viernes, 25 de noviembre de 2011

ROSAS DE PRIMAVERA

La primavera -casi el verano, diría- nos agarró de golpe estas últimas semanas, sofocándonos con calores de más de 40ºC. En estás condiciones, estoy seguro que más de uno pensó en cambiar el vino de la mesa por una cerveza helada.

Si bien la idea no es mala, también hay vinos que van muy bien para la época estival, como por ejemplo los vinos rosados. Estos nobles productos nos permiten tomar un vino rico y con cuerpo (para no extrañar los tintos), pero teniendo a la vez una sensación refrescante que ayude a pasar el calor agobiante.

Históricamente, los vinos rosados tuvieron mala prensa en la Argentina, seguramente por la pobre calidad de los productos elaborados en otras épocas. Afortunadamente, el mercado ofrece cada vez más y mejores vinos rosados, revirtiendo así esta tendencia negativa en los consumidores.

Creo que hay que aprender a disfrutar de estos vinos, pues son geniales para maridar con las comidas veraniegas; picadas, ensaladas, tartas, pizzas e incluso algún asadito al lado de la pileta.

Como si fuera poco, los rosados suelen zanjar definitivamente las eternas discusiones entre los amantes del tinto o del blanco, pues al comportarse con versatilidad en la mesa suele dejar a todos los comensales satisfechos.

Por último -y siguiendo mi costumbre- recomiendo insistentemente buscar la añada más nueva en los vinos rosados (hoy la mayoría de las bodegas ya tienen en la calle su cosecha 2011), para disfrutar al máximo de la juventud y vivacidad de estos productos. No olviden servirlos siempre bien fríos, para potenciar su sensación de frescura !!

Para sobrevivir al “bochorno” del verano cordobés, acá van algunas recomendaciones. Empezamos con dos vinos que juegan de local (elaborados en Córdoba), para terminar con cinco rosados clásicos argentinos:

Noble de San Javier Malbec Rosé 2011 ($40): Hasta donde conozco, el mejor vino rosado que se hace en nuestra provincia. Lo elabora Nicolás Jascalevich en la pequeña bodega familiar de San Javier. Es un interesante rosado de malbec, aromático y bien frutado en la nariz. Tiene una boca sabrosa, de entrada agradablemente seca, excelente acidez y persistencia media. Se han hecho muy pocas botellas de este vino, así que hay que tomarse el trabajo de buscarlo por Traslasierra (una excusa perfecta para hacerse una escapada de fin de semana, no?).

Vittorio Papalini Frambua Rosé 2011 ($30): Un vino rosado elaborado en Colonia Caroya por Esteban Papalini, con un corte de uvas frambua y sauvignon blanc. Posee buena tipicidad de nuestro vino regional y un sabor algo dulzón, que estoy seguro hará las delicias de quienes se inician en el mundo del vino. Es un vino diferente y atractivo, que merece ser probado. El packaging es original, lo que le suma un puntito extra. Este vino también es una partida bastante limitada, así que hay que darse una vuelta por la Colonia un domingo y traerse algunas botellas.

Jean Rivier Malbec Rosé 2011 ($23): Un rosado de San Rafael que sigo hace años y realmente me encanta. Admiro su calidad constante a través de las cosechas y su precio siempre amigable. Habitualmente es el primer rosado del año que se ve en las góndolas de Córdoba; y es maravilloso encontrarlo así de “nuevito”, pues además de su sabor agradablemente frutado y su fresca acidez, tiene un “petillant” (pequeñas burbujas de gas carbónico remanentes de la fermentación) muy tentador y refrescante, que invita a tomar siempre otra copa.

Santa Julia Syrah Rosé 2011 ($23): Ya he mencionado este vino en otra oportunidad (con la cosecha anterior), pues creo que es un buen producto a un precio muy razonable. Esta nueva añada sigue la línea de sus antecesores, con nítidos aromas frutales -y algo especiados- y una boca sabrosa y bien fresca. Para comidas livianas, como ensaladas o tartas, este vino va de maravillas. Otro producto de packaging muy bonito y tapa a rosca para mayor simplicidad. Se consigue en todos los supermercados, así que no hay excusas para no probarlo.

Humberto Canale Blush 2011 ($28): Un rosado de la Patagonia que también sigo hace años y nunca me ha decepcionado. Elaborado en Río Negro por la centenaria bodega Humberto Canale, es un rosado de aromática frutal y sabor abocado (ligeramente dulce). Su acidez natural (típica de las zonas frías) está bien presente, así que balancea de maravillas el azúcar residual que contiene el vino. Es un producto algo goloso para comer, pero me agrada mucho como aperitivo o para acompañar algún postre.

Dolium Malbec Rosé 2011 ($55): Un rosado de muy alta calidad, con fruta y estructura en excelente combinación. Tiene un breve paso por madera -algo poco habitual en nuestros rosados- que le aporta mayor volumen, complejidad y persistencia. Creo que es uno de los mejores exponentes de esta categoría en Argentina. Es un producto difícil de conseguir (pues se exporta casi en su totalidad), pero vale la pena el desafío de encontrar alguna botella. Les aseguro que a este vino lo pueden poner al lado de un pedazo de carne a la parrilla y “no se achicará”.

Finca La Anita Petit Verdot Rosé 2011 ($90): Una primicia absoluta. El primer vino rosé elaborado por la tradicional bodega mendocina, que marca un “aggiornamiento” de la misma de la mano de la joven enóloga Soledad Vargas. Este rosado es sumamente atractivo, de compleja nariz que se dirime entre lo frutal, lo herbáceo y algo balsámico. En la boca posee cuerpo medio, entrada seca, sabores frutados, balanceada acidez y larga persistencia. Otro producto que puede acompañar una comida “importante” sin inconvenientes. Realmente es un gran vino de una gran bodega, que brilla además por lo diferente y novedoso. El precio es alto, pero creo que lo justifica.

¡Ojalá esta nota los tiente y comiencen a disfrutar de la "vie en rose"! ¡Salud!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**

sábado, 19 de noviembre de 2011

LOS VINOS DEL FIN DEL MUNDO

Si bien hay una bodega neuquina que utiliza este nombre, hoy voy a hablar sobre los auténticos vinos del fin del mundo.

En la pequeña localidad chubutense de El Hoyo de Epuyén (a 1000 km de Mendoza y casi 1800 km de Buenos Aires) están hoy la bodega y los viñedos más australes del mundo*. Allí, en un predio de mas de 20 hectáreas, la firma Weinert ha implantado vides finas y ha construido la pequeña bodega Patagonian Wines para la elaboración de vinos.

A la cabeza de este emprendimiento está el joven enólogo Darío Gonzáles Maldonado, quien dejó el calorcito de su San Juan natal para enfrentarse valientemente a los fríos extremos de la Patagonia Argentina. Las condiciones en la región son adversas no solo para los seres humanos, sino también para los viñedos, que deben aclimatarse durante varios años para poder lograr la madurez de sus uvas.

Darío aceptó el desafío y lleva más de una década en la región. Va por su sexta cosecha (de las cuales sólo han salido dos al mercado), elaborando vinos increiblemente diferentes a lo que estamos acostumbrados a beber en nuestro país.

Los vinos de esta zona tienen vivos colores, cuerpo medio y una acidez natural bastante elevada (aunque normal para una zona fría). Sin embargo, son vinos aún poco aceptados entre los consumidores argentinos, acostumbrados a vinos menos acerbos (de climas más templados)

A pesar de esta gran diferencia, a mi son productos que me encantan, pues me recuerdan mucho a los grandes vinos europeos (sobre todo los blancos).

Por gentileza de Darío -quien me envió dos cajas con sus productos- pude probar todos los vinos que tiene a la venta la bodega en este momento. Aquí mis comentarios sobre los mismos:

Logo extraido de vinosdeargentinos.com.ar

Faldeo del Epuyén Chardonnay-Riesling ($65): Atípica combinación de uvas blancas provenientes de uno de los viñedos más australes del planeta. Es un blanco de aromas muy florales, especiados y minerales, con una acidez filosa que lo hace sumamente refrescante. Es mi vino preferido de la bodega. He probado las cosechas 2008 y 2009. Las dos me han encantado (aunque tengo preferencia por la primera). Ambas están en un excelente momento para ser bebidas.

Piedra Parada Merlot 2008 ($125): Otro vino muy atípico desde la nariz, con notas piracínicas algo marcadas (nunca lo había sentido tanto en un merlot), combinadas con buenos toques frutales y algo especiadas. En la boca es un vino de cuerpo medio, acidez elevada y taninos apenas presentes. A mi este producto me gusta bastante. Además, me encanta lo diferente de su expresión aromática y gustativa. Sin embargo, no fue muy apreciado entre el grupo de consumidores que lo degustaron conmigo (supongo por su alta acidez). He guardado dos botellas de este vino en la cava, para ver como se comporta con la estiba en botellas.

Piedra Parada Merlot-Pinot Noir 2008 ($80): Nuevamente en este vino aparecen los aromas piracínicos del merlot, suavizados por la presencia del pinot noir, en un conjunto armonioso y agradable. La boca es análoga al anterior, con la acidez firme y los taninos que apenas se notan. El vino está correcto, teniendo mejor nariz que boca. Probamos en la misma oportunidad también la cosecha 2007 y compartía características similares, aunque ya con trazos de evolución. Me queda una botella de la cosecha 2008, que esperaré en cava un año a ver como se desenvuelve.

Piedra Parada Pinot Noir 2008 ($125): De color bastante intenso para ser un pinot noir, la nariz es apenas frutal y especiada, sin mucha complejidad. En la boca el vino es frutal simple, ligero y de acidez marcada. Sin tener ningún defecto objetable, fue el vino que me resultó menos atractivo. Conservo también un par de botellas para ver su evolución.

Imagen extraida de argentinawinedirectory.com

Hasta aquí es lo todo que pude probar de la bodega, por gentileza de Darío. Me contó también -off the record- que está vinificando un gewürztraminer, un rosado joven y un espumoso. Estoy seguro que no faltará oportunidad de probarlos!!

Tengo pendiente visitar la bodega y su región. La invitación la tengo hecha hace rato. Ganas no me faltan!! Me encantaría poder conocer el paisaje de donde provienen -y las manos que elaboran- esos vinos, los verdaderos vinos del fin del mundo...

Imagen extraida de www.camersa.com.ar

* En el hemisferio sur, compartimos la zona vitívinicola más austral con la región de Central Otago (Nueva Zelanda). Ambas regiones están a una latitud de entre 42º-45ºS.

martes, 15 de noviembre de 2011

VINOS DE LUJO BUENOS AIRES 2011

El pasado lunes 4 de noviembre tuve la suerte de poder viajar a Buenos Aires para estar presente en la inauguración de la feria Vinos de Lujo 2011.

Debo agradecer a la gente de Simposium (organizadora del evento) que me acreditó sin inconvenientes como representante de prensa. Felicitaciones !!

Esta muestra, con el periodista Fabricio Portelli como director, celebraba este año su décimo aniversario como referente máximo de los vinos de alta gama en la Argentina.

El marco donde se realiza la misma desde hace una década (el elegante Alvear Palace Hotel) prestigia además la muestra y brinda gran comodidad a los visitantes.

Si bien hubo algunas demoras para ingresar (la feria abrió sus puertas con casi una hora de retraso), estuve allí unas cuatro horas; las que utilicé para descubrir algunos vinos nuevos, re-probar añadas nuevas de vinos que me gustan mucho y también para saludar personalmente a gente del medio (que quizás uno contacta habitualmente por mail o facebook). Lo que se llama hacer relaciones públicas… vio ??

Como el tiempo es tirano (y no sólo en televisión), me quedé con las ganas de probar muchas botellas. Creo que hubieran sido necesarios al menos dos días completos para disfrutar de todas las bodegas. Entre las cosas más interesantes que pude degustar están las siguientes:

TINTOS:

Dedicado 2008 (Finca Flichman). Gran Vino! 350 pesos

Caro 2007 (Catena-Rothschild). Elegancia francesa! 340 pesos

Viniterra Select Carmenere 2007 (Viniterra). Gran clásico! 140 pesos

Tomero Reserva Petit Verdot 2009 (CAP Vistalba). Atractivo! 120 pesos

Fin Tannat 2007 (Fin del Mundo). Diferente! 120 pesos

Primogénito Merlot 2008 (Patritti). Novedad! 79 pesos

BLANCOS:

Torrontés Brutal 2011 (Matías Michelini). Rareza! Sólo 600 botellas. Aún sin precio

Agua de Roca Sauvignon Blanc 2011 (Matías Michelini). Fuera de lo común! 80 pesos

Malma Finca La Papay Sauvignon Blanc 2011 (NQN). Refrescante! 42 pesos

ESPECIALES:

Ciclos Tardío 2009 (El Esteco). Un clásico, riquísimo! 80 pesos

Susana B. Tardío 2010 (Dominio del Plata). Exquisito y complejo! 100 pesos

Saliendo de los vinos, también pude conocer los nuevos blends de especias y las hierbas aromáticas single-estate de Aromas de Cocina. Realmente son productos muy interesantes, de gran calidad y elegante presentación. Se nota que detrás de cada uno de ellos está la mano de una mujer conocedora y obsesiva de la calidad, como es la colega María Laura Ortíz.


Levanto mi copa por la feria de Vinos de Lujo y le deseo muchos años más en el mercado !!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

QUESOS Y VINOS, MATRIMONIO PERFECTO

“Con queso no hay mal vino” dice un refrán español. Y la verdad, es que debo darle toda la razón!

El queso y el vino son dos alimentos milenarios, que acompañan al hombre desde que este se hizo sedentario; allí aprendió a cultivar la vid (para obtener su noble jugo) y criar el ganado (para aprovechar su leche como sustento). Es muy lógico que dos alimentos que vienen juntos desde hace siglos, sean un excelente matrimonio!

Los quesos son un gran nutrimento, por su concentrada fuente de proteínas, vitaminas y minerales (grasas también, así que no hay que excederse). El vino es un excelente complemento de la alimentación; creo que este casamiento no puede tener objeciones (la moderación es el único secreto, para evitar el consumo excesivo de alcohol).

Si bien los argentinos tenemos la costumbre de comer los quesos antes de la comida (a modo de aperitivo o “picada”), creo que la mejor forma de disfrutar los mismos es al estilo francés, es decir al final de los platos salados y antes de los postres. Los quesos presentados en ese momento permiten disfrutar los últimos sorbos de vino de la copa, además de “limpiar” el paladar para los dulces que vendrán.

Hacer una buena tabla de quesos es simple, aquí solamente un par de consejos básicos:

Los quesos deben sacarse de la heladera una media hora antes de comerse, pues si están muy fríos no podrán apreciarse bien sus aromas y sabores.

Deben cortarse en trozos pequeños (como para dos bocados), respetando la forma de la horma (los quesos de horma cuadrada o rectangular se cortan en bastones o cubos, los quesos de horma redonda se cortan en cuñas -triangulares- y los quesos muy duros directamente se desgranan). Al presentarlos en la tabla o plato, deben acomodarse desde afuera hacia adentro del más suave al más intenso (para comerlos en ese orden).

Si bien yo afirmo que vinos y quesos hacen buena compañía, no todos los quesos y los vinos combinan adecuadamente. El tipo de queso (maduración, materia grasa, presencia de hongos, etc.) definirá el maridaje más adecuado.

Así, los quesos blandos y frescos (tipo Cremoso, Chubut o Port Salut), por sus sabores suaves se acompañan adecuadamente con vinos blancos jóvenes y ligeros, como los elaborados con uvas sauvignon blanc, viognier, chardonnay sin madera, etc.

Al pasar a quesos de pasta semidura (tipo Fontina, Gouda o Tybo), donde empieza a reforzarse el sabor y la materia grasa, deberíamos optar por vinos tintos livianos, como los elaborados con uvas malbec, sangiovese, merlot o incluso algún buen rosado.

Si de quesos duros y bien estacionados se trata (tipo Reggianito, Parmesano, Sardo o Manchego), los vinos tintos de cuerpo son la elección inteligente, por ejemplo algunos buenos exponentes elaborados con uvas syrah, cabernet sauvignon o tempranillo.

Finalmente, los quesos con hongos de sabores muy intensos (tipo Azul, Camembert, Brie, Crottin, Chevrottin) complican un poco el maridaje, pues es difícil ponerles un vino a la par. A mi personalmente me gusta acompañar estos productos con vinos blancos dulces (del estilo cosecha tardía, por ejemplo); pero reconozco que esta armonía no es del gusto de todos. Puede intentarse un maridaje también con blancos bien frutados (como los elaborados con uvas torrontés) o de breve paso por madera (por ejemplo un chardonnay fermentado en roble). Lo que nunca recomiendo aquí son los vinos tintos, pues en combinación con estos quesos producen en la boca un sabor “metálico” poco agradable.

Espero que estas líneas los inciten a probar nuevos sabores! Recuerden que el maridaje no es una ciencia exacta, es un juego, un ejercicio muy placentero de ensayo y error. Cada uno prueba y elige, según su predilección. Lo importante es siempre disfrutar!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**