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Aunque el clima parece no
querer darse por aludido, y nos sigue confundiendo con sus cambios bruscos, hace ya una semana que empezó la estación más linda del año.
Me gusta la primavera
por sus colores y aromas. Disfruto sus días soleados y sus noches tibias, que
invitan a las reuniones y salidas con amigos. Me encanta poder volver a comer
al aire libre, compartiendo animadas charlas y largas sobremesas.
Para recibir la primavera
bebiendo ricos vinos, aquí van algunas de mis sugerencias:
Mil
Piedras Viognier 2014 ($105): La Viognier es una variedad
aún poco desarrollada en nuestro país, que regala habitualmente vinos perfumados
y muy bebibles como este. Un blanco proveniente de Vista Flores (Tunuyan -
Valle de Uco) que hace gala de una vivacidad y frescura envidiables,
características inconfundibles del frío terruño andino. Nariz diáfana con recuerdos
florales, frutales -damascos, duraznos blancos- y algo herbáceos; que dan lugar
a una boca veloz, de cuerpo medio y sabor afrutado, con correcta acidez y agradable
persistencia. ¡Recomendado para la copa del aperitivo!
Gran
Delirio Sauvignon Blanc 2015 ($120): ¡Novedad
absoluta en el mercado local, de la mano de la pequeña bodega Familia Scotti!
Primera cosecha de un Sauvignon Blanc mendocino que “dará que hablar” por su sobriedad,
elegancia y exquisito sabor. Regala una
paleta aromática amplia y de perfil netamente frutado, donde destacan los
cítricos, las frutas tropicales y unos gráciles trazos vegetales. En la boca es
voluminoso pero ágil, de paso franco, remembranzas frutales, con jugosa acidez
y moderada permanencia. Un vino blanco perfecto para la mesa, gracias a la
sutileza de sus sabores. ¡Lo imagino escolta insuperable de unos sorrentinos
asados de salmón o conejo!
Finca
Las Nubes Torrontés 2014 ($140): Si quieren beber un
Torrontés realmente “de manual de enología”, esta es la elección obligada. Un
blanco cafayateño elaborado por José Luis Mounier, sin dudas la persona que
mejor conoce nuestro cepaje emblemático. Un vino fragante y seductor, con la
tipicidad varietal “a flor de piel”. Ofrenda una nariz intensa y penetrante,
con acopio de flores -jazmines, rosas-, uvas frescas, cáscaras de cítricos,
miel y un fondo herbal -tomillo, orégano-. Al probarlo es sabroso y seco, de
paso lleno, refrenda notas melosas, con balanceada acidez, leve amargor final y
larga persistencia. ¡Para acompañar unas empanadas salteñas de carne cortada a
cuchillo!
Plan
B Rosado 2014 ($75): ¡Como me gusta beber vinos
rosados cuando llegan los primeros calores primaverales! Hace poco descubrí
este vino de la bodega mendocina Budeguer, que me pareció sumamente atractivo.
Un rosado muy liviano -casi etéreo- vinificado con un corte de uvas Malbec y
Cabernet Franc. Con prístinas reminiscencias aromáticas de frutas acidas
-frutillas, frambuesas-; continúa en una boca veloz y ligera, de entrada seca,
fresca acidez y breve permanencia. Sin dudas un producto versátil para el
maridaje, puede ir muy bien con ensaladas, tartas y hasta pastas con salsas
suaves. ¡Obligatorio tener siempre un par de botellas en la heladera!
Topo
Lote 008 Malbec 2014 ($67+envio): Confieso que me encanta el
proyecto que lleva adelante “Topo Wines”, tanto por su originalidad como por
los vinos que ofrece. Dos mendocinos jóvenes pero con larga experiencia en la
industria del vino -Andrés Belinsky y Juan Pablo Lupiañez-, recorren incansablemente
las bodegas mendocinas en busca de pequeñas partidas de vinos especiales;
cuando estas aparecen las compran, envasan y comercializan “persona a persona”
(a través de las redes sociales). Así, sin gastos de marketing, publicidad ni
intermediarios, minimizan costos y pueden ofrecer productos de notable calidad
a un precio muy competitivo. Además, cada lote es único e irrepetible; así que cuando
se agota comienzan a comercializar uno nuevo. Si quieren sumarse a la propuesta,
ya está disponible un Malbec amigable, juvenil y de trago fácil. Presenta aromas
nítidos de perfil frutal -ciruelas, moras-, especiado y algo terroso, enmarcado
en discretas notas ahumadas/tostadas aportadas durante en el breve contacto con
roble. En la boca es delgado y vivaz, de entrada amable y paso franco, con acertada
acidez, taninos mansos y buena persistencia para el rango. ¡Un tinto bueno,
bonito y barato para la mesa diaria!
Tempus
Alba Tempranillo 2012 ($145): La Tempranillo también está en
la categoría de “uvas olvidadas”, a pesar de su histórica presencia en el
encepado nacional. Pocas bodegas lo elaboran en la actualidad, así que suele
costar encontrarlo en las góndolas. Sin embargo, los ejemplares que pueden
hallarse son sorprendentes y de alta calidad. Tal es el caso de este vino
mendocino, elaborado en la pequeña bodega familiar Tempus Alba. Un tinto de
perfil tradicional, con excelente balance y armonía gracias a su largo tiempo
de estiba en botellas. De nariz algo austera, propone aromas frutales -cerezas,
higos, pasas-, animales -cuero-, herbáceos e incluso minerales. Al llevarlo a
la boca se muestra distinguido, gustoso y seco; de paso sedoso, refrenda
sensaciones maduras, con acidez equilibrada, taninos compactos -pero no
secantes- y un agradable post-gusto. ¡Un “imprescindible” para enófilos
curiosos, con una óptima relación precio-producto!
Obra
Prima Blend 2013 ($160): ¡Otro producto novedoso, en
este caso de Bodega Familia Cassone, que está haciendo su desembarco en las vinotecas
cordobesas! Un tinto original y complejo, obtenido con una cuidadosa selección
de los mejores racimos cosechados en viñedos propios de Mayor Drummond (Lujan
de Cuyo). Un interesante “assemblage”, de amplia base Malbec con porcentajes
menores -aunque perceptibles- de Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc-, añejado
durante 12 meses en barricas francesas y americanas. El resultado es un vino vigoroso
y profundo, que a pesar de su juventud ya está listo para ser disfrutado. Se
luce con un abanico aromático múltiple, donde imperan reminiscencias de frutas rojas
y negras -zarzamoras, cassis-, además de especias -canela, clavo, pimienta-,
dejos balsámicos -regaliz, mentol- y tenues aportes torrefactos -tabaco, cacao,
café molido- provenientes de la crianza. Al degustarlo se descubre un vino
corpulento pero fluido; de entrada apenas golosa y paso seco, colmado de
evocaciones a frutas maduras y especias dulces, con acidez perfectamente
calibrada y taninos firmes que sostienen una dilatada permanencia. Un producto
para beber hoy, pero también para guardar algunas botellas. ¡Perfecto para el
asado con amigos!
¿Y para ustedes, cuáles
son sus vinos primaverales?
***** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico *****