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Aunque la situación
económica venga complicada, los enófilos apasionados solemos hacer un “esfuerzo
extra” para darnos algún gusto de cuando en vez. Quienes disfrutamos del vino,
muchas veces sacrificamos otros gastos en pos de probar una buena botella.
Argentina ofrece vinos
para todos los gustos y bolsillos. Desde los más económicos para la mesa diaria
-a los que suelo dedicarle varias notas al año-, hasta algunos “de lujo” para
descorchar en ocasiones especiales (aniversarios, cumpleaños, visita de
amigos).
Si andan buscando vinos
para “tirar la casa por la ventana”, aquí van mis seis sugerencias:
Confiado
Pinot Noir Blanco 2016 ($390): Con esta nueva propuesta,
la bodega mendocina Séptima ofrece una “ruptura” con el clasicismo de sus
vinos, “confiada” en que seducirá a un nuevo grupo de consumidores que buscan
productos más modernos y diversos. De la línea me encantó este Pinot Noir
vinificado como vino blanco, lleno de juventud y frescura. Ostenta un color
cobrizo muy pálido, que sorprende al bebedor desprevenido. Propone una nariz
prístina con evocaciones de frutas ácidas -frambuesas-, tropicales -ananá- y
ciertos tonos herbales muy agradables. En boca tiene cuerpo medio y discurrir veloz,
rebosante de sensaciones frutales, con jugosa acidez y moderada permanencia. Servir
bien frio. Un blanco definitivamente “gastronómico”, para acompañar una paella
o cazuela de mariscos.
Susana
Balbo Signature Rosé 2016 ($600): Un vino rosado verdaderamente
exquisito, producido en su totalidad con uvas del Valle de Uco, en un
ensamblaje que combina 60% de Malbec de
Chacayes (Tunuyán) y 40% de Pinot Noir de Gualtallary (Tupungato). A la vista
se muestra sensual y cautivante, con una sutil tonalidad rosa-anaranjado. Ofrece
una nariz muy fragante y compleja, con recuerdos de flores silvestres, frutas ácidas
-moras, frambuesas-, frutas de carozo -damasco-, confitura de limón y una nota
vegetal muy suave. Al llevarlo a la boca
tiene entrada agradablemente seca, buen volumen y paso untuoso; refrenda su
nítido sabor afrutado, con moderado grado alcohólico, vibrante acidez natural y
grata persistencia. ¡Un rosado “de lujo”, perfecto para acompañar una bandeja
de sushi!
Severino
Collovati Blend 2014 ($500): Una novedad absoluta en las góndolas locales, que llega de la mano
del pequeño proyecto personal del enólogo Javier Collovati. Se trata de un
corte tinto con 70% de Malbec y 30% Cabernet Sauvignon (ambos provenientes de
la zona de Sañogasta -en lo alto del Valle de Famatina-, un lugar muy
apropiados para el cultivo de la vid debido a su clima desértico y marcada amplitud
térmica), con vinificación tradicional y doce meses de crianza parcial en
barricas de roble. El resultado es un tinto de aromática sugerente, con
perfumes balsámicos -anís, regaliz-, frutales maduros -higos, pasas- y leves
trazos tostados/ahumados. Al probarlo se los percibe seco, de mediana
estructura, con paso franco y sensación algo potente -alcohol-; redunda en
sabores maduros, tiene balanceada acidez, taninos apenas rugosos y largo
post-gusto. Un gran vino riojano, que fue elaborado en una partida realmente limitada
-998 botellas- y recomiendo comprar antes que se agote.
Viña
Alicia Colección de Familia Nebbiolo 2008 ($1095): Viña
Alicia es un minúsculo emprendimiento vitivinícola fundado en 1998,
perteneciente a Alicia Mateu de Arizu y Rodrigo Arizu (esposa e hijo menor de
Don Alberto Arizu, eminente winemaker argentino y director de la reconocida
Bodega Luigi Bosca). Está ubicado en el distrito de Lunlunta (Lujan de Cuyo), donde
posee un viñedo de apenas 10 hectáreas y una pequeña bodega con capacidad para 50.000
litros/año. Sus vinos suelen ser bastante difíciles de conseguir, pues se
exportan casi en su totalidad. Si tienen la suerte de “cruzarse” con algunas
botellas, no duden en comprarlas pues no se van a decepcionar. De todo el
portfolio me cautivó este Nebbiolo complejo
y poderoso, de nariz profunda y algo críptica. Regala aromas frutales maduros -orejones
de ciruelas-, florales -rosas secas-, empireumáticos -alquitrán-, terrosos y
ahumados. Al llevarlo a la boca se lo siente voluminoso y estructurado, de entrada
recia y paso lleno, con presencia bien madura, equilibrada acidez, taninos
macizos -aunque pulidos por la estiba- y un larguísimo final. Ideal para
maridar con comidas intensas, como carnes de caza o guisos picantes. ¡Un vino maravilloso,
que vale cada peso pagado por él!
Saltimbanco
Tempranillo 2014 ($1500): La línea Saltimbanco es una
propuesta de vinos exclusivos -y de escasísima producción-, fruto de la
inspiración del enólogo ítalo-argentino Giuseppe Franceschini. En este caso se
trata de un vino 100% Tempranillo cosechado en un antiguo viñedo de El Cepillo
(San Carlos-Valle de Uco), la zona de Mendoza donde están las plantas más
añosas de esta variedad. Se vinificó con levaduras indígenas, intervención
mínima, añejamiento de 16 meses en roble francés y embotellado sin filtrar. Un
tinto de color violáceo muy profundo, casi sin signos de evolución. Entrega una
nariz intensa con aromas limpios a frutas rojas en sazón -ciruelas, guindas-,
frutas negras -zarzamora, cassis-, especias -pimienta de Jamaica, clavo de olor-
y delicadas pinceladas avanilladas. En boca se lo descubre sabroso y compacto; de
entrada seca y paso fluido, franco recuerdo frutal, acertada acidez, taninos
firmes y prolongada persistencia. Un vino tinto soberbio, para agasajar a los
amigos sirviéndolo junto a un buen asado.
Alfa
Crux Cuveé Sparkling Wine S/A ($920): Cerramos esta
lujosa selección con un vino espumoso refinado y complejo de la Bodega O.
Fournier (La Consulta-Valle de Uco). Fue obtenido combinando 80% de Chardonnay
y 20% Pinot Noir, por el método “champenoise” -segunda fermentación en
botellas- y con casi dos años de reposo posterior sobre sus lías. Exhibe una
tonalidad asalmonada pálida y brillante. Enamora con una paleta aromática amplia
y distinguida, plena de reminiscencias a frutas tropicales, frutas secas, miel,
pan de brioche y levadura fresca. Al probarlo se revela sobrio y de paladar
bien seco, con textura sedosa, reminiscencias melosas, burbujas delicadas,
refrescante acidez y placentero final. ¡Un vino espumoso realmente imponente,
para brindar “bien arriba” todo el invierno!
*** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico ***
*** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico ***