Gentileza: Ing. Agr. Daniela Mansilla |
La uva Isabella es una variedad de origen americano, perteneciente a la
familia de las “Vitis Labrusca” (nombre que le asignó el botánico sueco Carl
von Linné a esta especie, para separarla de las demás vides europeas que llamó “viníferas”
-que “hacen vino”-).
Su genealogía es algo incierta, aunque
se cree que apareció en América del Norte por cruzamientos genéticos naturales
de vides europeas llevadas por los primigenios colonos. La primera mención registrada de esta cepa corresponde
al año 1816, fecha en la que el propietario
de un vivero de South Carolina -o Delaware, según otros autores- la nombra como
Isabella en honor a una bella mujer (Isabella
Gibbs).
Es una uva con importante difusión
mundial. En nuestro país también se la conoce como Frambua o Chinche. En
varios países sudamericanos -como Colombia, Venezuela, México y Costa Rica- mantiene el
nombre de Isabella.
Otras sinonimias alrededor del mundo
son: Isabel (en Brasil, donde está
la mayor superficie plantada con 13.000 ha), Bangalore Blue (en India, donde hay 5000 ha), Frutilla (Uruguay), Borgoña
(Perú), Fragola (Italia), Alexander (EEUU), Framboisier (Francia) y Odessa
(Georgia).
Es una variedad con carga alta de resveratrol en su hollejo; una
sustancia que hoy está en estudio por sus grandes propiedades antioxidantes (se
cree que podría ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares, Alzheimer e
incluso cáncer).También posee una elevada cantidad de azucares naturales,
minerales y vitaminas del grupo A, B, y C.
Historia
Los registros indican que llegó a desde
América del Norte a Europa a través del Jardín Bótanico de Montpellier
(Francia) -dirigido en ese entonces por el naturalista suizo Agustín Pyrame de Candolle- y desde
allí comenzó su difusión al resto del viñedo galo.
Junto con esta cepa ingresaron a la
región dos enfermedades de la vid que no se conocían hasta ese momento, el
insecto de la filoxera (“Daktulosphaira vitifoliae” o “Phylloxera vastratix”) y el
hongo del oidio (“Erysiphe necátor”). Lo interesante es que en ambos casos,
la planta de Isabella es un portador sano, pues no sufre la enfermedad (aunque
la transmite).
La invasión filoxérica se esparció
rápidamente por el continente entre las vides sensibles a ella. Para la segunda
mitad del siglo XIX, la plaga amenazaba con arrasar por completo el viñedo
europeo. La solución terminó viniendo de la misma planta, pues se descubrió que
sus raíces mostraban gran resistencia y funcionaban muy bien como
“porta-injertos”.
Se estima que la uva Isabella arribó a
la Argentina en 1878, en las valijas de los inmigrantes friulanos que fundaron
lo que hoy es la ciudad de Colonia Caroya. Contó con una amplia difusión en el
encepado nacional hasta mediados del siglo XX, principalmente en el Noroeste,
la Mesopotamia y el centro del país.
Su proceso de erradicación definitiva -en
principio, para plantar nuevas variedades “finas”- comenzó en los años 60´, con
arranques masivos y/o reconversión de viñedos.
Actualidad
Desde la década del 90´ solamente se
conservan algunas plantaciones de importancia en Colonia Caroya (Córdoba), unos
cuantos emprendimientos familiares minúsculos en la costa bonerense (Avellaneda,
Ensenada y Berisso) y un viñedo experimental en Misiones.
Las estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Vitivinicultura -a septiembre de 2019- mencionan una superficie implantada en el país de 65,2 hectáreas (40 ha en Colonia Caroya, 23.3 ha en Buenos Aires y 1.9 ha en Misiones).
Ampelografía
Es una planta muy productiva y vigorosa,
con buena regularidad anual. Resiste bien el frío invernal así como el
oidio, aunque es algo sensible al mildiu y black-rot.
Sus épocas de desborre y madurez suelen
ser bastante tempranas, siendo siempre una de las primeras variedades en
cosecharse (mediados a fines de febrero).
Tiene hojas medianas pentalobuladas, color verde opaco en su anverso y ligeramente blanquecino -y con pelitos suaves- en su reverso. El racimo es pequeño, poco compacto, con bayas grandes -pero de hollejo delgado- en una tonalidad violácea-azulada.
En los viñedos de Colonia Caroya incluso se han identificado dos clones de esta variedad. Uno de ellos es muy precoz y aromático, aunque de bajo grado alcohólico potencial -aprox. 11%-, que está listo para cosecharse casi 30 días antes que el otro, de maduración más lenta y que produce vinos algo más neutros y alcohólicos -hasta 12,5%-. También hay una mínima superficie -de 0,5 ha- con uva “Isabella Blanca”, pero su identificación ampelográfica aún no es definitiva.
Enología
Produce vinos ligeros y afrutados, de color
rosado pálido de mediana a baja intensidad, con moderado tenor alcohólico, marcada acidez y taninos suaves.
Las maceraciones durante el proceso de vinificación deben ser cortas, pues no
es posible extraer demasiado color ni taninos -y se corre el riesgo de producir
cantidades elevadas de metanol-.
Sus aromas recuerdan inmediatamente a uvas frescas y frutas rojas -frambuesas, frutillas, moras-; aunque
también pueden aparecer recuerdos vegetales, terrosos y “foxy”*.
Históricamente, los vinos producidos con
Isabella se comercializaban casi en su totalidad en la versión “amable” (o
“amabile” en italiano), es decir con algunos gramos de azúcar residual. En la
actualidad todavía se puede encontrar bastante este estilo dulzón, aunque
algunos enólogos prefieren vinificarlo como un producto completamente seco.
Esta variedad además resulta muy
interesante para consumo en fresco y para la producción de jugo de uvas fresco,
debido a su alto rendimiento -ya mencionado-, así como a su exquisito sabor
frutal e interesante valor nutricional.
En Brasil se procesa en mermeladas y
vinagres; en Italia también se recurre a ella para destilar grappas y licores,
mientras que en Turquía se prefiere para confeccionar jarabes y cocinar especialidades -principalmente “sarmas”, niños envueltos en hojas de parra-.
Gentileza: Ing. Agr. Daniela Mansilla |
Producción
Según las estadísticas oficiales de la ultima vendimia (INV, 2019) se produjeron 233.300 kilogramos de uva Isabella en todo el territorio nacional. Estos números pueden parecer pequeños pero son alentadores, pues en la difícil cosecha 2016 la producción había caído a un mínimo histórico de apenas 61.000 kg.
Al no pertenecer a la familia de las
“vitis viníferas” el Instituto Nacional de Vitivinicultura no permite usar este cepaje para la elaboración comercial de
vinos. Sin embargo, las zonas mencionadas anteriormente -en el apartado
historia- cuentan con una excepción legal, debido a su extensa tradición
utilizando la variedad.
Indama Exotic Wine Rosado de Isabella 2019 ($300)
Gentileza: Juan Cruz Borsotti |
Un novedoso rosado de
la variedad Isabella, que termina de derribar el mito que con esta cepa no se
pueden hacer vinos de calidad. Está elaborado por el experimentado "duo dinámico" formado por la Ingeniera Agrónoma Daniela Mansilla y en enólogo Gabriel Campana en la Bodega Terra Camiare (Colonia Caroya). Es un producto de
color rosado intenso; su nariz es fragante y bien típica -frambuesas, frutillas
y trazos vegetales-, en la boca tiene cuerpo medio, dulzor leve (unos de 8 g/l
azúcar), correcta acidez y persistencia media. ¡Perfecto para servir con
aperitivos o postres!
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“foxy” o “foxé” corresponde a una
sensación olfativa algo difícil de definir -pero bastante usual en los caldos
producidos con vides americanas- derivada de una sustancia presente en ellas
llamada antranilato de metilo -fórmula química C8H9NO2-, que puede asociarse
con recuerdos olfativos de frutas en conserva, mermeladas, solventes e incluso
ciertas notas “animales”: cuero, almizcle, carne de caza. Para muchos
profesionales -y consumidores- constituye un olor desagradable, máxime cuando
está presente en cantidades elevadas. Afortunadamente, con una buena
viticultura -y elaboración- se puede atenuar sensiblemente esta cualidad aromática.
Excelente nota Roberto, te felicito. Afortunadamente hay una reacciòn a esta injusta discriminaciòn. En Francia ya existe un movimiento importante de reinvidicaciòn de las vides prohibidas:
ResponderEliminarhttps://es.vitis-prohibita.com/
Gracias por los comentarios !!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarAnte todo, quería agradecerle toda la información sobre esta variedad de la cual tenía muy poco conocimiento. Y felicitarlo por toda la información útil que brinda en este blog. Soy estudiante de sommelier.
ResponderEliminarGracias Roberto ! Me fue muy útil encontrar esta data! Tuki
ResponderEliminarDe nada !! TUKI !!
EliminarYo te estoy sorprendido de este vino! !a mi me vino recuerdo en su aroma a mi niñes con un fruto muy particular el pisingallo!! Un sabor y aromas únicos.
ResponderEliminarMe alegra haber traído un grato recuerdo !!
EliminarGracias por pasar a comentar en el blog.
Saludos. Roberto
Muy buena nota, mi padre nacido en Colonia Tirolesa, consumía habitualmente el frambua, que compraba en damajuanas de 10 litros a sus amigos tanto de Tirolesa como de Caroya, por esa costumbre, hoy en mi casa, jamás falta un amabile.
ResponderEliminarHay que mantener las tradiciones !!
EliminarGracias por pasar a comentar en el blog.
Saludos. Roberto