Por que no solo de vinos vive el hombre, aquí un par de notas sobre el café que escribí hace ya tiempo para los amigos de Il Caffetino Espresso.
¿TOMAMOS
UN CAFÉ?
Cuando decimos
esta frase, casi a diario y sin darnos mucha cuenta, probablemente nunca nos
hayamos detenido a pensar que es exactaente “un café”. Seguramente si lo consultamos
con personas de diferentes países, nos darán respuestas muy diferentes.
Así por
ejemplo, un buen café para un hombre italiano será una taza pequeña con un café
expresso servido muy corto y concentrado (“ristretto”), tomado de parado en la
barra de algún bar camino al trabajo o luego de la comida; mientras que para un
hombre norteamericano probablemente sea una infusión muy acuosa y liviana,
servida en una gran vaso de papel o telgopor, tomado mientras trabaja en su
computadora.
Los turcos beben
el café a toda hora, casi hirviendo, muy dulce, sin colar y en tacitas
pequeñas; mientras que los franceses aprovechan la pausa de la merienda para
disfrutar un café servido con bastante
leche caliente espumosa y algo de canela (“café au lait”).
Seguramente nuestros
hijos beben por la mañana un gran tazón de café con leche y galletitas antes de
ir al colegio, mientras que los adultos nos damos el gusto de beber un café con
whisky y crema batida (“irish coffee”) en las noches frías del invierno.
Como vemos, el
mundo del café es amplio y diverso. Lo importante es que la infusión sea
siempre de calidad y esté bien preparada. Ahora sí… ¿Tomamos un café?
EL
CAFÉ Y LA CAFEÍNA
La cafeína es
una sustancia estimulante natural que está presente en el café que consumimos
habitualmente (también en el té, el mate, el chocolate, las bebidas gaseosas y
los energizantes). En oposición a lo que mucha gente cree, el consumo moderado*
de este alcaloide no conlleva inconvenientes para la salud.
Muy por el
contrario, una buena taza de café a la mañana -o después de almorzar- puede ser
un gran aliado en nuestras actividades diarias, ya que la cafeína aumenta el
estado de alerta, mejora la concentración y favorece el trabajo intelectual.
Solamente
debería evitarse su consumo por la noche -en personas muy sensibles- pues puede
interferir en los patrones normales del sueño. Puede elegirse en estos casos un
producto descafeinado, que no contiene el alcaloide pero conserva todo el aroma
y sabor de la infusión original.
El tipo de
café utilizado y la forma en que este ha sido preparado influyen notablemente
en la cantidad de cafeína que posee la bebida terminada. Como la extracción de
esta sustancia aumenta con el tiempo de infusión, los cafés de preparación
rápida (como el obtenido con máquina expresso o cafetera italiana) suelen
contener menor cantidad de cafeína que aquellos con períodos de infusión
prolongado (cafetera de filtro o émbolo).
El agregado de
leche puede disminuir también la cantidad de cafeína ingerida, ya que aumenta
el volumen de la bebida consumida.
Como se ve,
nada debe privarnos de disfrutar una taza de café recién hecho !!
Y si es de Il
Caffetino, mucho mejor… ¿Tomamos un café?