martes, 26 de febrero de 2013

ARGENTINA WINE AWARDS 2013


Quienes siguen en este blog con frecuencia saben que no suelo escribir sobre concursos, puntajes o cosas por el estilo...

Sin embargo, los resultados de este año del concurso “Argentina Wine Awards” (que organiza  Wines of Argentina desde hace 7 años) me generaron algunas reflexiones que quería compartir.

La verdad es que no me agrada mucho -y creo que a gran parte de la industria vitivinícola nacional tampoco- que “expertos” extranjeros nos den las “recetas” para hacer buenos vinos. No obstante, debo reconocer que a veces no es mala idea escuchar lo que dicen los otros sobre nosotros, pues eso ayuda a mejorar (como me solía decir un profesor de marketing: “la única opinión válida es la del cliente, del que te compra el producto”).

Para no dar largas con esta nota, en la infografía siguiente se muestran los vinos que lograron el máximo galardón (los preciados “Trophys”):




Sacando de lado todas las suspicacias y dudas que se pueden tejer alrededor de un concurso (muestras “retocadas”, orden en que se presentan los vinos, intereses comerciales, bodegas que no participan, etc.); creo que este año por primera vez se han premiado a muchos de los “grandes vinos argentinos”!

Así por ejemplo, celebro los galardones brindados al Altimus 2010 (uno de los vinos más típicos -y a la vez elegantes- de los Valles Calchaquíes), al Alta Vista Torrontés 2012 (mi “torro” de cabecera), al Dedicado 2009 (un gran clásico, quizás poco conocido), al Famiglia Bianchi Chardonnay 2012 (enorme blanco de San Rafael, aún en un precio accesible), Andeluna Pasionado Cab. Franc 2009 (un tinto potente y seductor, con toda la frescura del Valle de Uco), el Amalaya Blanco 2012 (un blanco “comodín”, que va bien con todo y tiene un precio realmente competitivo) y al Malamado Solería (una rareza digna de admiración, en un mercado deprimido como el de los vinos generosos).  

También me parece muy bien el premiar a vinos de notable “relación calidad-precio”, como el Aguma Sauvignon Blanc 2012 (bien por San Juan) o el Dilema Dulce Natural 2012 (un rico vino dulce, que se destaca en su segmento por su calidad y gran balance dulzor-acidez-alcohol).  No conozco el espumoso Viña Mayor Brut 2012, por lo que hoy mismo compré una botella para degustarlo. Si está bueno, es un “golazo” por $30...

Me rindo ante la evidencia -que he comprobado gozosamente en varias oportunidades- que tanto Terrazas de los Andes como Zuccardi hacen buenos vinos -que además gustan a todo el mundo-; que Trivento y Viña Cobos saben hacer malbecs increíbles en todas las gamas; y que Daniel Pi en Trapiche vinifica el cabernet sauvignon como nadie.

Me hacen “algo de ruido” los laureles brindados a Callia (pues mis experiencia cada vez que pruebo estos productos suele ser de honda decepción). Me quedan probar dos o tres vinos, de los que no puedo opinar pues no conozco...  

Resumiendo: Luego de haber seguido los resultados de este concurso desde su primera edición, estoy realmente convencido que en esta oportunidad la mayoría de las premiaciones fueron para vinos excelentes, de esos que nos dejan “muy bien parados” en el mundo.

¿Y ustedes, que opinan? 

PD: En este link pueden acceder a la nómina completa de vino laureados.

miércoles, 20 de febrero de 2013

CASTIZO TEMPRANILLO


La uva Tempranillo (o Tempranilla) es una cepa tinta originaria del norte de España, donde forma parte esencial de la mayoría de sus grandes vinos. Es la uva más importante en las Denominaciones de Origen Rioja, Ribera del Duero y Toro. También se la utiliza en proporciones menores en otras regiones como Navarra, La Mancha, Madrid, Aragón, Cataluña y Galicia. Se considera la uva emblemática de la Península Ibérica, siendo la  segunda en superficie implantada.

No está muy claro como llega esta uva a la Argentina, pero no es descabellado pensar que la misma esté en nuestro encepado vernáculo desde la Época Colonial (traída por los conquistadores y sacerdotes españoles). Seguramente hubo nuevas introducciones de cepas con las oleadas migratorias europeas que tuvieron lugar durante el siglo XIX, así que personalmente pienso que es un varietal de larga data en nuestro territorio.

Tiene una difusión moderada en nuestra geografía, con aprox. 6568 hectáreas (INV, 2009). Es la sexta uva tinta más plantada y representa el 6,3% del viñedo tinto nacional. La mayor parte de esta superficie se encuentra implantada en la provincia de Mendoza. 

Es una uva de maduración bastante temprana -de allí su nombre- y prefiere los climas templados y con buena amplitud térmica. Suele ofrecer vinos aromáticos y frutados, con buena acidez, colores atenuados y taninos potentes.

Si quieren descubrir algo de lo que puede dar esta uva en nuestro país, aquí cuatro sugerencias (más un bonus track) para todos los bolsillos:

Estiba I Tempranillo Rosé 2012 ($31): Hasta donde conozco, el único vino rosado nacional elaborado con esta uva. Un producto simple y agradable de beber, ideal para quienes se inician en el mundo del vino. Posee aromas frutados directos; con una boca ligera y algo dulzona. ¡Servido bien frío puede ser un rico aperitivo veraniego! 

Norton Tempranillo 2012 ($28): La línea de varietales jóvenes de esta tradicional bodega mendocina ofrece productos de una destacada relación precio-calidad, como este Tempranillo sin paso por madera. Un tinto de cuerpo liviano, muy fácil de beber. Tiene aromas frutados maduros y trazos terrosos; que dan paso a una boca ligera, de paso ágil y persistencia moderada ¡Para acercarse a la variedad, sin gastar demasiado! 

Fond de Cave Reserva Tempranillo 2005 ($77): La marca Fond de Cave es una de las  más antiguas y emblemáticas de la Bodega Trapiche, y guarda entre su portfolio algunas sorpresas como esta. Un tinto de bello color rojizo, con menisco apenas virando hacia el naranja-teja. La nariz es sumamente agradable y de buena complejidad; las notas de la fermentación maloláctica (mantequilla) y de la crianza en barricas (vainilla, caramelo) aún están un poco marcadas, a pesar de la edad. Si se le “da tiempo en copa” aparecen aromas de frutas confitadas, más algunos trazos terrosos y minerales. Al probarlo es un vino de entrada bien seca (a pesar de lo “golosa” que estaba la nariz); sabroso, pleno e intenso, con acidez correctamente balanceada y persistencia media. Un producto que ya está más que listo para tomarse, pero que puede seguir ganando en botella por un par de años más ¡Un vino con linda evolución, para disfrutar y aprender!

Zuccardi “Q” Tempranillo 2009 ($125): Este vino es uno de los íconos de la bodega Familia Zuccardi, pues fue su “desembarco” en los vinos de alta gama. Se presentó por primera vez en 1997, luego de varios años de  trabajo en investigación y desarrollo. A mi leal saber y entender, es seguramente el vino más consisten de este cepaje a nivel nacional. Es un tinto verdaderamente seductor en nariz, con aromas frutados frescos (cerezas ácidas, moras) y suaves notas de crianza (vainilla, tostado). En la boca tiene una entrada amable, paso ágil -debido a su buena acidez-, taninos firmes pero dóciles y larguísima persistencia. ¡Gran vino, para prestigiar un cordero o cabrito a la llama!

BONUS TRACK (para los enófilos que siempre “quieren más”):

Dolium Tempranillo 2002 ($75): Ya he hablado de este mismo vino el año pasado, pero en su cosecha actual. Sin embargo, aún pueden conseguirse en Córdoba botellas de esta vieja añada que tiene un noble envejecimiento. Esta fue una de las primeras experiencias de la bodega mendocina con el cepaje, y a pesar de no haber recibido crianza en madera, se luce vivaz aún después de una década de vida. Un tinto de aromas bien maduros, de frutas secas y especias. En la boca es sumamente delicado, de taninos pulidos y una larga persistencia. ¡Vale la pena buscarlo, es una experiencia diferente!

¿Y ustedes, tienen algún Tempranillo favorito? ¿Me lo contarían por aquí?

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**

martes, 5 de febrero de 2013

EL VINO EN LA BIBLIA

http://domuspucelae.blogspot.com.ar

La Última Cena - Giampietrino (discípulo de Leonardo Da Vinci) - 1515

La Biblia, el libro sagrado de los pueblos cristianos, contiene en su texto decenas de menciones a la noble bebida obtenida por fermentación de las uvas. Sin lugar a dudas, el vino acompaña al hombre desde tiempos inmemoriales, no solo alimentándolo sino también haciendo más feliz y relajada su existencia.

Estudiando el Antiguo Testamento, pueden hallarse numerosas referencias donde se destaca la importancia del vino como un producto alimenticio valioso.

Así en el Génesis se lee la bendición de Isaac para Jacob: “Dios te dé, pues, el rocío del cielo, y de la riqueza de la tierra, abundancia de grano y de vino nuevo” (27:28).

En Deuteronomio el propio Jehová promete: “Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino dulce y tu aceite" (11:14).

También en El Cantar de los Cantares el hombre señala los alimentos que disfruta: “Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido” (5:1).

En igual medida, se encuentran profusas alusiones al vino como “alimento del espíritu”, para regocijo de los hombres que lo beben y comparten.

Eclesiastés invita a los fieles: “Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios” (9:7). Y luego agrega: “por el placer se hace el convite, y el vino alegra a los vivos” (10:19).

Como si esto fuera poco, existen además claras indicaciones que lo reconocen como un producto saludable.

En la primera carta de San Pablo al Apóstol Timoteo, se observa el siguiente consejo: “No sigas bebiendo sólo agua; toma también un poco de vino a causa de tu mal de estómago y tus frecuentes enfermedades” (5:23).

Sin embargo, son innumerables también las citas que se hacen en el texto bíblico al consumo moderado y responsable de esta bebida.

Como ejemplo, en el libro de Eclesiástico -considerado apócrifo para algunas ramas del cristianismo, no así para el catolicismo- se puede encontrar la bellísima cita: “como la vida es el vino para el hombre, si lo bebe con medida ¿Qué es la vida a quien le falta el vino, que ha sido creado para contento de los hombres? (31:27).

Finalmente, en infinidad de pasajes se nos previene del mal uso de la bebida, de las consecuencias que el exceso de esta puede provocar.

Quizás los dos mejores advertencias estén en el libro de los Proverbios, donde se avisa: El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente! (20:1) y continúa luego “No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece en la copa; entra suavemente, pero al final como serpiente muerde. Tus ojos verán cosas extrañas y tu corazón proferirá perversidades” (23:31,32).

¡Gocemos pues del vino maravilloso, pero siempre respetando su justa medida!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**