jueves, 21 de julio de 2016

VINOS PARA “TIRAR LA CASA POR LA VENTANA”

www.moser-glass.com
“El vino es la única obra de arte que puede beberse” (Luis Olaverri, enófilo español).

Puede parecer algo frívolo escribir sobre vinos lujosos en un contexto económico difícil como el que nos toca vivir a la mayoría de los argentinos por estos meses. Sin embargo, hay que reconocer que existen consumidores con una situación financiera más holgada, que no tienen inconvenientes para disfrutar de estos vinos exclusivos y costosos. 

Aunque usualmente prefiero escribir sobre productos accesibles y de precios bastante más acomodados, un par de veces al año me permito la licencia de recomendar algunas de las mejores etiquetas de Argentina. 

Si son de aquellos afortunados que pueden darse algunos gustitos especiales sin reparar en el precio, aquí van seis vinos para “tirar la casa por la ventana”:

Susana Balbo Signature White Blend 2015 ($311): De a poco, los vinos blancos de gama alta se van ganando un lugarcito en la preferencia de los consumidores argentinos (aún poco acostumbrados a pagar un precio alto por un vino blanco de gran calidad). Este producto puede ser un buen comienzo, ofreciendo un vino a la vez complejo y refrescante. Un original ensamblaje a partes iguales de Torrontés, Semillón y Sauvignon Blanc (todos cosechados en el Valle de Uco). Propone una nariz diáfana y juvenil, con aromas de frutas tropicales -ananá-, cítricos, hierbas silvestres y sutiles reminiscencias minerales. Al llevarlo a la boca exhibe entrada amable, cuerpo medio y paso untuoso; redunda en sabores frutales, con jugosa acidez y largo post-gusto. ¡Un blanco noble para la mesa festiva, acompañando una buena paella o cazuela de mariscos!

Blanchard & Lurton Gran Vino Blanco 2014 ($380): Otro producto de “alto vuelo”, fruto de la unión entre dos apasionados por los vinos blancos (el viticultor argentino Andrés Blanchard y el bodeguero francés François Lurton), que acaba de desembarcar en las góndolas nacionales. Un complejo corte de variedades que incluye 60% de Tocai, 20% de Viognier (fermentado en barricas nuevas con sus hollejos), 10% de Pinot Gris y 10% de Chardonnay; las tres primeras provenientes de fincas ubicadas en la zona de Chacayes (Tunuyán) y el último de Gualtallary (Tupungato). El resultado es un blanco  sofisticado, amplio y de gran atractivo, que sorprende por su presencia en boca. Ofrece sutiles fragancias de flores silvestres, frutas blancas -peras, manzanas-, miel y leves trazos avainillados; que dan paso a una boca franca y de reminiscencias melosas, con textura “cremosa”, balanceada acidez y dilatada permanencia. Se han hecho poquísimas botellas de esta primera cosecha, así que hay que moverse rápido para conseguir alguna. ¡Otro blanco excepcional, para maridar con pescados a la plancha!   

Alpamanta Breva Syrah Rosé 2015 ($400): Un vino experimental realmente curioso, que seguramente en breve será comercializado en el mercado doméstico (por ahora es sólo para la exportación). Un producto de edición ultra-limitada (apenas 909 botellas), elaborado por la joven bodega biodinámica Alpamanta (Lujan de Cuyo-Mendoza). Está vinificado con la filosofía de la “mínima intervención”: cosecha manual, fermentación con levaduras naturales en “huevos” de hormigón, reducción en el uso de sulfitos y envasado sin filtrado previo. A la vista se revela de color rosa pálido, apenas turbio. Tiene nítidos aromas frutales -frambuesas, moras- y balsámicos -anís, regaliz-; unidos a una boca voluminosa y de textura “rugosa” -por la presencia de las borras-, con fresca acidez y persistencia moderada. ¡Un vino ideal para los enófilos curiosos!

Pascual Toso S.V. Finca Pedregal 2014 ($700): Pascual Toso es una bodega argentina de larguísima tradición, que este año cumple 125 años elaborando productos de elevada calidad. Desafortunadamente, sus vinos se ven bastante poco, pues la inmensa mayoría se destina al mercado externo (a pesar de ello, algunas pocas botellas quedan en el país y vale la pena buscarlas). Este es a mi entender su vino icónico, fiel al gusto argentino, que exhibe con orgullo lo mejor que puede ofrecer el terruño de Barrancas (Maipú-Mendoza). Un suculento blend compuesto por un 70% de Malbec y un 30% de Cabernet Sauvignon, criado en barricas nuevas durante al menos 18 meses -el primero en roble francés, el segundo en roble americano-. Regala una paleta aromática muy compleja, que inunda la copa de recuerdos a frutas rojas -ciruelas, guindas- y negras -cassis, zarzamora-, especiados -canela, clavo-, balsámicos -eucaliptus, mentol- y discretas notas tostadas. Al probarlo es sabroso y pleno, tiene entrada agradablemente seca y fluidez en el paso, refrenda las sensaciones maduras, con acidez equilibrada y taninos macizos que sostienen una grata permanencia. Una etiqueta perfecta para beber hoy, pero que seguramente ganará con un par de años más de estiba. ¡Vinazo, para acompañar el asado con amigos!   

Aniello Viña 1932 Trousseau 2014 ($1000): ¡Una “perlita” absoluta, imprescindible para los eternos buscadores de rarezas! Un vino patagónico único y sorprendente, proveniente de una minúscula parcela de 0,8 hectáreas plantada en el año 1932 en la zona de Mainque (Río Negro), con uvas de la variedad Trousseau -tinta emblemática del Jura francés, donde también se la conoce como Bastardo-. Se fermentó con levaduras indígenas en tanques de acero inoxidable, para luego pasar 6 meses en barricas usadas. El resultado es un vino ligero y refrescante, que tiene ciertas similitudes estilísticas con el Pinot Noir (aunque no son uvas de la misma familia). Tiene un color violáceo limpio y brillante, aunque de poca intensidad. La nariz regala sensaciones múltiples, donde se entremezclan aromas de flores, especias y tierra mojada. La boca es sabrosa y vibrante, de silueta delgada y paso veloz, confirma sabores terrosos, con marcada acidez, taninos sedosos y moderada permanencia. Sin dudas un producto distintivo e irrepetible, con una cantidad de botellas tan limitada que no será fácil hacerse de alguna, pero que justifica plenamente su precio y el esfuerzo de la búsqueda.    

Nicolás Catena Zapata 2011 ($1950): ¡Un vino mendocino realmente soberbio, con un refinamiento y armonía que no tiene nada que envidiarle a los grandes tintos franceses! Un producto “de culto”, elaborado por la mano sensible y experimentada del enólogo Alejandro Vigil, combinando los mejores lotes de Cabernet Sauvignon y Malbec que obtiene la bodega de sus fincas cada año. Todos los productos que conforman el corte han sido fermentados en barricas de roble francés durante 25-30 días, para lograr la perfecta fusión entre fruta-madera. Luego de este proceso se añejan pacientemente por 24 meses en barricas, para terminar de integrarse luego con otros 24 meses de guarda en botellas. Cuando este noble vino sale al mercado obsequia una complejidad y elegancia inconfundibles, digna de las grandes etiquetas del mundo. La nariz es un poco tímida al comienzo, pero con los minutos se va abriendo por “capas”: primero afloran los aromas de frutas negras y especias -pimienta, clavo-, luego suaves tonos ahumados, de café torrado y caramelo, para terminar con ciertas evocaciones terrosas/minerales. Al llevarlo a la boca tiene entrada amable, buen volumen y paso aterciopelado; reafirma sabores frutales y levemente picantes, con acidez perfectamente calibrada, taninos firmes -pero pulidos por la estiba- y una persistencia casi eterna. ¡Una joya de la vitivinicultura nacional, para atesorar en la cava y descorchar en ocasiones especiales!         
***** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico *****
   

martes, 12 de julio de 2016

LA FRASE QUE HOY VINO (LXV)

¿Que más podría agregar este humilde servidor, cuando la frase lo dice todo de manara tan clara?

“Un vino es perfecto cuando uno lamenta haber acabado la botella” 

www.nutremagazine.com
Manuel Roberto Mariño Fernández ("Roberto Verino"): Diseñador de modas gallego (1945)

domingo, 3 de julio de 2016

SEIS BLENDS INVERNALES

www.hsccmd.org
Si bien los consumidores argentinos aún tenemos marcada predilección por los vinos “varietales” (las últimas estadísticas marcan una preferencia superior al 65%), poco a poco vamos descubriendo el sutil encanto de los “blends” o vinos “de corte”.

Un “blend” se elabora combinando dos -o más- cepajes vitivinícolas. Esta armonización puede realizarse durante el proceso de vinificación (por ejemplo, co-fermentando juntas ambas variedades), o también una vez que el mismo haya finalizado (fusionando en este caso los vinos ya terminados). Los resultados difieren sensiblemente en cada caso, por lo que el enólogo elegirá la técnica más conveniente según el vino que desea producir.

Si quieren adentrarse en el mundo de los “blends”, aquí van seis sugerencias para beber en este frío otoño:       

Jean Rivier Sauvignon Blanc-Chenín 2015 ($68): Sin dudas, San Rafael es un terruño  inmejorable para la elaboración de vinos blancos, como lo demuestra este bi-varietal joven y refrescante de la bodega Jean Rivier. Ofrece una paleta aromática definida, que alterna sensaciones cítricas, de frutas blancas y marcados trazos herbáceos. En la boca tiene silueta delgada y paso veloz, con vibrante acidez, sutil amargor final y moderada persistencia. ¡Un blanco “comodín”, que seguramente gustará a todo el mundo!

Mythic Estate Chardonnay-Viognier 2013 ($160): Incluimos otro vino blanco en esta selección, pero con un lineamiento enológico totalmente diferente al anterior. Se trata de un producto estructurado, voluminoso y pleno; elaborado con un acertado corte de uvas Chardonnay y Viognier cosechadas a muy bajo rendimiento. Este vino ha tenido además doce meses de crianza -sobre sus borras- en barricas de roble usadas. El resultado es un blanco sumamente fragante, con evocaciones florales, frutales -durazno, pera-, melosas y algo avainilladas. Al probarlo muestra su punto más alto; con un paso de boca untuoso pero de gran fluidez, sabores frutales nítidos, equilibrada acidez y grato post-gusto. ¡Un blanco bien “gastronómico”, perfecto para acompañar platos en base a pescados!     

Altos La Ciénaga Blend Gran Corte S/A ($220+envio): Un vino artesanal elaborado en pequeñísima escala en Colalao del Valle (Tucumán), que no deja de sorprenderme cada vez que lo pruebo. Un ensamblaje de uvas Syrah, Malbec y Cabernet Sauvignon, fermentado de manera tradicional y criado posteriormente en barricas de roble nuevas. Ofrece una nariz de marcada impronta norteña, con recuerdos de frutas pasas, especias picantes -pimentón, pimienta- y algunos dejos terrosos. En boca tiene cierta rusticidad que a mi entender le suma encanto; es intenso y muy gustoso, envuelve con sus cálidas notas especiadas, tiene correcta acidez, taninos aún rugosos y permanencia moderada. Un vino que hoy ya puede disfrutarse, pero que seguramente ganará en complejidad con algunos meses más de estiba en botellas. Todavía no se consigue por Córdoba, pero vale la pena encargar algunas botellas. ¡Un tinto para sorprender a los enófilos curiosos! 

Obra Prima Máximus Blend 2013 ($290): Nueva cosecha para este exquisito vino de la bodega mendocina Familia Cassone, que ya se encuentra disponible en las góndolas locales. Un blend tinto de notable complejidad y elegancia, vinificado con amplia base de Malbec y pequeños aportes de Cabernet Franc y Syrah (todos provenientes de Lujan de Cuyo) y luego añejado pacientemente en barricas francesas nuevas durante 18 meses. Un producto de aromática diáfana y seductora, donde se entrecruzan aromas de frutas rojas en sazón, especias dulces -clavo, canela-, balsámicos -eucaliptus, regaliz, mentol- y suaves pinceladas ahumadas aportadas por el roble. Al llevarlo a la boca tiene cuerpo medio, entrada seca y paso sedoso; redunda en sabores maduros, con balanceada acidez, taninos firmes y larguísima persistencia. A mi humilde entender una excelente compra en relación a su precio, tanto para beber ahora como para guardar por algún tiempo más. ¡De esos tintos que llevás a una reunión de amigos y te hace “quedar muy bien”!      

Kazañandú Extra Brut NV ($233): Una etiqueta poco conocida en el mercado local,  pero que recomiendo probar pues sorprende con su frescura y facilidad para ser bebido. Un espumoso mendocino agradable y muy sencillo, elaborado por el método industrial Charmat (segunda fermentación en tanques) combinando uvas Chenin, Chardonnay y Pinot Noir. Al llevarlo a la nariz ofrenda fragancias herbáceas y frutales; que continúan en una boca ligera y veloz, de burbujas cosquilleantes, refrescante acidez y permanencia moderada. ¡Un espumoso para acompañar todos los brindis del otoño!    

Dolium Ed. Limitada Aniversario Nature ($300): Cerramos con otro vino espumoso de Mendoza; pero en este caso un producto de mayor entidad, mucho más estructurado y complejo. Está elaborado utilizando el método Champenoise (segunda fermentación en botellas), con un ensamblaje que incluye 90% de Pinot Noir y 10% de Chardonnay, que tuvo al menos 12 meses de reposo sobre lías antes de ser comercializado. Exhibe una nariz refinada y sutil, con reminiscencias de frutas rojas ácidas, hierbas silvestres y levadura fresca. Al probarlo tiene el garbo y la sobriedad de los espumosos de raza, con burbujas delicadas, paso de boca “cremoso”, acertada acidez y persistencia prolongada.     Un producto que sólo se vende en bodega (o por pedido exclusivamente para Córdoba). ¡Espumoso de notable calidad, perfecto para regalar -o regalarse-!  

***** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico *****