acercamiento a estos productos probando Boj Smoked (Córdoba) o El Bolsón Negra Ahumada (Río Negro).

5. Cervezas de Abadía: Probablemente las mejores cervezas del mundo. Son productos elaborados por monjes -con recetas ancestrales- en unas pocas abadías del mundo (en la actualidad tienen derecho a utilizar esta denominación legal apenas una veintena de establecimientos). En general son cervezas de color oscuro, con mucho cuerpo, marcado gusto a cereales y elevada graduación alcohólica. Deben servirse apenas refrescadas y en copas de boca ancha (para poder apreciar sus características organolépticas). Los precios de estas cervezas son altos, pero les aseguro que bien valen cada peso que cuestan. Algunas de las marcas que nos permiten descubrir estas grandes bebidas son La Trappe (Alemania), Maredsous, Duvel y Chimay (Bélgica).

El mundo de las cervezas es amplio y diverso. Aprovechemos que todavía tenemos la opción de probar y disfrutar otros estilos. Vivamos la diversidad y no nos cerremos en los estilos que ya conocemos. PROOST !!!

viernes, 15 de julio de 2011

NOTAS EN LA VOZ DEL INTERIOR - PRIMER SEMESTRE 2011

Nuevamente durante este año -y por la renovada invitación del periodista Nicolás Marchetti- sigo escribiendo algunas columnas sobre vinos para el suplemento VOS (del diario cordobés La Voz del Interior). Aquí he armado un compilado de los textos que se han publicado durante este primer semestre, por si a alguien le interesa leerlas...

DESCONTRACTURADAS BURBUJAS

Leyendo esta semana un informe del Fondo Vitivinícola Mendoza (el organismo público no estatal dedicado a la promoción del consumo de vinos en nuestro país), me enteré sorprendido que una de las categorías de vinos que más ha crecido en ventas en el último año ha sido la de los vinos “frizzantes”.

Estos vinos, también llamados “gasificados”, son en general productos de buena calidad pensados para ocasiones de consumo descontracturadas (discotecas, pubs, etc.). Muchos enófilos suelen denigrar estos vinos por “simples”, quizás por que no reconocen que son la “puerta de entrada” de los jóvenes a esta milenaria, noble y sana bebida.

Nuestro país produce vinos frizzantes sumamente agradables, que vale la pena probar alguna vez. El precursor y líder en ventas en Argentina es New Age ($22), pero también son muy recomendables Septiembre Cool Wine ($17), Frizzé ($15) y Suá ($15).

Bebamos entonces -siempre con moderación- y celebremos con alegría que el vino será declarado en breve nuestra “bebida nacional”. A vuestra salud !!


EL REY DE LOS CEPAJES TINTOS

El Cabernet Sauvignon es, sin lugar a dudas, el rey de los cepajes tintos. Nació en la fresca zona de Burdeos (Francia), pero se ha extendido prolíficamente por todo el mundo; gracias a su gran capacidad de adaptación a diferentes suelos y climas. Así hoy es posible encontrar vinos elaborados con esta uva en países como Estados Unidos (Napa Valley), España (Cataluña), Bulgaria y -por supuesto- Argentina.

En nuestro país esta uva está bastante difundida (es el tercer varietal tinto en cantidad de hectáreas plantadas). Produce excelentes vinos en Mendoza, los Valles Calchaquíes y la Patagonia (con una tipicidad regional muy particular y atractiva en cada zona).

Para descubrir lo que puede dar la uva Cabernet Sauvignon en nuestro territorio, los invito a viajar imaginariamente probando estos vinos: Empezamos en Río Negro con el Humberto Canale Intimo ($30), pasamos por Salta con el Cafayate Reserva ($31), seguimos por Agrelo/Lujan de Cuyo con el Sottano Gran Reserva ($75) y terminamos en el Valle de Uco con el Atamisque ($125). Como ven, mucho para probar y disfrutar… Larga vida al Rey !!


LA REINA DE LAS UVAS BLANCAS

La Chardonnay es, sin lugar a dudas, la reina de las uvas blancas. Nació en la fría zona de Borgoña, de allí pasó a Champagne (ambas en Francia) y luego se extendió prolíficamente por todo el mundo; gracias a su gran capacidad de adaptación a diferentes suelos y climas. Hoy es posible encontrar vinos elaborados con este cepaje en países como Estados Unidos (Napa Valley), España (Cataluña), Chile (Valle del Maipo), Australia (Barossa Valley) y -por supuesto- Argentina.

En nuestro país esta uva está bastante difundida (es el tercer varietal blanco en cantidad de hectáreas plantadas). Produce excelentes vinos en las zonas frías de Mendoza y en la Patagonia; además de ser la base de la mayoría de nuestros vinos espumantes.

Para descubrir lo que puede dar la uva Chardonnay en nuestro territorio, les recomiendo probar los siguientes vinos: Postales del Fin del Mundo ($32), Chateau Vieux ($32), Norton Reserva ($60) y Catalpa Reserva ($80). Como ven, mucho para probar y disfrutar… Dios Salve a la Reina !!


ENIGMÁTICO SYRAH

Quizás la uva tinta con más historias y leyendas sobre su origen sea la Syrah (Shiraz). Algunos autores sitúan su origen -varios siglos antes de Cristo- en la ciudad persa de Shiraz (actualmente Irán). Otros afirman además que fue el vino que bebió Jesús en la Última Cena. Sin embargo, hoy se sabe con certeza que este cepaje nació en la cálida y desértica región del Valle del Ródano (Francia), y que se volvió mundialmente famoso en gran medida gracias a los vinos australianos.

En Argentina existen unas 13.000 hectáreas plantadas con este varietal. Prefiere las zonas cálidas del Noroeste, pero también brinda excelentes exponentes en las zonas templadas de Mendoza. Los vinos Syrah se caracterizan por intensos aromas de frutas maduras, animales (cuero), especiados (canela, clavo) y minerales.

En nuestro país es el tercer varietal tinto en las preferencias de consumo actuales. Para descubrir la rica diversidad que ofrece esta uva, les recomiendo probar algunos de estos vinos: Aguma Edición Limitada (San Juan), Don Diego (Catamarca), La Puerta Reserva (La Rioja), Don David (Salta), La Espera (San Rafael) y Dolium Petit Reserva (Lujan de Cuyo).


SALVAJEMENTE BLANCA

Para quién degusta por primera vez una copa de vino sauvignon blanc, suele ser una inmediata sorpresa descubrir sus frescos aromas vegetales, casi salvajes (ruda macho, ananá, pomelo rosado, pasto cortado, espárragos, maracuya y otras frutas tropicales).

Este cepaje -que muchos reconocen como un clon albino de la uva cabernet sauvignon- nació en la fría y húmeda región del Valle del Loire (Francia), expandiéndose desde allí a otras zonas con características climáticas similares (Nueva Zelanda, EEUU y Chile).

En nuestro país esta variedad se adaptó muy bien en las zonas más frías de Mendoza y de la Patagonia. Aquí, la mayor parte de los vinos sauvignon blanc se elaboran como productos jóvenes -para ser bebidos en el año- conservando así sus vivos aromas, además de su nervio y frescura. Sin embargo, también pueden encontrarse algunos productos fermentados en barricas (que suman estructura y complejidad aromática a la paleta vegetal típica de la variedad), en gamas de precios algo más altas.

Para disfrutar del sauvignon blanc en todo su esplendor -y sin gastar demasiado- les propongo degustar algunos buenos exponentes argentinos como el Trapiche ($18), Lurton Vuelá sobre lías ($32), Punto Final ($40) y La Flor de Pulenta Estate ($45).


MEZCLAR ESTA BIEN

Históricamente -y debido al origen netamente europeo de los inmigrantes llegados al país- en Argentina siempre se elaboraron y bebieron vinos “genéricos” o “blends” (vinificados mezclando dos o más variedades de uvas, en cualquier proporción). Recién en los años 80´ llegó a nosotros la tendencia norteamericana del “varietalismo” (vinos elaborados con una sola variedad de uva), que cambió radicalmente el estilo de los vinos que se consumían en el país, llegando hasta nuestros días con una preferencia de consumo superior al 70%.

A pesar de esta moda, yo recomiendo siempre volver a los vinos genéricos. En estos productos, los enólogos pueden usar su experiencia -y su arte- para combinar las características de diferentes cepajes vitivinícolas -colores, aromas, sabores, estructura-; obteniendo vinos con características únicas e irrepetibles.

Para adentrarse en el inmenso universo que proponen los vinos genéricos, les dejo algunos recomendados. Entre los vinos tintos: Suris Cabernet-Syrah ($15), San Felipe Cepa Tradicional ($23) y Sottano Reserva Blend ($75). Entre los vinos blancos: Goyenechea Chradonnay-Tocai ($18) e Infinitus Semillón-Torrontés ($32). Ojalá descubran, que a veces, está bueno mezclar !!!


SEDUCTORA VIOGNIER

Si se me pide una recomendación sobre un vino blanco suave, amable al paladar y de aromas seductores; siempre sugiero un viognier. Este cepaje -originaria del Ródano francés y bien adaptada a los climas cálidos y templados de nuestro territorio- brinda productos de carácter marcadamente afrutado (con notas de melón, duraznos blancos, damascos, cítricos), además de agradables trazos herbáceos o minerales según las zonas de cultivo.

Las bodegas Lagarde y Familia Zuccardi fueran pioneras en implantar y vinificar este cepaje en Mendoza. Le siguieron experiencias en otras zonas como La Rioja, Salta o la Patagonia. Hoy existen buenos exponentes de esta variedad en toda la geografía vitivinícola argentina. Como todo vino blanco, debe consumirse preferiblemente en los primeros dos años desde su cosecha, para disfrutar de su vibrante frescura y juventud.

Recomiendo dejarse seducir por esta uva encantadora, probando algunos de sus mejores exponentes nacionales: Finca Las Moras ($16), Santa Julia ($21), Altas Cumbres ($35), Finca La Linda ($40), Escorihuela Gascón ($50) y Alma Negra ($90).


ESQUIVO SEMILLÓN:

Si hay una uva blanca argentina que tuvo un destino esquivo, esa fue sin lugar a dudas la semillón. De origen netamente bordalés (centro-oeste de Francia), en nuestro país fue ampliamente utilizada para elaborar vinos blancos de gamas bajas. A pesar de su uso extensivo, desde los años 90´ la superficie implantada con este cepaje decrece, siendo en la actualidad menos del 1% del viñedo nacional.

Los vinos de semillón suelen ser muy austeros en aromas y sabores (suaves notas herbáceas, cítricas o minerales), con buen cuerpo y acidez balanceada. Esta delicadeza los convierte en vinos muy atractivos para comer, pues respetan mucho los alimentos no “tapando” sus características sensoriales.

En nuestro país hay pocos exponentes elaborados con semillón (y los existentes están en segmentos medios-altos de precios). Sin embargo, si alguien se anima a investigar se sorprenderá con vinos como el: Humberto Canale ($35), Selección de Ricardo Santos ($55), Finca La Anita ($ 75) y Mendel ($95). Quizás entre todos podamos sacar del olvido a esta noble variedad blanca!! Salud!!


UN TINTO EN BOCA DE TODOS

De un tiempo a esta parte, mucho se viene hablando en Argentina sobre la uva tinta bonarda. De origen francés -aunque durante mucho tiempo confundida con una uva italiana-, es la segunda variedad más plantada en nuestro territorio (después del malbec).

Durante décadas esta uva fue considerada de calidad “inferior”, por lo que se mezclaba con otras uvas en los vinos de corte tintos (los archiconocidos “borgoña” argentinos). Gran parte de esta mala fama sólo se debía a un mal manejo de la uva en el viñedo, con rendimientos muy elevados que diluían sus notables características varietales. A fines de la década del 90´ varias bodegas -con Nieto Senetiner a la cabeza- comenzaron a trabajar seriamente con este cepaje, obteniendo resultados de alta calidad.

Para saber por que el bonarda está en boca de todos, recomiendo probar algunos buenos exponentes a precios accesibles: Nieto Senetiner, Dante Robino, Durigutti Clásico, Sur de los Andes, Algarrobo Grande o La Puerta Reserva (todos entre $35 y $45). Estoy seguro que esta uva dará mucho que hablar !!


CUESTIÓN DE GRADOS

Mucho se ha discutido ya sobre las temperaturas correctas de servicio de los vinos. Sin ánimo de ser dogmático (nada peor que los dogmas en algo tan personal y hedonista como es el vino), voy a exponer algunas razones que justifiquen mis consejos.

Los vinos blancos -así como los rosados y espumosos- no generan mayores problemas pues siempre deben servirse fríos; ya que su principal virtud es ser refrescantes.

El caso de los vinos tintos es algo más complejo, pues está muy arraigado el mito de la “temperatura ambiente”. Esta métrica poética es poco exacta, pues depende del lugar donde nos hallemos y la época del año. Lo ideal para disfrutar de los vinos tintos es no superar nunca los 18ºC (esto es simple en invierno, pero en época estival implica refrescar la botella en la heladera por 45 minutos antes de descorcharse). Servidos a temperaturas más altas, estos productos comienzan a sentirse desequilibrados, con notas alcohólicas agresivos a la nariz y cáusticas a la boca.

A pesar de todo lo expuesto anteriormente, que espero sirva de ayuda, cualquier persona tiene derecho a hacer caso omiso a mis palabras y beber el vino como más le plazca !!

miércoles, 6 de julio de 2011

¡A TOMARSE TODO EL VINO… OH…OH… OH! (CORDOBÉS, MAS VALE):

Reproduzco aquí una nota que escribí hace un par de semanas para la web www.cordobagastronomica.com.ar (del periodista Nicolás Marchetti), donde hablo sobre los vinos de mi provincia:

Quizás poca gente la conozca, pero Córdoba tiene una larga y rica tradición vitivinícola.

La historia comienza en el siglo XVII, cuando el actual territorio de la provincia era el principal centro de producción de vinos del Virreinato del Río de la Plata. Los Jesuitas instalados desde 1618 en la Estancia Jesús María, elaboraban grandes cantidades de esta noble bebida, con tecnología de avanzada para la época. Los documentos históricos afirman que el primer vino americano en llegar a la Corte Española fue un “lagrimilla” (blanco dulce) elaborado en estas tierras.

Con la expulsión de la Orden Jesuítica a fines del siglo XVII, decae esta importante industria y se abandonan muchos viñedos. Recién en la última década de ese siglo llega una fuerte oleada migratoria italiana -friulana principalmente- que se instala en Colonia Caroya y sus alrededores, rescatando del olvido las viejas plantaciones y aportando los nuevos conocimientos y maquinarias traídas desde Europa. La fuerza de trabajo y el tesón de los inmigrantes forjaron una importante actividad productiva, que se mantuvo a pesar de los avatares económicos y políticos que sufrió el país durante el último siglo.

El crecimiento vertiginoso de la vitivinicultura en las provincias de Cuyo durante este mismo período sustrajo algo de protagonismo a nuestra región, aunque la actividad perduró en pequeñas explotaciones familiares. Desde mediados de la década del 90´ asistimos a la reconversión de la zona, abriendo una nueva etapa de expansión.

Aunque hoy esta actividad agro-industrial es realmente pequeña (representando menos del 1% del total nacional), está en crecimiento y el panorama es muy interesante; debido básicamente a las notables mejoras realizadas en la producción y al desarrollo de nuevas zonas dentro de nuestro territorio (Calamuchita, Noroeste, Traslasierra).

Si bien los vinos de Córdoba siempre estuvieron asociados a la uva frambua (isabella o chinche), existen en la actualidad gran cantidad de viñedos implantadas con uvas finas. Al presente la provincia posee 300 hectáreas productivas y once bodegas registradas.

Como dice un grande del cuarteto: “esta ciudad parece un desierto, sin vino no podemos vivir”; así que nada mejor que empezar por alguno de sus mejores productos:

Finca Atos Sauvignon Blanc 2010 ($40): Un novedoso vino blanco, elaborado en el Valle de Calamuchita por la bodega homónima. Verdaderamente no tiene una gran tipicidad varietal, pero su frescura y boca sabrosa lo hacen un vino muy disfrutable.

Nanini Frambua Amabile ($15): El inconfundible vino cordobés de siempre, frutado y goloso. Si te gustan los vinos bien livianos y algo dulzones, este es tu vino de cabecera.

La Caroyense Frambua Precoz ($15): Probablemente el vino seco de uva frambua mejor logrado hasta ahora. La nariz es típica de la variedad (frambuesas, frutillas), mientras que la boca es suave, con refrescante acidez y alcohol muy moderado.

Casa Histórica Tannat Roble 2009 ($25): Un vino tinto de mediana estructura y potencia, elaborado en Colonia Caroya por el destacado enólogo Gabriel Campana. El aporte de la madera es el adecuado, para que no tome protagonismo por sobre la fruta. Es el compañero ideal para unos embutidos algo picantes o un buen asado criollo.

Jairala Oller Cabernet Sauvignon Roble 2009 ($35): Otra novedad, esta vez llegada desde el noroeste provincial. Un vino tinto de buena tipicidad varietal, gustoso y fluido en la boca. La madera está en perfecta armonía, así que suma complejidad sin marcar demasiado su presencia. Para acompañar los chivitos al horno que prepara con maestría Don Héctor cuando lo visitamos por allí, este vino no tiene rival.

Familia Navarro Torre Cabernet Sauvignon-Malbec 2008 ($45): Un vino tinto de corte muy tradicional, proveniente de un terruño nada tradicional. Está elaborado en la moderna Bodega de Estancia Las Cañitas (Valle de Calamuchita). Es un producto de aromática peculiar, con notas resinosas bien marcadas. En boca es carnoso y rico, de buen volumen y persistencia media. Es un vino realmente interesante para descubrir la más nueva de las regiones vitivinícolas de la provincia.

Noble de San Javier Reserva Malbec 2009 ($60): A mi leal saber y entender, el mejor vino elaborado actualmente en Córdoba. Un malbec de Traslasierra con gran tipicidad varietal, buena estructura y notable equilibrio. En boca es jugoso y frutado, con notas balsámicas y tostadas del roble en agradable combinación. Persistencia larga y excelente final. Una joyita que hay que probar (aunque haya que cruzarse las Altas Cumbres un fin de semana para visitar la bodega y poder conseguirlo).

Mistela Virgen del Valle ($30): Un vino licoroso elaborado con uvas cosechadas en Catarmarca, pero vinificadas en la tradicional Bodega Nanini de Colonia Caroya. Su sabor es bien dulce y primario -recuerda a uvas frescas- pero para nada empalagoso. El tiempo de crianza le aporta complejidad y aromas melosos sumamente atractivos. Creo que es la mejor compañía para terminar una buena comida, escoltando a alguno de nuestros postres más tradicionales (ambrosía, huevos quimbos o colaciones). Riquísimo.

A tomarse todo el vino !! (Que sea cordobés, más vale).