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¡El verano está a pleno!
Tiempo de descanso para disfrutar del sol, la pileta, las comidas al aire libre
y las reuniones distendidas con amigos. Tiempo de vinos sencillos, ligeros y
refrescantes, para sacarnos un poco el calor y aplacar también la sed.
Para estos días
estivales en los que el termómetro está bien arriba, nada mejor que beber
sabrosos vinos blancos. Los argentinos -en general- no somos grandes
consumidores de estos productos, por tradición, modas o vaya saber qué… ¡Sin
embargo, les aseguro que en un tórrido mediodía de enero un blanco bien frío
“les sabrá a gloria!
Si andan buscando
blancos bien veraniegos, aquí tienen mis siete sugerencias:
Finca
Natalina Chardonnay 2015 ($39): Si el presupuesto viene
apretado, este blanco sanjuanino puede salvar la ocasión y dejarnos bastante
satisfechos. Un Chardonnay rico, simple
y etéreo; con aromas frutales directos -peras, manzanas-, sumados a una boca
veloz, de correcta acidez, agradable “petillant” (burbujitas de gas carbónico
natural) y breve persistencia. ¡Para tener siempre unas botellas en la
heladera!
Finca
El Nevado Sauvignonesse 2014 ($75): Un blanco
sanrafaelino austero pero muy fresco, ideal para acompañar las comidas veraniegas.
Expresa una nariz bastante sutil, como reminiscencias cítricas, herbales y de
frutos secos. En la boca ofrece su punto más fuerte; tiene cuerpo medio,
entrada seca y paso franco, con buena acidez y moderada permanencia. ¡Óptimo para acompañar ensaladas
y tartas!
Uxmal
Moscatel de Alejandría 2015 ($80): Novedad en las góndolas
locales, este vino mendocino de Bodega Uxmal me parece perfecto para disfrutar
del atardecer junto a la pileta. Un blanco increíblemente fragante, con una
nariz rebosante de flores silvestres, uvas frescas y miel. Al llevarlo a la
boca sorprende gratamente, mostrándose liviano, vivaz y bien seco; repite evocaciones
florales, con bajo tenor alcohólico, equilibrada acidez, grácil “petillant” y
persistencia media. ¡Imposible beber sólo una copa!
Viejo
Isaías Sauvignon Blanc 2015 ($88): Otro vino mendocino
fragante y exquisito, elaborado en pequeñas partidas por el joven enólogo
Rodrigo Romero. Un producto extremadamente ligero y vaporoso, con nítidos
aromas herbáceos -tomillo, ruda, césped recién cortado- y cítricos -pomelo,
lima-. Continúa en una boca de perfil delgado y paso ágil, redunda en
sensaciones vegetales, con jugosa acidez y grata permanencia. ¡Blanco ideal
para acompañar una bandeja de sushi en estas cálidas noches estivales!
Doña
Paula Estate Riesling 2014 ($125): Un blanco sumamente
original, que merece ser bebido con un
poco más de atención. Está vinificado por la mano experimentada del enólogo
Marcos Fernández, con una selección de racimos de uvas Riesling cosechados en
Gualtallary (Valle de Uco). Gracias a esta noble variedad -de origen alemán y escasa
difusión en el encepado nacional- se obtiene un producto delicado, profundo y
fragante. Su nariz en principio puede parecer esquiva, pero con algo de tiempo
en copa aparecen aromas florales,
especiados -anís, comino- y marcadas notas minerales. En la boca tiene cuerpo
medio y estructura “vertical” -sabor seco, recuerdo mineral y acidez punzante-,
que da soporte a una larga persistencia. ¡Para “ir abriendo la cabeza” a nuevos
vinos!
Vinilo
Ruido Blanco 2015 ($150): Otro vino novedoso y distinto,
ideal para buscadores de “perlitas”. Un blanco sabroso y vibrante -casi diría
“eléctrico”-, producido por el enólogo Marcelo “Tano” Franchetti en la novel
Bodega Underground. Se trata de una co-fermentación de uvas Chenín y Chardonnay,
completamente realizada en pequeños huevos de cemento. Seduce con una paleta aromática
despreocupada y juvenil, plena de recuerdos alimonados, florales y de hierbas
silvestres. Apenas probarlo se descubre el nervio y la frescura que aporta el
terruño de Gualtallary (Valle de Uco - Mendoza); con impresiones cítricas
diáfanas, acidez vivaz y delicioso post-gusto. ¡Compañero perfecto de un buen
ceviche o tiradito de pescado!
Alfredo
Roca Dedicación Personal Chardonnay 2013 ($192): Cerramos
este listado con un blanco de altísima calidad e impecable factura. Un suntuoso
Chardonnay de San Rafael, fermentado y criado nueve meses en barricas de roble
nuevas. Exhibe sucesivas y renovadas capas aromáticas; donde aparecen en
primera instancia las frutas tropicales -ananá, banana, mango-, luego los aromas
“golosos” -miel, vainilla-, para finalmente cerrar con sutiles evocaciones
lácticas -manteca, toffee-. En boca se presenta “gordito”, con paso untuoso -aunque muy fluido gracias a
su balanceada acidez natural-, sensación “cremosa” acentuada y una larguísima
permanencia. Un vino blanco realmente noble, que puede beberse hoy o estibarse
un par de años -para que gane finura y complejidad-. ¡Chardonnay de lujo, para
acompañar pescados grasos -dorado o surubí- a la parilla!
¿Y para ustedes, cuáles
son sus blancos veraniegos?
***** Esta nota fue publicada originalmente en la web amiga de Circuito Gastronómico *****