Durante las últimas cuatro décadas, Argentina fue un notable productor de vinos tintos. Las estadísticas muestran que desde principio de los años 80´ hasta la actualidad el consumo de estos vinos no ha parado de crecer -en detrimento de todas las otras categorías (blancos, rosados, especiales, etc.)-.
La demanda extranjera, que comenzó a “pesar fuerte” en las decisiones de la industria nacional a partir del año 2000 -gracias al boom de las exportaciones vitivinícolas- también iba en esa dirección, así que la especialización en vinos tintos -principalmente Malbec- era evidente e inevitable.
Sin embargo, en los últimos 5-10 años ha recomenzado el interés de las bodegas y enólogos por elaborar vinos blancos de alta calidad. Esto implicó la búsqueda y recuperación de viejos viduños, así como la implantación de nuevas hectáreas de uvas blancas en terruños más fríos.
En el caso de Mendoza -y otras zonas cordilleranas tradicionales- esto se logró “subiendo la montaña”, lo que dio origen al vertiginoso desarrollo de los valles cuyanos de Uco y Pedernal, así como a los pequeños valles intermontanos de altura en La Rioja, Salta o Jujuy. En la Patagonia la búsqueda se orientó a plantar cada vez más al límite sur, en lugares como El Bolsón, Lago Puelo, Trevelín o Sarmiento. Incluso se está experimentando mucho en zonas “marginales” -por ejemplo, con fuerte influencia oceánica- como es el caso de los proyectos en Chapadmalal, Viedma o la localidad chubutense de Bahía Bustamante.
¡Sin dudas, hoy estamos bebiendo los mejores blancos que hizo nuestro país en toda su historia! ¡Y me seduce cada día más probar la diversidad de variedades, expresiones y estilos que se pueden encontrar hoy en la góndola local! Además, Argentina puede entrar a los mercados globales más exigentes con productos “world class”, que nos permitan competir de igual a igual con otras zonas reputadas.
¡Pero lo que más me excita pensar -perdón Cerati por el plagio- es "que lo mejor está por venir”, pues con todo esta investigación y aprendizaje que están haciendo nuestros viticultores y técnicos, estoy seguro que cada vez tendremos blancos más expresivos, refinados y diversos!
Para no hacerla más larga, voy a cerrar recomendando el vino blanco que me motivó a escribir esta nota, que pude degustar anoche -junto a otras tres excelentes etiquetas- por gentileza de Zuccardi Valle de Uco, durante un encuentro de formación que organizó la bodega en exclusiva para los Argentina Wine Bloggers.
POLÍGONOS SAUVIGNON BLANC TUPUNGATO 2019 ($2050):
Gran parte del trabajo que viene realizando la Bodega Zuccardi en la última década se basa en tratar de encontrar los mejores terruños para cada variedad de uva, así como su expresión más precisa y pura en ese lugar. Esta línea de vinos refleja fielmente esa búsqueda -casi me animaría a decir obsesión-, pues se va ampliando a medida que se desarrollan nuevas zonas y cepajes.
De
todos los blancos probados Elegí el Sauvignon Blanc, pues si bien es una
variedad muy conocida en nuestro país (y el mundo), en este caso me pareció una
expresión muy elegante y particular, muy diferente a otras.
Las uvas para este vino provienen de añosos parrales localizados en los distritos más altos del Valle de Uco, principalmente de La Carrera (Tupungato). Se fermentó completamente en recipientes de concreto y con levaduras naturales, conservando parte sus hollejos en maceración durante 10 días. No tuvo ningún contacto con roble durante la vinificación.
A la vista el vino se muestra prístino y brillante, con una tonalidad amarillo-verdosa pálida. La nariz parece austera en un primer acercamiento, pero al agitar un poco la copa aparecen evocaciones de hierbas silvestres -jarilla, ruda-, cáscara de cítricos -pomelo, lima- y especias -anís, coriandro-. Al llevarlo a la boca muestra su mejor faceta; es sabroso y algo “graso” aunque no pesado, con mucha presencia en el medio de boca. Redunda en sabores herbales, con una vibrante acidez que sostiene un largo y placentero post-gusto.
Un blanco exquisito y sumamente "gastronómico”, que maridará muy bien con preparaciones en base a pescados, mariscos o carnes blancas. También puede ser buena compañía para el sushi o la comida peruana (en este caso manejando bien el picante).
¡Sé que el precio de mercado es alto, pero el producto realmente vale la pena!