sábado, 17 de noviembre de 2012

VINO DE DONDE NO ESPERABAS


"El Vino es el maestro del gusto. Nos ayuda a cuidar nuestro interior, libera el espíritu e ilumina la inteligencia” Paul Claudel (Poeta francés -1868-1955)

A través de los siglos, los diferentes cepajes vitivinícolas siempre han estado ligados a su terruño de origen. Así el Malbec siempre fue de Cahors, el Tannat del Madiran, la Syrah de la Côtes du Rhône y la Sauvignon Blanc del Val de Loire (todos en Francia). Esta asociación tan estrecha se debía a largos siglos de adaptación a ese clima y suelo.

Con el descubrimiento y colonización del Nuevo Mundo en la Edad Moderna, las uvas fueron llevadas allí y naturalmente buscaron zonas geográficas de climatología similar, donde se desarrollaron en plenitud. El Malbec se adaptó de maravillas a la región mendocina de Lujan de Cuyo, el tannat se instaló en las templadas regiones de Uruguay  -y en nuestro noroeste-, el syrah se hizo famoso en Australia -pero también en San Juan- y el sauvignon blanc prefirió los climas fríos y se fue a Nueva Zelanda o Chile -y a las zonas frescas de Mendoza y la Patagonia-.

Hasta aquí todo seguía una lógica biológica -valga el juego de palabras-. Sin embargo, con el trabajo esforzado de ingenieros agrónomos y enólogos de todo el mundo, se pudo “torcer el destino” y adaptar variedades vitícolas a zonas impensadas apenas algunas décadas atrás. Estas experiencias tuvieron sus altibajos, pero permitieron experimentar y descubrir algunos vinos diferentes.

Si les tienta la idea de disfrutar algunos productos que pertenezcan a esta categoría de “vinos de donde no esperabas”, aquí van seis interesantes propuestas:

Andeluna Torrontés 2011 ($45): Hasta hace algunos años, decir torrontés era decir Salta. Sin embargo, hoy vemos como esta uva a llegado a Mendoza para quedarse. Este blanco es el que más me gusta de los torronteses cuyanos. Es un producto de una frescura increible, con notas florales y cítricas que estallan en la copa embelesando la nariz. Al llevarlo a la boca, entra apenas goloso, para dar paso luego a un vino ágil, de buen cuerpo y moderada persistencia (sin el amargor típico de los vinos cafayateños). ¡Lo probé varias veces y me parece un producto excelente a un precio muy competitivo!

Gérôme Marteau Torrontés 2011 ($45) : El torrontés no se ha conformado con llegar a Mendoza, si no que ha seguido migrando hasta la misma Patagonia. De alli proviene este blanco fragante y vivaz ; con una seductora nariz de frutas frescas y trazas vegetales muy agradables. En la boca es apenas amable, pleno de sabores, cuerpo medio y persistencia correcta para el rango ¡Un vino algo dificil de conseguir -pues no está en muchos comercios, ya que la familia elaboradora prefiere hacer una distribución personalizada-, pero que vale la pena tomarse la molestia de buscarlo!    

RD Sauvignon Blanc 2011 ($80): Tuve la suerte -y la sorpresa- de probar este vino en la feria Vinos de Altura hace algunas semanas. Si no me hubieran dicho previamente que provenía de Tacuil (en Salta, a más de 2600 m.s.n.m.), no me lo hubiese creido. Realmente es un blanco que respeta la tipicidad de la uva, a pesar de estar cultivado en una región donde lo último que esperaría uno encontrar es un sauvignon blanc. Al degustarlo aparece un vino fresco, de nítidos aromas minerales, herbáceos y algo frutales -pero sin excesos que a veces parecen artificiales-. En boca es ligero y de acidez amable, invitando a tomar más de una copa. ¡Una rareza que merece ser probada !

Verum Cabernet Franc Reserva 2010 ($95): La cabernet franc es una antigua cepa de origen francés, que tiene aún escasa difusión en nuestro país. La pequeña producción siempre se uso para cortes; recién en el último lustro aparecieron algunos ejemplares como varietal puro. En la Patagonia hay muy pocos ejemplares, y creo yo que este es el mejor en la actualidad. Un tinto de buena potencia pero notable elegancia. La nariz tiene notas de frutas maduras y toques herbáceos muy frescos, enmarcados en suaves notas dulces de la crianza en barricas (cacao, vainilla). En la boca es amable, sabroso, frutal y con la frescura natural de los vinos de zonas frías, convirtiéndolo en un producto de trago muy amable. ¡Me gusta mucho para acompañar un cordero asado, en despedida de año con amigos!   

Fin Tannat 2007 ($135): ¿Quién hubiera pensado degustar un tannat de la Patagonia? Pues la Bodega del Fin del Mundo lo ha hecho posible, a través de su línea de “single vineyards”. De una pequeña parcela experimental -y con un rendimiento muy acotado, que no superó los 5100 kg- se elaboró este vino particular. Al degustarlo a ciegas cuesta decir que es un tannat (seguramente por que tenemos en la cabeza el estilo de los vinos del norte, terrosos y empireumáticos), pero el producto está muy bien. Tiene aromas frutados, balsámicos –anís, regaliz- y algunas notas de buen roble; que dan paso a una boca voluminosa, de entrada seca e intensa, con taninos recios y persistencia media. Vale la experiencia de probar un vino diferente, aunque me parece que el precio del producto quizá sea demasiado elevado.

El Esteco Extra Brut NV ($65): Cuando uno habla de espumosos, siempre se vienen a la mente regiones frías (la Champagne francesa, el Penedés catalán, el norte de Italia, quizás Mendoza o Río Negro). Sin embargo -desde hace ya un par de años- hay que agregar a Salta a esta lista. La tradicional bodega El Esteco (perteneciente al Grupo Peñaflor) elabora este espumoso seco de notable calidad, en base a un corte de uvas chardonnay, torrontés y un pequeño porcentaje de malbec. El producto en cuestión está muy bien. Sus aromas son frutales -manzana y ananá- con algunos toques de levadura; al llevarlo a la boca entra bien seco, generoso en sabor, con buenas burbujas, fresca acidez y notable persistencia. ¡Si no me equivoco, las mejores burbujas del Noroeste!

¿Han probado ustedes algún otro vino de donde no esperaban? Son bienvenidos los comentarios, para seguir descubriendo “perlitas” enológicas...

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**

martes, 13 de noviembre de 2012

CUARTA LUPA BLOGUERA: TEMPRANILLO

Por cuarta vez consecutiva, el grupo de los Blogueros del Vino nos ponemos de acuerdo para realizar una nueva actividad en común. En esta oportunidad, volvemos a realizar una “Lupa Bloguera”.



Para quienes no nos siguen con frecuencia, aquí, aquí y aquí pueden leer sobre las experiencias anteriores, así como sobre el funcionamiento de esta actividad conjunta.



En esta nueva experiencia grupal, la cepa elegida fue la Tempranillo y el rango de precios se dejó a criterio de cada bloguero. La idea fue nuevamente “barrer la góndola”, para que nuestros lectores puedan encontrar  diferentes opciones en la categoría elegida.  

LA TEMPRANILLO:

www.vinoquedadores.es

La uva Tempranillo es una cepa tinta originaria del norte de España, donde forma parte esencial de la mayoría de sus grandes vinos. Es la uva más importante en las DOCa Rioja, DO Ribera del Duero y DO Toro. También se la utiliza en proporciones menores en otras regiones como Navarra, La Mancha, Madrid, Aragón, Cataluña y Galicia.

Se considera la uva emblemática española, siendo la segunda en superficie implantada (luego de la Garnacha Tinta). A lo largo de la Península Ibérica recibe otros nombres como: Tinta Fina, Tinta País, Tinta de Toro, Cencibel, Ull de Llebre, Araúxa, Tinta Roriz y Aragonêz (estas últimas dos sinonimias típicas de Portugal)



Viñedo en la DO Toro (fotografía propia) 

Se la cultiva en varias regiones del Nuevo Mundo (EEUU, Australia, Chile, Perú, México y Argentina), pero en ninguna alcanza el nivel de importancia que tiene en su región de origen. Sin embargo, en esta última década la variedad está experimentado un “resurgimiento” gracias a los desarrollos producidos en California y Argentina.

Tiene una moderada difusión en nuestro país, donde hay unas 6568 hectáreas (INV, 2009). Es la sexta uva tinta más plantada y representa el 6,3% del viñedo tinto nacional. La mayor parte de esta superficie se encuentra implantada en la provincia de Mendoza.  Es una uva de maduración bastante temprana (de allí su nombre) y prefiere los climas templados y con buena amplitud térmica.

No está muy claro como llego esta uva al país, pero no es descabellado pensar que esté en nuestro encepado vernáculo desde la Época Colonial (llegado con los conquistadores y sacerdotes españoles). Seguramente hubieron nuevas introducciones de cepas con las oleadas migratorias europeas del siglo XIX, así que es pienso que es un varietal de larga data en nuestro territorio.

He probado buenos vinos de esta variedad (algunos muy destacados para exportación), pero creo que aún le falta desarrollo. De todas maneras, creo que es un cepaje para observar muy de cerca…

EL RANGO DE PRECIOS:

He elegido para esta lupa un vino de $75 pesos argentinos. Sé que es un segmento moderadamente alto, aunque aún bastante accesible para los enófilos que disfrutan de los buenos vinos.  

VAMOS AL VINO ELEGIDO:

 www.pueyrredonbebidas.com.ar

Fond de Cave Reserva TemprAnillo 2005 ($75):

Vista: Límpido y brillante. Bello color rojizo, con menisco apenas virando hacia el teja.

Aroma: Sumamente agradable y de buena complejidad. Las notas de la fermentación maloláctica (mantequilla) y de la crianza en barricas (vainilla, caramelo) se notan aún, a pesar de la edad. Al darle tiempo en copa aparecen aromas de frutas confitadas, más algunos trazos terrosos y minerales.

Gusto: Entrada agradable y bien seca (a pesar de lo “golosa” que estaba la nariz). Buen medio de boca, sabroso y con la acidez correctamente balanceada. Persistencia media-larga.

Impresión global: Un vino de muy buena calidad, en un precio medio-alto. Presenta una agradable evolución, dentro del estilo de los productos que más me agradan. A pesar de tener ya siete años, es la añada vigente en el mercado. 

RPC: Buena a Muy Buena.
Puntaje: 84/85 pts. ¡Lo volvería a comprar, pues me gustó!
Link de la bodega: http://www.trapiche.com.ar

OTROS BLOGS QUE PARTICIPAN

Si quieren leer sobre otros vinos elegidos para “La Lupa Bloguera”, no dejen de visitar los blogs de los colegas participantes de esta actividad:

-          El Vino del Mes
-          Fabián Mitidieri
-          Mr. Wines
-          Rumbovino
-          Vinarquia
-          Vinos en Buenos Aires
-          Wine Mdq

lunes, 5 de noviembre de 2012

VINO CON POCA PLATA

Entramos en la “recta final” del año y hay que empezar a pensar en el presupuesto para las próximas fiestas -con sus inevitables eventos, regalos, visitas, viajes-. La “mano viene dura”, así que hay que estar atentos y “cuidar el mango”.

Los bolsillos flacos no deben privarnos del sosegado placer de acompañar nuestras comidas con una copa de rico vino; simplemente tenemos que aguzar el ingenio y descubrir buenos vinos a precios accesibles (¡que los hay, solo hay que tener la paciencia de buscarlos!)

Para colaborar en la exploración de la góndola, aquí van trece -si, exactamente trece pues no somos supersticiosos- propuestas enológicas de precio muy conveniente:  

Crotta Chenín-Ugni Blanc 2011 ($14): Un vino del este mendocino que satisface con creces el precio pagado por él. Un blanco muy simple, directo y agradable. De nariz frutada y algo herbal, tiene una boca seca, de buena acidez y correcta persistencia para el rango. ¡No pidas mucho más por 14 pesitos!

Diego Murillo Torrontés 2011 ($23): Fresquísimo blanco patagónico, elaborado en Río Negro con uvas torrontés. Este vino es totalmente diferente a los ejemplares salteños de esta uva; tiene la nariz más herbácea y cítrica, además de una boca bien leve y fluida. ¡Un rico vino, en un precio muy competitivo!

Portillo Sauvignon Blanc 2012 ($30): Estoy absolutamente convencido que los vinos de esta línea -de la bodega Salentein- son los campeones absolutos de la relación calidad-precio. Realmente admiro los productos que hace esta empresa en un precio tan razonable. De toda su gama de vinos, este blanco es mi preferido. Un vino joven y vivaz; de aromas herbáceos y frutados nítidos (ruda, pasto cortado, ananá, pomelo blanco); con una boca ligera, sabrosa y de acidez marcadamente refrescante. ¡Comprá con los ojos cerrados, que está bárbaro!

Cafayate Malbec Rosé 2012 ($27): Un rosado simple y muy bebible, que no defrauda jamás. Es ya un clásico salteño, que ofrece más que lo que su precio pide. De perfil aromático frutal fresco (frambuesas, ciruelas) y ligeramente vegetal; se complementa con una boca liviana, de entrada apenas amable y balanceada acidez ¡La “vie en rose” no cuesta tan cara!  

Familia Tipo Tinto 2011 ($14): En un vino de este segmento, es poco lo que se puede exigir al producto. Sin embargo este tinto cumple, con una nariz especiada/frutal y una boca escueta pero agradable. El alcohol se siente algo presente, pero esto se disimula bien sirviéndolo ligeramente refrescado. ¡Una ganga, para aprovecharla!   

Cavas de Caroya Pinot Negro-Merlot ($21): El jugador local de esta lista no decepciona, ofreciendo un vino bien delgado, frutado y de armónico paso por boca. Un vino que sorprende a quienes lo prueban por primera vez. ¡La etiqueta quizás no le ayuda mucho, pero lo que está adentro de la botella bien vale los veinte mangos! 

Rio Seco Bonarda 2011 ($23): La bodega Lavaque es muy famosa por sus vinos salteños, pero también tiene fincas en Mendoza (más precisamente en San Rafael). De allí proviene este tinto menudo, sabroso y económico. Tiene buena tipicidad de bonarda, con aromas y sabores de frutas ácidas, especias y algo herbáceo agradable. ¡Un tinto para la mesa diaria!

Don Silvestre Tempranillo 2010 ($27): Esta novedad pertenece a la pequeña bodega Hinojosa (Valle de Uco - Mendoza). Es un tinto liviano y “entrador”. Su nariz es simple, de perfil frutal fresco y algo especiado. En la boca es fluido, de cuerpo medio y taninos moderados. ¡Buen vino, buen precio, buena elección!

Quara Tannat 2011 ($32): Este vino salteño es un compañero inseparable de los asados multitudinarios, pues ofrece mucho sin exigir demasiado a cambio. Un tinto con  nariz de notable complejidad -y tipicidad- para el rango; de perfil frutal confitado, especiado y algo terroso. La boca ofrece buen volumen, paso ágil y unos taninos que apenas se sienten (pero que “limpiarán la boca” de maravillas si se estás comiendo comidas potentes o grasas). Si aún no lo has probado, ¿qué están esperando? 

Santa Silvia Blanco Dulce ($15): Poco se le puede exigir a un vino de precio tan bajo, y sin embargo este blanco dulce sanjuanino cumple. Un producto rico, goloso y bien livianito, que  “se bebe como agua” bien frío en una tardecita de calor. ¡Otra ganga…comprá!  

Omnium Semillón Dulce 2012 ($22): Un blanco dulce que sigo hace varias cosechas, el cual me sorprende gratamente por su consistencia. Un vino ideal para los postres frutales (lemon pie, strudel, tarta de frutillas), que no empalaga por su notable balance azúcar-acidez. La verdad es que no tiene gran complejidad, pero es rico y no cuesta tan caro. ¡Aunque no seas un amante de los vinos, este seguro te va a gustar!

Benjamin Nieto Senetiner Tardío Rosé Dulce 2012 ($27): Este rosado mendocino es ideal para quienes recién se acercan al mundo del vino; por su nariz suavemente aromática y su boca  dulzona y liviana. Puede andar en el aperitivo, pero me lo imagino más en el postre con un imperial ruso o un cheese-cake. ¡Amistoso, seductor y a buen precio, combo perfecto! 

Colón Extra Brut ($29): Es difícil hallar espumosos “buenos, bonitos y baratos” en nuestro mercado. Sin embargo, este producto de la tradicional bodega sanjuanina Colón se defiende bastante bien para su precio. Un vino de aromas frutados limpios, boca sabrosa y seca, con burbujas medianas y persistentes. ¡Para un brindis multitudinario en el trabajo va genial!

Si con todas las recomendaciones que les dejo aquí aún no les alcanza (pues yo sé que “la gente siempre quiere más”), los  invito a releer otras notas anteriores con más vinos de precio accesible: 8 buenos vinos que no te agujerean el bolsillo, 12 vinos por $20 y 15 vinos BBB (Buenos, bonitos y baratos).

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**

jueves, 1 de noviembre de 2012

VINOS Y PLACERES GOURMET CON ACENTO SERRANO

Les dejo aquí una nota que escribí para la Revista Wine+ (Club del Vino de Argentina y Uruguay), publicada en la edición de octubre de 2012. 

El texto propone un fin de semana de gastronomía y vinos en la ciudad de Córdoba y alrededores.

No es fácil pararse a mirar una ciudad con “ojos de turista” cuando uno lleva más de una década viviendo allí; sin embargo no deja de ser una tarea desafiante y atractiva.
El hecho de recomendar lugares para visitar o comer no me inquieta, pues gracias a mi actividad -relacionada a los vinos y la gastronomía- visito con frecuencia muchos de ellos. La cuestión pasa por lograr que las sugerencias seduzcan a los visitantes; que sean verdaderamente representativas de la ciudad y su entorno, para que les permitan llevarse una idea de lo que esta puede ofrecerles. 
Con las premisas anteriores en mente, trataré de armarles un recorrido de tres días por Córdoba y sus alrededores; para que disfruten de una región llena de rica historia y  gastronomía seductora. La primavera que comienza es la época ideal para visitar la ciudad. ¡Sean todos muy bienvenidos!  

DIA 1 (Viernes): Ciudad de Córdoba. Zona histórica.

La ciudad de Córdoba conserva orgullosa una buena parte de su pasado colonial y jesuita. En pleno microcentro se erige la Manzana Jesuítica (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000). Allí puede visitarse la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba, el Museo (ex-rectorado), el Colegio Nacional de Monserrat y algunas de las iglesias más antiguas de la ciudad.

Sugiero arrancar la mañana buscando un café por los locales de Il Caffetino Espresso (Belgrano 180 ó Duarte Quiros 53), quienes impulsaron el concepto “take away” mucho antes de que llegaran las grandes cadenas norteamericanas; para así “vasito en mano” poder aprovechar alguna de las visitas guiadas a este imponente monumento histórico.

Il Caffetino Espresso

Terminada la recorrida, hay que darse una vuelta por la zona Peatonal. La calle 9 de julio-25 de Mayo está reservada al uso pedestre en las ocho cuadras en las que atraviesa el centro de la ciudad, cobijada por hermosos pérgolas llenas de glicinas y enredaderas. Bajo esta fresca sombra es posible caminar pausadamente un largo rato, aprovechando para hacer algunas compras, ya que aquí se concentran una gran cantidad de negocios (también pueden visitarse algunos shoppings en el área central, pero creo que es mejor dejarlo como “plan b” por si el clima no acompaña). No dejen de comprar alfajores regionales en Chammas o La Quinta, además de entrar a tomar un café en el local de Bonafide (9 de Julio 75), cuyo aroma seductor los atraerá desde la calle.

Cuando el apetito empiece a dar señales, sugiero caminar un par de cuadras y almorzar en el Restaurante Mandarina (Obispo Trejo 171). Un lugar pequeño, sereno y de aires bohemios; donde el equipo comandado por Adriana Storani sirve comida rica, variada, natural y muy bien preparada. El espacio da para quedarse un rato y alargar la sobremesa, escuchando buena música y viendo a la gente pasar desde los ventanales. 

Restaurante Mandarina

Para hacer la digestión -y aprovechando el solcito de la siesta- se puede caminar por la recientemente ampliada Avenida Hipólito Irigoyen, visitando puntos de interés como el Patio Olmos (antigua escuela hoy convertida en shopping), el Arzobispado, el Paseo del Buen Pastor (otrora cárcel de mujeres, hoy paseo de compras y lugar de reunión de los estudiantes cordobeses), además de dos importantes hitos culturales como el Palacio Ferreyra-Museo Evita y el Museo Emilio Caraffa. Al final de esta arteria se arriba a la Ciudad Universitaria. Este es uno de los mayores “pulmones verdes” de la ciudad, donde se concentran muchos de los edificios que componen la Universidad Nacional de Córdoba. La zona es ideal para un pequeño paseo al aire libre bajo los árboles, disfrutando de la silenciosa belleza de sus plazas, paseos y lagos.

Para recuperar fuerzas luego de la caminata, nada mejor que una buena merienda. A apenas cinco minutos en taxi de allí hay que hacer una parada obligada en Cundeamor Víveres del Alma (Elías Yofre 1243 - Bº Jardín). Un restaurante-cafetería original y sumamente ecléctico, que de la mano de su chef Paula Massuh ofrece quizás una de las mejores pastelerías de la ciudad.

Cuando la noche ha caído, nada mejor que una ducha en el hotel, un poco de descanso y a prepararnos para una excelente cena en Casa Galán (www.casagalan.com.ar). Un elegante y acogedor restaurante a puertas cerradas, donde los hermanos María Ana, Lucas y Alejandro Galán cocinan y sirven -a mi leal saber y entender- la mejor cocina de la ciudad. Es imprescindible reservar con bastante anticipación, pues el lugar es pequeño y suele tener bastante demanda. Si bien las cómodas mesas y el sobrio living invitan a quedarse largo rato disfrutando de un buen café y un puro, les sugiero no trasnochar demasiado para aprovechar al máximo el día siguiente.   

DIA 2 (Sábado): Los Caminos del Vino de Córdoba.  

El segundo día hay que desayunar temprano en el hotel y partir raudamente hacia el norte por la Ruta Nacional 9, hasta llegar a la ciudad de Colonia Caroya -centro neurálgico de los Caminos del Vinos de Córdoba- donde puede vivenciarse de cerca el remoto origen de la industria vitivinícola nacional.  

Para comenzar el recorrido por esta zona hay que hacer una visita al Museo Jesuítico Nacional (ubicado en la ya mencionada Estancia de Jesús María); donde podrán observar objetos y testimonios de la actividad enológica -y productiva en general- de los frailes de esta orden durante los siglos XVII-XVIII.

Se puede continuar luego con una visita y degustación en alguna de las centenarias bodegas locales como La Caroyense (Av. San Martin 2281) o Nanini (Santos Nobile Norte 505). Si la elección recae en la primera, no hay que perder la oportunidad de hablar con Gabriel Campana -un enólogo apasionado de su tierra, que trabaja silenciosa e incansablemente desde hace varios años para cambiar el paradigma de calidad de los vinos locales-. Si se opta por la segunda visita, hay que dejarse guiar por el joven profesional Rafael Brico (un mendocino que se aquerenció a este suelo y desde hace casi un año elabora los vinos de tradicional bodega familiar). No olviden comprar algunas botellas del tradicional vino Frambua (cepaje que solamente se utiliza en esta región para la elaboración de vinos), con las que sorprenderán a sus amigos enófilos.   

Pasado el mediodía, se pueden reponer fuerzas en algunos de los múltiples restaurantes y parrillas que ofrece la localidad. Mi preferido es Macadam (Av. San Martin 3210), rústico y hermoso comedor donde se puede degustar la auténtica comida friulana de los primeros colonos, de la mano de Analía Prosdócimo -nieta de inmigrantes y celadora de las viejas tradiciones culinarias de sus “nonnos”-.


Restaurante Macadam

Por la tarde, antes de emprender el regreso, se puede dar una vuelta por la ciudad y aprovechar para adquirir algunos de los reputados -y exquisitos- embutidos típicos.

De regreso a Córdoba, hay que descansar un rato, cambiarse y prepararse para conocer algo de la noche local. Existen varios polos gastronómicos en la ciudad; yo propongo visitar el de Barrio Güemes (no muy lejos de la zona central). Para una cena liviana en un ambiente informal sin dudas la mejor opción es Tommy Gun (Av. Pueyrredón esquina Belgrano); un bar encantador donde pueden comerse buenas tablas y beberse cervezas importadas selectas, para terminar con un trago clásico cerrando la noche.

DIA 3 (Domingo): El Valle de Calamuchita. Vinos y gastronomía serrana.

¡Ultimo día del viaje para disfrutar a pleno! Esta vez la idea es virar hacia el sur y visitar el hermoso Valle de Calamuchita (reconocido en todo el país por sus verdes sierras y brillantes espejos de agua). Nuevamente conviene salir temprano, pues el recorrido implica algo más de una hora y media de manejo. Conduzcan tranquilos y disfruten del pintoresco paisaje por el que serpentea la Ruta Provincial 5, en el recorrido que une la ciudad capital con la famosa localidad de Villa General Belgrano. Una vez allí -y antes de seguir viaje hacia las bodegas- puede darse una vuelta por el pintoresco pueblo y hacerse de algunas cervezas artesanales, para disfrutar de vuelta en casa.   

En esta comarca pueden visitarse dos jóvenes proyectos productivos vitivinícolas (a unos 20 km de la villa serrana cada uno). En oposición con Colonia Caroya -de dilatada tradición vitivinícola-, la industria del vino -y del enoturismo- comenzó en Calamuchita hace apenas una década, de la mano de dos familias emprendedoras que se animaron a plantar viñedos en la región. Hoy se pueden visitar la pequeña y moderna bodega de Finca Atos (Calle pública s/n - paraje Atos Pampa); así como el imponente complejo de Estancia Las Cañitas Resort, Bodega y Viñedos (zona rural Villa Berna, sobre el camino a La Cumbrecita).

Viñedo otoñal en el Valle de Calamuchita

Cuando el estómago empiece a recordarnos que tenemos que satisfacerlo, recomiendo enfáticamente manejar algunos kilómetros más y almorzar en La Mora. Este es un restaurante-hostería enclavado en un entorno paradisíaco, donde puede disfrutarse de la hospitalidad de Marga y Marco Moreno. El menú está basado en productos orgánicos y locales, muchos de la propia huerta o del rio que pasa a pocos metros del lugar. Aquí también conviene reservar, pues el lugar es pequeño y está abierto sólo fines de semana.

Margarita y Marco Moreno (La Mora)

Cuando logren levantarse de la mesa -pues el lugar y los anfitriones invitan a quedarse-, hay que emprender el regreso a la ciudad. Conviene viajar tranquilo cuando todavía es de día, pues la ruta es bastante sinuosa y suele complicar un poco a quienes no la conocen. Si no se les ha hecho muy tarde, pueden desviarse un par de kilómetros y entrar a conocer la apacible ciudad de Alta Gracia (que también posee una Estancia Jesuítica y el Museo del Che Guevara).   

La noche del domingo se las dejo libres, para que elijan ustedes mismo que tienen ganas de comer...  Estoy seguro que allí encontrarán una buena opción para la cena de despedida !