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Como somos un país en
donde nos gustan mucho los tintos, seguimos adelante con las propuestas de
vinos rojos para todos los gustos y bolsillos. En esta oportunidad, con
variedades menos difundidas, para que en nuestra mesa no solo haya Malbecs.
Si quieren probar
buenos varietales tintos por menos de $100, van mis siete sugerencias:
Alberto
Furque Tempranillo 2013 ($68): Natural de la Península
Ibérica, la variedad Tempranillo siempre
tuvo importante presencia en el encepado nacional. Por cuestiones de épocas o
modas quizás no se le ha prestado la debida atención, pero afortunadamente
todavía hay bodegas que la elaboran de manera muy atractiva, como en el caso de
este tinto de Bodega Aconquija (Valle de
Uco). Cándido y muy fácil de beber, ofrece aromas de frutas rojas maduras y
desecadas; unidos a una boca vivaz, de correcta acidez, taninos algo rugosos y
persistencia media. Hay que rastrearlo por las vinotecas barriales, pero
recomiendo su búsqueda pues es una buena compra por su precio. ¡Rico vino, para
acompañar unas empanadas criollas!
Noble
de San Javier Merlot 2014 ($70): Un representante cordobés -en
este caso vinificado por Nicolás
Jascalevich en Traslasierra- se cuela en esta selección por mérito propio. Se
trata de la segunda cosecha de un Merlot de viñas jóvenes, del que apenas se
hicieron 700 botellas. Muestra una nariz netamente frutada, herbácea y vinosa,
típica del cepaje. En la boca es liviano y fluido, repite sensaciones frutales,
con balanceada acidez, taninos firmes y permanencia media. ¡Solamente se vende
en bodega, así que es la excusa perfecta para cruzarse las Altas Cumbres y
disfrutar de un fin de semana allí!
Domiciano
de Barrancas Cosecha Nocturna Syrah 2012 ($75): Luego de
ostentar durante varios años el tercer lugar como uva tinta de mayor consumo -detrás
de los omnipresentes Malbec y Cabernet Sauvignon-, hoy la Syrah ha quedado
extrañamente relegada en la preferencia de los consumidores locales. Todavía no
entiendo las razones del pronunciado declive, habiendo en Argentina destacados
exponentes del cepaje como el elegido para esta reseña. Con racimos elegidos provenientes
de los pedregosos suelos de Barrancas (Maipú) -histórica zona para el cultivo
del Syrah en Mendoza- cosechados con la frescura de la noche -para conservar su
calidad aromática-, se obtiene este tinto juvenil y encantador. Propone fragancias
frutales maduras, especiadas -canela, clavo- y sutilmente avainilladas; prolongadas
en una boca de entrada golosa y cuerpo medio, con acidez ajustada, taninos
tersos y persistencia moderada. ¡Un vino ideal para acompañar platos con carne
de cerdo, como una bondiola laqueada con miel!
Callejón
del Crimen Estate Sangiovese 2013 ($75): Otro tinto
mendocino simple y efectivo, de esos que se comparten en una cena de amigos y
la botella se termina rápido. Lo produce Bodega Finca La Luz (Villa Seca-Valle
de Uco) con uvas Sangiovese -cepa italiana por excelencia, que en nuestro
territorio tiene escasa difusión aún-. Regala una nariz rebosante de frutas
rojas frescas y trazos herbales, que se completan con una boca veloz y bastante golosa, de equilibrada acidez,
taninos imperceptibles y permanencia breve. ¡Perfecto para maridar con una pizza
napolitana o margarita!
Caligiore
Bonarda Orgánico 2013 ($80): Los vinos orgánicos vienen
asomando en el mercado doméstico, a pesar que se elaboran desde hace varios
años para la exportación. Este intenso tinto de Ugarteche (Lujan de Cuyo) es un
buen ejemplo, elaborado por una familia que se dedica exclusivamente a la
agricultura ecológica. Posee aromas de frutas en compota, balsámicos
-eucaliptus, regaliz- y dejos terrosos; que se continúan en una boca delgada y
suelta, con jugosa acidez, taninos aún algo apretados -por su incipiente juventud-
y moderada persistencia. ¡Para escoltar pastas con salsa filetto o
bolognesa!
Barrandica
Pinot Noir 2013 ($88):
Confieso que me apasionan los vinos hechos con uvas Pinot Noir por su delicadeza
y elegancia; muchas veces incomprendidos por los paladares nacionales
habituados a vinos más contundentes. Para los enófilos que deseen experimentar
disfrutando más de la sutileza que de la potencia, los invito a dejarse hechizar
por este producto, excelente muestra de lo que este noble cepaje puede ofrecer
en manos de quienes saben trabajarlo. Un tinto de la bodega franco-argentina
Antucura, que fue elaborado sin ningún contacto con madera para conservar sus
finos atributos. Ofrenda una paleta aromática seductora y compleja, donde
aparecen aromas frutales maduros, especiados, florales y de hojas secas. En boca
es ligero y aterciopelado, repite evocaciones de flores y frutas en sazón, con
acidez perfectamente balanceada, taninos sedosos y larga permanencia.
Recomiendo beberlo levemente enfriado, para resaltar sus características de
frescura. ¡Ideal para el aperitivo o acompañando platos de pescado!
Coquena
Tannat 2012 ($92): En el extremo opuesto al producto
anterior, este tinto salteño propone vigor y una bella rusticidad. Está
vinificado con uvas de la localidad de Tolombón, desplegando los bríos
inconfundibles que aporta el Valle Calchaquí a los vinos que allí nacen. Es el “hermano
menor” de la Bodega San Pedro de Yacochuya, pero hoy por hoy ya no tiene nada
que envidiarle a sus “mayores”. Entrega una nariz fascinante y profunda, donde se
descubren aromas de frutas pasas, especias picantes, matices terrosos e incluso
leves trazos empireumáticos -caucho, alquitrán-. Al llevarlo a la boca es vehemente
y pleno, repite impresiones maduras y minerales, con correcta acidez, taninos
impetuosos y larguísima persistencia. ¡Un tinto que pide carne a su lado,
óptimo para servir con un costillar a la parrilla!