RECUPERACIÓN, AUGE Y CAÍDA DEL VINO CORDOBÉS
(tiempo de lectura:10/12 minutos)
Monumento al inmigrante friulano (Colonia Caroya) www.cordoba.italiani.it |
Tan arraigada estuvo la actividad vitívinicola desde sus
orígenes, que al crear el escudo de la ciudad se incluyó una hoja de vid en una
de su particiones principales (Toniolo y Zurita, 2014). Registros antiguos
rubrican que para 1880 ya habían sido implantadas 9.000 vides, siendo cerca de 100.000
siete años después; en 1895 ya se contabilizaban 1.440.000 plantas y unos 3600
cascos de vino (Ezcurra, 2012). Comienza así un ciclo de gran desarrollo y
prosperidad para la zona, que durará hasta bien entrados los años 70´ del siglo
XX.
En esta época también se implantan viduños en las Estancias El Carrizal
y Finca El Rodeo (ambas en Traslasierra), aprovechando un clima benigno para la
producción de vinos. Según pesquisas de Nicolás Jascalevich -emprendedor
pionero en la recuperación vitivinícola de Traslasierra-, “para finales del siglo
XIX la Estancia el Carrizal tenía registradas unas 200 hectáreas de viñedos,
además de instalaciones suficientes para vinificar la totalidad de su
producción” (comunicación personal, 12 de octubre de 2021).
Una
de las primeras demostraciones del espíritu emprendedor y de cooperación mutua que
aglomeraba a los viticultores inmigrantes afincados en Colonia Caroya se puede ver durante el año 1902 con la
construcción del Canal Huergo, una obra de riego de enorme envergadura para la
época. “La obra se financió con la contribución colectiva de los habitantes de
Colonia Caroya, que no solamente aportaron su mano de obra sin cobrar sino
también contribuyeron con los materiales de construcción”. Se trata de un acueducto
subterráneo de 1,6 kilómetros, que capta agua de vertientes subterráneas y la
conduce por gravedad hasta los canales de riego dispuestos a través de las
fincas, con un rendimiento estimado en 250 litros/segundo. “Hoy todos los
viñedos de la localidad siguen siendo regados por esta obra, hecha de manera
comunitaria a pico y pala” (Papalini, 2013:98).
Bodega La Caroyense (Colonia Caroya) www.bodegalacaroyense.com.ar |
En simultáneo, aunque en una escala algo menor, la vitivinicultura
también se desarrolló en el Valle de Traslasierra. La Bodega Sierras de Córdoba
nace con el siglo en Villa Dolores, para procesar toda la uva de la zona. Esta bodega pertenecía a una familia bodeguera de Mendoza, que también tenía inversiones vitivinicolas en aquella provincia. En su mejor momento histórico -años 60`/70`- la Bodega Sierras de Córdoba ocupaba casi dos manzanas, registraba 500 hectáreas con vides y más de 2.000.000 de litros de vino producido. Desafortunadamente, la caida en el consumo de vinos hizo que cerrara definitivamente sus puertas en la década del 90` (Nicolás Jascalevich, comunicación personal, 12 de octubre de 2021). En la actualidad, el viejo edificio -que estuvo abandonado y fue saquedao durante casi 30 años- ha sido recuperado por el municipio local para convertirlo en la nueva terminal de omnibus.
De todas las bodegas fundadas en el siglo XX en Colonia Caroya, será Cooperativa La Caroyense Ltda. quién escriba una historia más fecunda, siendo uno de los motores centrales del progreso de la localidad durante casi 70 años (y aún lo sigue siendo hoy, aunque con otra realidad y en una escala menor). El acta fundacional del proyecto se firma el 18 de noviembre de 1930, por iniciativa de un grupo de 49 colonos fuertemente impregnados por el espíritu cooperativista floreciente en la Italia decimonónica (Ezcurra, 2012; Gargiulo, 2017). Formaliza su primera producción en la cosecha de 1931, con una molienda que apenas llega a los 243.504 kilogramos (pues muchos de los socios originalmente comprometidos en el proyecto finalmente no entregan la uva por desconfianza). A pesar de ello, quienes siguen creyendo en el proyecto compran un lote y comienzan la construcción de la bodega, un proyecto colosal para su época que se completa –con medios tecnológicos insuficientes, más bien a base de esfuerzo físico y tesón emprendedor– en algo menos de un año.
Los habitantes de la localidad miraban
con cierta aprensión a este grupo de tenaces inmigrantes. Ezcurra (2012)
menciona que “eran más los que consideraba locos a esos gringos que luchaban
por un sueño imposible. Recomendaban no prestarles o facilitarles algo, por
insignificante que fuera, ya que evidenciaban que acometían algo nunca
lograble”. A pesar de todas las adversidades, y luego de haber interrumpido la
obra para realizar su segunda vendimia, la construcción se inaugura oficialmente
el 5 de mayo de 1932. “La ambiciosa obra, con una fachada que recuerda a una
muy querida catedral del Fruli, el Doumo de Údine, había sido encargado al ingeniero
Italo Vigliano”. La misma deja translucir la añoranza de los inmigrantes por su
tierra, además “no es de extrañar que quisieran ver en la fachada de su bodega
un templo, debido a su fuerte espíritu religioso” (pag. 33-35).
“En Colonia Caroya, las fiestas tradicionales referidas al vino muestran
la entrañable relación que existe entre la comunidad y este noble producto
agrícola”. Desde el año 1939, cada primer fin de semana de marzo se celebra en
la localidad la Fiesta Provincial de la Vendimia (siendo una de las más
antiguas del país, sólo detrás de la de Mendoza, que nació en 1936). “Un día
después de la Vendimia se realiza también la Fiesta de la Sagra [cosecha], una
fiesta que tiene un origen religioso y que el pueblo caroyense conserva como
una de sus máximas expresiones” (Papalini, 2013:47).
Ni la sanción de injusta Ley 12.137/34 (firmada por el presidente Agustín P. Justo para desalentar la producción vitivinícola fuera de Cuyo), ni las enormes adversidades climáticas y plagas que azotaron la
región en la década del 40´ lograron doblegar el espíritu de progreso y
superación de los colonos; por lo que la vitivinicultura se mantuvo activa en
nuestra provincia, apoyada en los altos niveles de consumo de vino registrados en
el período 1940-1970 (Ezcurra, 2012; Lacoste, 2019).
La Caroyense Cooperativa Ltda. sigue adelante a pesar de las dificultades. Para el año 1939 ya eran más de 100 los socios activos de la bodega. Ese mismo año se resuelve comprar, refaccionar y anexar una bodega en Chilecito (La Rioja), para acrecentar la producción y llevar el espíritu cooperativista hacia otras provincias. Para el año 1950 ya se contaban en 750 los socios, que se convertirán en 1000 llegado 1960 (lo que la convierte en ese momento en la segunda bodega cooperativa más importante del país). Las ampliaciones y el re-equipamiento de ambas bodegas no se detienen, buscando siempre maximizar la producción y mantener actualizados los procesos productivos. Era de tal magnitud la importancia de esta institución para la vida de la comunidad que solía escucharse “si la Cooperativa iba bien, sus trabajadores, sus socios y el almacén; todo iba bien. En cosecha linda [Colonia Caroya] era una fiesta” (citado en Peresini, 2015:30).
A comienzos del año 1970 se contaba con 1300 socios activos. La superficie
implantada con vides en Colonia Caroya ya superaba las 1100 hectáreas y según
las previsiones “se estimaba vinificar entre 30 y 35 millones de kilogramos de
uva” entre ambas bodegas, lo que posicionaba a La Caroyense Cooperativa Vitivinícola
de Córdoba y La Rioja Ltda. como una de las 10 bodegas más importantes del
país, aportando el 1% del total de la producción nacional. En el año 1974 se
registran 1400 socios, siendo el número más alto en la historia de la bodega
(Ezcurra, 2012).
Ruinas de la vieja Bodega Sierras de Córdoba (Villa Dolores) www.villadolores.gov.ar |
Como si el contexto no fuera suficientemente complicado, el destino le
tenía guardado otro infortunio extra a Colonia Caroya. En las cosechas de
1975-1976 se suceden las granizadas más devastadoras de las que se tiene
registro en la zona. Estas destruyen casi el 80% de los viñedos, además de la
producción fruti-hortícola y ganadera, arrasando con los sueños y el trabajo de
la mayoría de los agricultores locales. Comienza un período sombrío para la
economía caroyense –atada casi exclusivamente a la actividad agroindustrial–,
que insumirá casi 20 años para su recuperación (Santiago Lauret, comunicación
personal, 26 de septiembre de 2016).
El
productor rural Gerardo Panontini -cuarta generación de viticultores
caroyenses- señala que a los violentos fenómenos meteorológicos ya citados habría
que sumarle varios factores: alteraciones en los ciclos climáticos históricos, viñedos
envejecidos cultivados con variedades poco demandadas, éxodo de la mano de obra
agrícola hacia las nacientes industrias instaladas durante los años 90´ en la
región (Arcor, Guma, Eveready, grandes frigoríficos) y otras complejas situaciones
coyunturales del país; todas actuaron concomitantemente para retraer a mínimos
históricos la producción vitivinícola de Colonia Caroya durante los últimos dos
decenios del siglo XX (comunicación personal, 12 de marzo de 2022).
Debido a la escasa producción durante ese período, los productores agrícolas
de Chilecito deciden escindirse de La Caroyense Cooperativa Ltda. durante el
año 1989, dando origen a la Bodega La Riojana Cooperativa Vitivinifrutícola de
La Rioja Ltda. –que hoy sigue funcionando y es la segunda cooperativa
vitivinícola más importante del país– (Peresini, 2015).
Promediando la década del 90´, un grupo de jóvenes productores de la
zona –descendientes directos de los primeros colonos friulanos– apoyados por el
municipio y Bodega La Caroyense Cooperativa Ltda., emprenden un proceso de
reconversión vitivinícola. Entendiendo que las demandas del mercado estaban
virando irremisiblemente desde la cantidad hacia la calidad, comienzan a
plantar nuevas variedades europeas, buscando mejorar el perfil de los vinos
caroyenses. En el bienio 1996-1997, por un acuerdo logrado con un importante
vivero italiano, viajan algunos técnicos para capacitarse y a su regreso traen
más de 60.000 plantas que se reparten entre los productores participantes. Si
bien este ambicioso proyecto no alcanza a completarse en su totalidad, colabora para
cambiar la mentalidad productiva de la zona, lo que será fundamental para
enfrentar los nuevos desafíos que se avecinaban (Santiago Lauret, comunicación
personal, 26 de septiembre de 2016).
En ese mismo período Bodega La Caroyense Cooperativa Ltda.
experimenta graves problemas financieros, que se añaden a la merma en la
producción ya señalada y la obligan a contraerse bruscamente (jubilando
anticipadamente a los empleados, vendiendo activos, acotando los volúmenes
producidos). Aún con todo esto, la bodega se endeuda a niveles muy altos para
tratar de sostener a socios y empleados, pero finalmente debe cerrar sus
puertas en el año 1999 (siendo su última elaboración de apenas 10.000 kg de uva,
una cantidad casi simbólica para un proyecto que había llegado a moler
14.000.000 de kg en sus épocas de esplendor). La bodega se presenta en quiebra
en el año 2000 y las propiedades remanentes son rematadas judicialmente
(Peresini, 2015).
Referencias Bibliográficas:
- Ezcurra, Pedro (2012), “La Caroyense, sus hombres y sus tiempos. Bodega histórica” (Primera parte), Editorial Dunken (Buenos Aires, Argentina). ISBN 9789870256656
- Gargiulo, Julieta Blanca (2017), “Tras las huellas de Italia en América: crónicas, lugares y personajes en torno a la cultura del vino” (1° edición), Edición Independiente (Mendoza, Argentina). ISBN: 9789874252135
- Pappalini, Esteban Daniel (2013), “Vinos de Córdoba: el terruño jesuita”, Editorial Raíz de Dos S.A. – Nuevos Editores (Córoba, Argentina). ISBN: 9789872889043
- Peresini, A. (2015), “El impacto del cierre de una empresa cooperativa en sus trabajadores” [Trabajo final de grado]. Fac. de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Memoria Académica. Recuperado: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1130/te.1130.pdf
- Toniolo, María Teresa y Zurita, María Elisa (2014), “El Vino, Bebida Nacional de los Argentinos. Estudio Léxico de Especialidad”, en XVII Congreso Internacional Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (ALFAL 2014) pp. 2497-2516. Recuperado de: http://www.mundoalfal.org/CDAnaisXVII/trabalhos/R0262-2.pdf
Continuará...
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